lunes, 24 de mayo de 2021

Esperando a Lu Xun

 

Lu Xun vivió de 1881 a 1936, una época definitoria en la construcción de la China moderna.

Las Guerras del Opio (1850s) y la constante intrusión de las potencias occidentales —más Japón y Rusia— habían acelerado el declive y la eventual caída de la última dinastía imperial en 1911. China se hallaba en plena crisis de identidad, con una mal fundada república que se había fragmentado en poderes regionales. Los comunistas iban en ascenso y se rebelaban contra los nacionalistas, que tenían el control del gobierno formal; varios jefes militares extendían su influencia en grandes partes del territorio, y los intelectuales se hallaban amargamente divididos entre reformistas radicales, conservadores a ultranza y un sinfín de posturas intermedias.

En medio de esta confusión, China quería reinventarse y hacer sentido del doloroso cambio de haber dejado de ser ese Imperio Central al que las naciones vecinas le rendían tributo, para convertirse en el “Hombre Enfermo de Asia”. En estas situaciones es cuando la sociedad se convierte en un hervidero de pensamiento, y en el caso de China fue disparado por el movimiento del Cuatro de Mayo de 1919: una respuesta social violenta y auto-afirmativa ante el tratado de Versalles en el que las potencias europeas victoriosas se repartían China por zonas.

Lu Xun creció viendo a su nación siendo desgarrada desde dentro y desde fuera, con su identidad perdida y tratando de “modernizarse” sin hacer otra cosa que pedir prestados parches culturales que mal cabían en su realidad social. Comenzó a estudiar medicina en Japón, pero la abandonó tras la experiencia que definiría su vida: al ver fotografías del Ejército Imperial Japonés ejecutando a un presunto espía chino, notó cómo la multitud de chinos no sólo estaban apáticos, sino que algunos hasta se veían interesados en la barbarie. En sus memorias escribió, “¿De qué sirve curar los cuerpos de los hombres si son sus almas las que están enfermas?”

De pensamiento liberal y simpatizante del comunismo, nunca se afilió al partido sino que continuó como pensador independiente y se convirtió no sólo en la voz y conciencia de su generación, sino en uno de los escritores más influyentes de la China moderna.

En sus obras pinta escenas de la sicología de su pueblo de forma inmisericorde, describiendo con fino sarcasmo la falta de solidaridad y de autocrítica, así como el daño que hacían las supersticiones arraigadas por milenios. Lu Xun despotricó contra muchas de las prácticas bárbaras e irracionales de la medicina china y contra los escritores hipócritas que sólo repiten fórmulas. Pero sobre todo, atacó el embotamiento del pensamiento, la idiotización causada por la inercia mental: por no querer preguntarse, y por no querer dejar de lado lo obsoleto que no funciona ante las nuevas realidades.

Necesitamos gente como Lu Xun.

  

¿Cómo hacer que pagar impuestos sea divertido?

 

Mis lectores deben estar pensando que me volví loco repentinamente; de seguro nunca han visto “pagar impuestos” y “diversión” puestas en la misma oración. Pero deme una oportunidad para clarificar.

China tiene una larga tradición de teoría de gobierno y de estructuras burocráticas, lo que incluye la recolección de impuestos. Asimismo, tiene una larga y muy rica tradición de teoría social, esto es, de analizar las mejores formas de encauzar el comportamiento humano.  

Una característica legendariamente famosa del pueblo chino es su pasión por las apuestas y los juegos de azar. Así que el gobierno ha usado por años este hecho para disminuir la evasión fiscal, de la siguiente manera: en muchos establecimientos como restaurantes, tiendas de conveniencia, papelerías, etc., al igual que en otros países, no es necesario pedir una factura formal; y por lo tanto el establecimiento puede declarar menos, y pagar menos impuestos. Así que las facturas que usan, tienen un área de “premio”, donde se puede rascar con una moneda y ver si se gana el equivalente de 10 hasta 200 pesos.

Este simplísimo método convierte al acto de pedir una factura en un pequeño juego de lotería, que se puede jugar varias veces al día. Ahora bien, muchos de los establecimientos pequeños simplemente pagan cantidades fijas de impuestos, de acuerdo a rangos preestablecidos, dependiendo de la cantidad de talones que requieren al mes. La lotería hace que usen más talones más rápido.

Con el ascenso de los pagos digitales en años recientes, el uso de estas facturas se ha descontinuado y ahora se encuentran más bien en provincias del oeste del país, aunque tienden a desaparecer. Toda la facturación se hace de manera automática cada vez que pagamos un producto o servicio así que se ha desechado la práctica.

Sin embargo, conociendo la pasión mexicana por las loterías y la reticencia de muchos sectores a digitalizar la economía, es una idea digna de evaluarse.

 

  

viernes, 7 de mayo de 2021

Lenguaje, inclusive

 

¡Atención, estetas y estetos, proxenetas y proxenetos,

sátrapas y sátrapos, crápulas y crápulos del reino y de la reina!

 

ME ES INDIFERENTE...

Que haya galos en galas

comiendo pulpos y pulpas,

Que haya duelos en duelas

y más morros en mazmorras.

 

NO TE IMPORTE...

Que los momios estén contra las momias

y que peleen bárbaros y Bárbaras.

Ni que el ánimo de la sátira

se ensañe con el ánima del sátiro.

 

¡Homos y homas sapiens!

Calcen zapatos y zapatas

que la cometa y el cometa ya vuelan

sobre el mar, sobre la mar.