miércoles, 27 de mayo de 2020

Kung fu en una taza de té


Un día, siendo un principiante, tomaba té con mi maestro.
Habíamos terminado una clase de medicina tradicional, y hacía tiempo que no entrenaba. Algunas semanas antes había tomado varias clases de rituales antiguos y de historia, y ahora me enteraba de que a partir de la siguiente semana empezaríamos a estudiar la ceremonia del té. De modo que le pregunté qué tenía que ver todo aquello con el hecho de entrenar Kung Fu.
Mi maestro puso un poco de té en mi taza y me dijo: “Toma un sorbo de té, pero no pongas atención a nada más que a la sensación de calor dentro de tu boca. Olvida todas las demás características del té, el sabor, el olor, todo. Sólo pon atención al calor”.
Traté de hacer como me pedía y después de esto, me volvió a decir: “Ahora toma otro sorbo, pero esta vez pon sólo atención al sabor amargo del té, y a ninguna otra cosa”.
Después del segundo sorbo siguieron otros veintiséis, y en cada ocasión él me pedía pasar mi atención a un nuevo punto: el sabor herbal del té, su color pálido, el peso de la taza en mi mano, las figuras que el vapor dibujaba en el aire, la postura de mi cuerpo, el calor de la taza en mis dedos, el sonido de la taza contra el plato, los reflejos de la luz en la superficie líquida, e incluso la memoria del té después de haber dado el sorbo. En cada ocasión me daba cuenta de algo que nunca había percibido antes, y fue como si de repente pudiera ver de lado, desde arriba y desde atrás una pintura de la cual tan sólo conociera su superficie.
Tras todo esto, volvió a llenar mi taza y me dijo: “Ahora, toma un sorbo de té. Si puedes hacerlo, estarás haciendo kung fu”.

Luego añadió, “Desde luego, puedes practicar kung fu en un combate, porque el combate te orilla a un nivel de atención poco común, donde cada detalle de lo que pasa a tu alrededor es esencial: cada movimiento, cada respiración. En el combate, todas las cosas que regularmente son inconscientes de pronto saltan a la conciencia. Pero en realidad puedes practicar el kung fu en todas las cosas: caminando por un parque, escribiendo una carta, conversando con un amigo, o incluso tomando una taza de té. Kung Fu no es algo que haces, sino la manera en la que lo haces.” 
  
  

sábado, 23 de mayo de 2020

Esas grafiquitas no dicen lo que crees que dicen


Desde que empezó la crisis del coronavirus han entrado a nuestro vocabulario cotidiano un montón de conceptos y palabras nuevas, y diario vemos gráficas de esto y de aquello. Yo desde luego soy culpable de contribuir a esta explosión de explicaciones gráficas: es mucho más fácil visualizar tendencias de esta forma que ver grandes cantidades de datos detallados en hojas de Excel.
Sin embargo, si no estamos claros de cómo se hace una gráfica, esto es, de qué datos se usaron para construirla, podemos interpretar mal la realidad. Esto se hace mucho: usar datos poco detallados con la finalidad de apoyar una ideología u otra; así que veamos un ejemplo reciente.
Aquí hay dos gráficas de datos de México de 2005 a 2020. La primera traza la evolución del ingreso laboral real per cápita, y la segunda la evolución de una cosa que se llama “masa salarial.”


Se afirma lo siguiente: que la segunda gráfica, la de masa salarial, va en ascenso y eso es prueba irrefutable del éxito contundente de una política económica.
OK, vamos por partes.

La política económica de un país no es como un aumento de sueldo
Si de repente me suben el sueldo de mil a dos mil pesos, al día siguiente puedo empezar a pagar cosas que debía, comprar cosas que quería, y en general modificar mi vida visiblemente. Un país no es igual: el tamaño importa.
Hay políticas que en efecto pueden tener impacto más o menos inmediato, como políticas monetarias, tasas de interés o alivios fiscales. Éstas normalmente se usan ante coyunturas especiales como formas de lidiar con un problema específico. Por otro lado, las políticas económicas que pretenden impactar el empleo o el nivel de vida en general, son de mediano y largo plazo: sus efectos por definición no se ven rápidamente. Cosas como el TLC o la apertura económica de China se deben evaluar en años y décadas.
Lo que sí es común por este hecho, es que una política empezada por un gobernante, sea presumida por el siguiente, quien es el que se beneficia; y también un desastre originado por un líder puede ser achacado al líder entrante. Un ejemplo reciente es EEUU: Bush Jr. arrancó una guerra desastrosa en Medio Oriente, y además las políticas laxas en el mercado financiero causaron la crisis de 2008-2009; entre ambas, la economía quedó mal parada, pero los adversarios de Obama le achacaron a éste la debilidad de una economía muy vapuleada. Durante los 8 años de su gestión, se arreglaron bastantes cosas y se puso en marcha la recuperación financiera más longeva de la historia; Trump usó parte de esa inercia para “saludar con sombrero ajeno.”
Con la gráfica mencionada pasa algo parecido: se aprecia una tendencia creciente a partir de 2014, como para querer achacar la totalidad de ese crecimiento a una administración nueva.

