Si yo fuera un marciano recién llegado a la Tierra, y
leyera los editoriales de los periódicos mexicanos —y me parece que de
cualquier país— creo que podría sin ningún problema llegar a la conclusión de
que esa pobre especie, los "SERES HUMANOS", sufren de la crónica depredación de
otra especie llamada "POLÍTICOS", en mayor o menor grado dependiendo de la geografía.
Asumiría que Humanos y Políticos son equivalentes a conejos y coyotes —especies con características y comportamientos totalmente diferentes— si tan sólo leyera los editoriales de
los periódicos o los comentarios en redes sociales.
Ciertamente, como marciano me sorprendería mucho saber
que Político es tan sólo una denominación de Humano —ni siquiera una
subespecie— y entonces asumiría que un político podría ser quizá equivalente a
la abeja reina de un panal, que tiene características especiales diferentes a
todo el resto. Pero tampoco: políticos son humanos, así sin más.
La gente parece referirse a "los políticos" como si
fueran una raza aparte, que es y se comporta diferente al resto de "nosotros". ¿Pero de dónde salen los políticos, si no de
la cultura en la que nacen y crecen? Suben en las jerarquías de su sociedad, y
una vez arriba, se comportan como la sociedad les enseña.
Hay sociedades que por sus características histórico-culturales
engendran políticos extremadamente depredadores —como en algunos países de África,
o en Haití— o bien políticos moderadamente depredadores, como en los países
escandinavos. El garbanzo de a libra es aquél que no es corrompido por el poder:
ese placer casi absolutamente irrenunciable, y ciertamente el único que puede
ser saboreado cada minuto. El poder no es como la gula o la lujuria, que cansan
físicamente y cuyo gozo necesariamente es intermitente. El saber que se tiene el poder es
algo permanente, y algo a lo que difícilmente se puede renunciar una vez
probado.
Lo que nos concierne entonces, en vez de calificar a
los políticos como si fueran una plaga de langostas venida de lejos, es
calificar nuestro tipo de sociedad: ¿cómo es esa sociedad que modela a sus individuos, cuánta entereza les da ante las mieles embriagadoras
del poder?
Y la sociedad no es un ente abstracto: somos esos "nosotros" sin esos "otros" aparte. La sociedad también son nuestras palabras y acciones: nuestros ejemplos a nuestros
hijos.
Es complicado... a veces elevamos a ser semi-dios a algunos futbolistas o deportistas, cuando el ejemplo que dan más allá de patear el balón es verdaderamente triste...
ResponderEliminarHay un periodista inglés que hace una parodia, aunque lo toma muy en serio y afirma que la clase política es en realidad especie de engendros híbridos de extraterrestres que son agentes invasores que buscan esclavizar a la humanidad. Creo que tus comentarios sobre los políticos le dan la razón a David Icke.
ResponderEliminarMe encantó, realmente nosotros los hemos hecho seres "especiales", y como bien comento alguien antes que yo, también atletas, locutores o artístas, los sublimamos tanto, que la mayoría se lo creen y se transforman y como no hay nadie que lo baje a la realidad, acaban por romper con quienes al inicio los ensalsaron.
ResponderEliminarMuy triste realidad la que vivimos no ahora, creo que inició algunos cientos de años atrás, y a sido creciendo, como si le hubieramos puesto levadura.