lunes, 30 de diciembre de 2013

Un pensamiento para despedir el año



 
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El Cielo y la Tierra duran para siempre,  
  pero la vida del hombre no regresa.
La vida del hombre dura menos de cien añ
os, 
  y sus días pasan de prisa.
Con ese tiempo, hay que saber que se puede vivir felizmente
y que no es necesario desperdiciar los días 
  con preocupaciones ni cosas inútiles.

- Hong Yinming (s. XVII)


El tema de lo efímero de la vida es uno de los más abordados en la historia por filósofos y poetas, y es algo que recordamos cada año; pero también con cada muerte que nos toca, y quizá con cada hoja que vemos caer al caminar en un parque en otoño, o con cada pieza de música que termina o cada carta que concluimos y que nos deja un recuerdo de palabras o de sonidos en el espíritu. 

Lo efímero, que es todo, que es la naturaleza misma de la existencia. Nos envuelve con sus alas ligeras y a veces lo vemos frente a frente y lo recordamos, pero tratando de olvidarlo. Así dijo también Sor Juana en uno de sus más bellos sonetos:

Rosa divina que en gentil cultura
eres, con tu fragante sutileza,
magisterio purpúreo en la belleza,
enseñanza nevada a la hermosura.
    Amago de la humana arquitectura,
ejemplo de la vana gentileza,
en cuyo ser unió naturaleza
la cuna alegre y triste sepultura.
    ¡Cuán altiva en tu pompa, presumida,
soberbia, el riesgo de morir desdeñas,
y luego desmayada y encogida
    de tu caduco ser das mustias señas,
con que con docta muerte y necia vida
viviendo engañas y muriendo enseñas!

Pero lo efímero - que es todo - como todo también tiene dos caras que se alternan: y si una es la melancolía de lo ido, la otra es la alegría que da reconocer lo sagrado del presente y de lo que podemos hacer con él. Si el pasado nos  dice adiós, digámosle adiós recordando lo que nos deja y con el corazón lleno de ese eterno sentido de lo posible, que mañana también traerá. Algunos le dicen Esperanza, otros Posibilidad. 

El año que viene trae 12 meses nuevos, cada día con las mismas 24 horas sin usar, esperando ser estrenadas, saboreadas como se saborea una fruta madura, que deja tras de sí una semilla que podremos siempre volver a plantar en ese jardín que dejaremos a quienes vienen tras nosotros.


VIDEO DEL DÍA


City of Salt: A Meditation on Time, War and Peace es una pieza de música experimental para clarinete, guitarra eléctrica y oud (un laúd árabe), rico en improvisación, incluyente de corrientes musicales de Oriente y Occidente, e inspirado en el concepto de la ‘Ciudad de Sal’, una imagen más de lo efímero de lo humano.