¿De qué cantidad estamos hablando?
De forma curiosa, se usa el concepto de “masa salarial” para hacer la aseveración de estar muy bien. Hay una razón para la que no se usa con frecuencia este indicador, o por lo menos para hacer este tipo de declaraciones.
La masa salarial es, digamos, la nómina total. Hay un montón de cosas que van ahí dentro y lo mejor es usarla junto con su desglose. Yo no soy experto en esta nomenclatura, pero dentro de ella podrían incluirse no sólo los salarios totales pagados, sino las contribuciones a IMSS e Infonavit… o también las becas a programas de apoyo al trabajo. No lo sé, pero me parece que se deben de explicitar todos los componentes de ese número para que sepamos si se está comparando con las cantidades normales o si hay nuevos montos incluidos.
Un ejemplo de por qué es importante ver el desglose de esa cifra: digamos que la masa salarial de Monterrey fue de 1 millón de pesos el año pasado, y es de 2 millones de pesos este año. Ese solo dato dice muy poco, si no sabemos también la variación en la cantidad de empresas existentes, y la cantidad de gente afiliada al IMSS, por mencionar dos datos. Veamos dos casos diferentes con exactamente la misma variación de la masa salarial:

1.      Había 100 empresas y hoy hay 120; había 1000 trabajadores y hoy hay 1200. Esto es un aumento de 20% en empresas y empleo, y un aumento de 66% en percepciones.
2.      Había 100 empresas y hoy hay 80; había 1000 trabajadores y hoy hay 4000. Cerraron 20% de las empresas, el empleo aumentó 400% pero las percepciones disminuyeron 50%.

Son dos escenarios radicalmente distintos, ambos con la misma masa salarial. Si el segundo es un poco fantasioso, es tan sólo para ilustrar el punto de que es importante saber lo que hay dentro de la cifra total.

¿Qué significa realmente el número?
En la gráfica se menciona un 5.6% de crecimiento entre trimestres y un 10% anual, cifras nada despreciables, aunque como mencioné, en parte se explican por una tendencia que viene de 2014, incluyendo el efecto de la Reforma Fiscal realizada en ese tiempo. Ahora bien, dados los números recientes en pérdida de empleos causada por la crisis del coronavirus, precisamente en el primer trimestre del año, sería sensato revisar los números del segundo trimestre para darnos mejor idea del impacto, y de si las políticas contracíclicas que se tomen en este periodo pueden mitigarlo. Podemos ver claramente la caída en la gráfica en 2008, cuando la crisis financiera global, y es de esperar que veamos algo parecido esta vez.
Por otro lado, si comparamos el número en 2005 (182 mil) con el más actual (218 mil), vemos un aumento de 19.8%. La población en ese mismo periodo ha crecido de 106 a 129 millones: un aumento de 21.7%. Esto quiere decir que de hecho el crecimiento apenas se ha mantenido a la par del crecimiento poblacional.
Esto es mucho más obvio al ver la primera gráfica, en donde se muestra el poder adquisitivo: después del descalabro de 2008 y una larga convalecencia, a partir de 2014 empezamos a crecer de nuevo hasta regresar a los niveles de 2005-2007.
Las grafiquitas son muy convenientes, pero deben usarse con un mínimo de explicaciones para que realmente sean útiles.

   

jueves, 14 de mayo de 2020

Ha pensado usted, ¿por qué sigue a quienes sigue?


Por Leo García @leogarciamx. Post original aquí.

