martes, 24 de diciembre de 2019

La ideología del desastre energético, T-MEC y sumisión religiosa


Por Manuel Díaz  (TW: @diaz_manuel)

Durante el fin de semana, pareciera que el compañero, camarada presidente y ahora pastor Andrés Manuel López Obrador junto con sus discípulos Manuel Bartlett y Rocío Nahle, aplicaron una especie de “sabadazo” en el sector eléctrico, se fueron, sin tapujos, a desarrollar el monopolio energético del país.  
Dos hechos dieron el banderazo para su anuncio:
Primero, que la secretaria de la Función Pública, Irma Eréndira santificará, bueno, exonerara a quien protagonizó la caída del sistema para robarle la presidencia a Cuauhtémoc Cárdenas e imponer a Carlos Salinas, Manuel Bartlett, de las acusaciones sobre conflicto de interés y enriquecimiento ilícito.
Esto, evidentemente, le permite a Bartlett hacer lo que le venga en gana en la CFE, al fin ya Eréndira lo santificó.

Del T-MEC a la incertidumbre 
Segundo, la ratificación del T-MEC, con ello pareciera que el gobierno federal obtuvo una patente de corzo para realizar lo que se le antoje en el sector energético. De haberlo hecho antes de la ratificación, las alarmas de desconfianza hubiesen sonado y enredado las negociaciones, aún más de lo que hizo Jesús Seade.
Con la ratificación del T-MEC, Bartlett, Nahle y compañía ya pueden jugar con el tema energético de una manera muy tramposa. Garantizar generación y transmisión eléctrica y la distribución de combustibles en el país, pero solo por la vía de las empresas del Estado, es decir, vía Pemex y CFE, sin importar ni la calidad de la energía ni el cuidado al medio ambiente.
Una vez que Bartlett fue “canonizado” y con la ratificación del T-MEC, la SENER publicó un acuerdo para permitir que plantas viejas de la CFE puedan acceder al mercado de Certificados de Energías Limpias (CELs), lo que fue considerado por el sector privado negativo para la inversión privada en ese rubro, no sólo por temas medioambientales, ya que funcionaran con combustóleo, sino por el mensaje hacia las inversiones privadas, las cuales prácticamente ya no participarán de ese mercado.
La oposición se manifestó tanto del lado de la iniciativa privada, como de parte de algunos gobernadores. Los estados de Baja California Sur y Jalisco rechazaron la construcción de una central de combustóleo y una termoeléctrica, respectivamente. A ellos se unieron diversas organizaciones de la sociedad civil como Plataforma México, Clima y Energía, Iniciativa Climática de México (ICM), World Resources Institute México (WRI), World Wildlife Fund (WWF) y The Climate Really Proyect, entre otras.
Tan grave la noticia que el CCE y Coparmex de Gustavo de Hoyos van juntos en este tema, lo que no había pasado en otros asuntos, en los que el CCE venía apoyando al presidente y la Comparmex se oponía. En esta ocasión ambas cupulas empresariales exigieron a las autoridades reconsiderar la eliminación del acuerdo que regula el poder dominante de Pemex y CFE.
Como siempre, AMLO respondió rechazando que sus decisiones fueran para inhibir la participación de la iniciativa privada en el mercado de los combustibles y limitar el acceso a infraestructura o que atente contra la competencia o vaya en contra de la reforma energética.

AMLO nuevamente miente y se contradice
Sin embargo y contra su dicho, al día siguiente de haber declarado lo anterior, AMLO confirmó su intención de monopolizar el sector energético: “En el caso de la industria eléctrica, es un plan totalmente distinto a lo que se venía haciendo". También señaló que: "Estuvimos viendo números y la conclusión es que la CFE en esta nueva etapa va a ser muy rentable en términos económicos”. Comentó, el 44% de la producción de energía eléctrica la realiza el sector privado y el público el 56%. Al término del sexenio, consideró, el Gobierno podría producir el 60 o 70%. En otras palabras, poco a poco irán eliminando al sector privado.
Por otra parte, Financial Times, publicó un reportaje en el que decía: "el Gobierno nacionalista" busca consolidar la generación eléctrica en manos del Estado. El diario refiere a un plan del gobierno de la República en el que se pretende elevar los costos de transmisión, en los que las empresas han basado sus planes de inversión, haciendo a algunos proyectos inviables económicamente y detenerlos. Así se encuentran diversos proyectos solares detenidos por cuestiones burocráticas, como parques solares en Aguascalientes, Baja California, Sonora, Chihuahua o algunos otros eólicos.

La fórmula del desastre 
El Financial Times entrevistó a un “exfuncionario” del sector quien advirtió que "El principal objetivo" del gobierno federal, "es fortalecer a la CFE, debilitando a los otros participantes del mercado y borrando la independencia del Cenace y la CRE... sin importar el impacto en los consumidores y los costos", asegurando que, si se aprueba el plan, las medidas podrían quitar incentivos a la inversión y "destruir absolutamente el mercado de electricidad".

Los sindicatos porros 
Pero no todo acaba ahí. El Líder del SUTERM, Vinicio Limón Rivera en un evento en Manzanillo mostró su adhesión a AMLO y Bartlett y aseguró tajante que “en la medida en que le metamos dinero a generación, vamos a hacer que los productores extranjeros les sea incosteable y finalmente nos tengan que entregar esas plantas de generación".

Pero qué decir, cuando lo que sucede no es por “generación espontánea”. El director de CFE, Manuel Bartlett y el líder del SUTERM son aliados políticos desde que ambos militaban en el PRI. Ambos son poblanos, y se considera que el líder sindical tuvo el apoyo político de Bartlett desde hace mucho tiempo para mantenerse al frente del sindicato de los electricistas.
Con la propuesta de AMLO y Bartlett de recuperar el monopolio de la CFE, también logran contener un conflicto político en la revisión del contrato colectivo del SUTERM, del cual se tiene contemplado hacerlo en mayo de 2020, pero las negociaciones ya iniciaron.
La propuesta actual de promover el control monopólico de CFE puede generar una controversia en torno al T-MEC y como quedo aprobado.
Dos cosas se pueden desprender de lo anterior. Se cumplirá con las inversiones en generación eléctrica comprometidas en el T-MEC, las cuales serán realizadas por las empresas de gobierno.
La participación privada, se circunscribirá básicamente en temas de proveeduría y como contratistas.
Así que las nuevas tecnologías de generación distribuida, de producción y cuidado del medio ambiente quedarán en el olvido, ya que regresaremos en algunos puntos al monopolio estatal y al trapiche, como lo dijo AMLO en una gira por la huasteca hidalguense: "Fortalecer la economía popular apoyando a los artesanos, a los pequeños productores del campo y la ciudad, y a microempresarios, es igual o más importante en creación de empleos y desarrollo, que solo apostar a las grandes corporaciones de mucho consumo de capital, automatizadas y de poca generación de energía limpia”. 
"Dios proveerá" y los ganadores serán sus aliados estadounidenses cristianos de quienes dependeremos más. 


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