sábado, 19 de julio de 2014

Las Abejas no Deberían Volar, ¡es un Milagro!




La referencia es más o menos así, con sus variaciones:

“De acuerdo a las leyes de la aerodinámica, la abeja no debería de poder volar. Pero nadie le dijo esto a la abeja, y ella va volando como si nada.”

Es una frase muy repetida por motivadores, y se le atribuye en el internet - este monstruo medio genio y medio imbécil que tenemos - a Mary Kay, que aparte de saber hacerse millonaria con promesas de hacerte millonario, y ser una autoridad incuestionable en cómo evitar que se roben tu carro, supongo que también es experta en aerodinámica.

Ningún ladrón se atrevería

Ahora bien, pasando a la frase. Es, por supuesto, una leyenda urbana más. Las abejas no violan ninguna ley de aerodinámica. Se supone que la historia original salió de una reunión de ingenieros aeroespaciales que por alguna razón se pusieron a hablar del vuelo de las abejas. Uno de ellos sacó papel y lápiz y se puso a hacer unos cálculos, pero no salieron correctamente. Y entonces dijeron que  “es imposible que las abejas vuelen.”

El nivel de idiotez en esa historia es muy elevado, pero desafortunadamente para alguien que no tenga algo de formación ingenieril, no es aparente de entrada. Vamos a ver por partes. Primero, aquí está el ala de un avión:



Y ahora, aquí está el movimiento de las alas de una abeja:


Hay dos cosas que podemos notar inmediatamente: primero, el ala de un avión es casi completamente rígida y durante todo el vuelo no se mueve más que unos pocos grados, y sólo en las puntas. Segundo, el ala de un avión es, digamos, un poco más grande que el ala de una abeja. Ahora veamos un video de aerodinámica. Así es como se mueve el aire alrededor del ala de un avión:


El aire no hace movimientos demasiado complejos, como podemos ver. Pero para calcular ese movimiento y poder realizar los diseños de las alas, se usan ecuaciones como estas:


Y gráficas como esta:
 
NASA

Ahora, imagínese el lector si esas ecuaciones se tuvieran que aplicar, en vez de a un pedazo de metal rígido y fácilmente medible, a unas alas diminutas en las que no se pueden colocar sensores, que se mueven cientos de veces por segundo en todas direcciones. Bueno, mejor ni se lo imagine, porque es fantásticamente complicado.

“Complicado”, sin embargo, no es sinónimo de “Milagroso”,  o por lo menos no en la mayoría de los diccionarios. Quizá sí en el de doña Mary y en el de otros entusiastas del pensamiento mágico.

Por ejemplo, hay ecuaciones de movimiento de fluídos que se aplican en los turbocompresores de diesel, que simplemente no se pueden modelar aún, porque son increíblemente complejas. Pero ningún ingeniero dice que los turbocompresores funcionan por obra y gracia del Espíritu Santo.  ¿Cuándo hemos visto un anuncio de Toyota que diga: “Nuestros motores son los mejores, porque desafían las leyes de la física. Pero nadie les dijo eso, y simplemente creen en sí mismos”?

En todo caso, las abejas deberían motivarnos a estudiarlas más para ver si un día podemos entender la complejidad de sus movimientos. Igual con alguna fibra de nanotubos de carbono y motores super-eficientes, podemos hacer esto realidad:


Marvel

¡Vale la pena!

 


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