No pido su respuesta, sugiero reflexione y respóndase a sí mismo. Tal vez está cediendo su libertad y está siendo usado.
Hoy, aún, es libre. Entre otras muchas libertades, usted hoy es libre de pensar, opinar y expresarse. Todavía.
Pero hay muchas formas en las que renunciamos a esas libertades, y en algunos casos las cedemos voluntariamente. Somos animales gregarios, necesitamos formar grupos. Es algo primitivo, largo de explicar, pero que es un impulso fundamental que nos llevó a formar la sociedad como la conocemos hoy día. El ecosistema digital lo que provee es el espacio para emular algunas de esas formas de relacionarnos, y es correcto llamarles redes.
La forma en que los seres humanos establecemos nuestras relaciones puede concebirse abstractamente como una red construida por los enlaces entre sus participantes. Esto puede observarse en la familia, la escuela o el trabajo, por mencionar algunos ejemplos simples y cotidianos.
El eje central en el caso de las RRSS es compartir intereses comunes que a la vez generan vínculos por afinidad. Usted tenderá a seguir a aquellos usuarios que sean similares a usted: a esto se le llama homofilia; pero tiene también sus defectos.
Reflexione.
¿A quién sigue usted en sus redes sociales? ¿Por qué decidió seguirlos? ¿Y cuando le piden que haga algo, los obedece? Los seres humanos establecemos relaciones basadas en jerarquía. Ojo a eso. En las redes se construye la idea que el nodo más popular es el que tiene más seguidores, e incluso se le refiere como un símil de fuerza. No es lejano a la realidad: más bien, es jerarquía lo que se genera.
Esa jerarquía es la que le confiere a ciertos nodos una autoridad, que al ser ejercida, implica ejercer poder. Poder es la capacidad que da una relación para influir en la voluntad y el pensamiento, para y conducir las acciones de la red, del grupo.
Una característica de las redes de relaciones humanas es que tienen objetivos que se generan desde, o en forma de, las ideas que se comunican entre sus participantes. En redes más específicas, esos objetivos dependen de la razón por la que se construye la relación que sustenta al grupo.
Por los lazos de afinidad que se construyen para permanecer en el grupo, los integrantes ceden las resistencias que puedan oponer y transfieren la percepción de responsabilidad al conjunto del grupo, de forma que les permite racionalizar las consecuencias de sus actos. Esta es la teoría que busca explicar el comportamiento de las personas que de manera colectiva tienden a mostrar actitudes violentas: turbas, tumultos, linchamientos. Sí, también los digitales. Seguro se divirtió mucho en su más reciente linchamiento en el que participó, ¿a poco no? Y seguramente en su mente, al ver que los otros lo hacían sin el mínimo de contemplaciones, vio sus propias resistencias éticas o morales derrumbarse. Lo felicito: usted formó parte de una jauría. No era usted golpeando. No, claro. Era un "nosotros, haciendo justicia", ¿cierto?
Le tengo una noticia. Ese grupo al que se integró, de facto también exige obediencia. A veces se le mal entiende como “lealtad”. La dinámica de poder le confiere autoridad al líder que se traduce en la obediencia del grupo.
El motivo que sustenta al grupo forma un acuerdo tácito que hay que seguir para pertenecer a él. Esos acuerdos son la vía explícita de ejercer el poder y son los que permiten la inclusión para quienes aceptan someterse a esas reglas y términos.
Esta dinámica es especialmente perceptible cuando los integrantes del grupo se subordinan y responden llamados a la acción lanzados por los líderes. Simplemente se dejan llevar y participan sin cuestionar, influidos por la afinidad, la identificación y la pertenencia. Además, le da fuerza a una narrativa que no necesariamente está sustentada, y ni siquiera tiene que ser verdad, pero que al confirmar prejuicios e ideas, se fortalece hasta volverse realidad en la mente de los miembros.
Es por eso también que le hace tanto sentido que dentro del grupo los integrantes se digan una y otra vez que no es un linchamiento violento basado en odio, sino que es "justicia". Coerción y coacción.
Viene un remate bien bonito:
¿Qué pasa cuando dentro de un grupo tan sometido, en el que se debe tanta obediencia al nodo o nodos con mayor influencia, existe una voz discordante?
Lo interesante es que cada vez más, el modelo pasó de compartir intereses comunes a compartir conductas comunes. Así que los integrantes del grupo, para respetar el acuerdo, también respetarán las conductas en común.
Contra quien sea.