martes, 22 de septiembre de 2020

El eterno "ellos contra nosotros"

 

El sentimiento de “ellos contra nosotros” es probablemente la forma más antigua de catalizar la unión de grupos humanos, desde la época de las cavernas. No voy a agregar nada nuevo aquí, ya que es un tema que se ha discutido por milenios, pero quiero compartirles una visión que quizá muchos de ustedes no conozcan, sacado del mundo del cómic.

Para quienes no son fans: sí, el medio del cómic fue percibido durante mucho tiempo como algo para niños, pero en los 80s fue definitivamente elevado a ser un medio válido para historias más sofisticadas, gracias al triunvirato de Alan Moore (V for Vendetta, 1982; Watchmen, 1986), Frank Miller (Dark Knight Returns, 1986), y Neil Gaiman (Sandman, 1989). Los tres plasmaron historias con cuestiones adultas (a veces muy adultas) en los cómics y desde entonces el medio evolucionó a la moderna novela gráfica, en donde podemos ver historias tan extremas como The Walking Dead ó Preacher.

La historia que voy a referir es de Alan Moore: el capítulo The End del personaje Swamp Thing (1986).

LA AMENAZA

En este capítulo, hay alarma en el cielo, porque de las profundidades del Caos, más allá del Infierno ha despertado una fuerza oscura y primitiva que se mueve hacia las puertas celestiales. Varios héroes van allá a intentar detenerla, pero no son Supermán ni Linterna Verde, sino personajes menos conocidos, de lo que hoy se conoce como “DC Dark”. Estos personajes son hechiceros, espíritus y hasta demonios medio regenerados; de estos héroes quizá el más famoso es John Constantine.

La pelea empieza con nuestros héroes contra una horda de demonios, luchando con espadas y poderes mágicos. Pero tras un rato de esta batalla, todos ven acercarse la forma negra, que es una columna alta como una montaña y que avanza inexorablemente. Todos los que están en batalla son menos que hormigas ante esta cosa, que hace a un lado a los ángeles que intentan detenerla, como si fueran moscas. Hasta los demonios se sienten aterrorizados.

LAS RESPUESTAS EQUIVOCADAS

La cosa oscura avanza y atrapa a Etrigan, un demonio “de los buenos.” Teniéndolo dentro de sí, la Oscuridad le pregunta, “Pequeña cosa, dime, ¿qué soy yo?” Etrigan le responde, “Eres el Mal, que está en eterna lucha contra la Luz.”

La Oscuridad dice “me has enseñado la Inevitabilidad; no era esto lo que yo buscaba”, con lo que lo arroja fuera de sí, inconsciente.

El segundo en ser atrapado al tratar de acercarse es Doctor Fate, a quien, una vez dentro de la Oscuridad, ésta le hace la pregunta, “Pequeña cosa, dime ¿qué es el Mal?” El Doctor Fate le contesta “Eres la ignorancia que arrastra a quienes tratan de ir hacia la luz, una escoria que debe ser limpiada de la suela de los pies.”

La Oscuridad dice “¿Soy tan bajo entonces, y a quien sirves tan alto, que no puede haber respeto entre nosotros? Me has enseñado el Desprecio; no era esto lo que yo buscaba”, con lo que lo arroja inconsciente, al igual que a Etrigan.


El tercero es el Espectro, uno de los seres más poderosos del universo, pero que es capturado con la misma facilidad que sus compañeros. La Oscuridad le pregunta, “Pequeña cosa, dime ¿cuál es la razón de ser del Mal?” El Espectro dice, “El mal debe ser castigado, como ejemplo de lo que pasa al ir en contra del Bien.”

La Oscuridad dice “me has enseñado la Venganza; no era ésta la respuesta que deseaba”, con lo que le hace pasar la misma suerte que a los anteriores.

LA ÚLTIMA RESPUESTA

Todo parece perdido: ni el Espectro ni los ángeles pueden siquiera mover a la Oscuridad que avanza lentamente. En este momento, Swamp Thing, un personaje mitad hombre y mitad conciencia vegetal, camina hacia la Oscuridad, entrando en ella.

La Oscuridad pregunta, “pequeña cosa, has venido a mí por tu propia voluntad. Dime, ¿cuál es el propósito del Mal?”

Swamp Thing contesta, “No lo sé. He visto al mal y la crueldad que causa, y cómo acaba con culpables e inocentes; y no puedo entenderla. Cuando hablaba con los árboles, me dijeron que observara a los insectos devorando sus hojas, las hojas cayendo para regresar al suelo, a pudrirse y decaer. Me preguntaron que dónde vivía el mal en todo eso. ¿Quizá el mal es la decadencia de la virtud, de donde más tarde vuelve a retoñar? No sé lo que me quisieron decir con eso.”

La Oscuridad, después de escuchar atenta, le dice, “Ya veo. Pequeña cosa, siento que algo terminará pronto, y deseo estar solo. Vete libremente, como viniste.”

EL FINAL

Tras estos intercambios, la Oscuridad llega a las puertas del cielo, de donde sale un ser tan grande como ella, pero hecho de luz: y en vez de luchar, se abrazan.

En el epílogo, otro de los personajes que estuvo presente durante la batalla, reflexiona:

La luz y la oscuridad siguen ahí, pero su conflicto se ha alterado; las cosas se ven hoy menos borrosas. De entre la sombra una flor se abre y da esperanza; y en el campo luminoso una serpiente carga su veneno a través de la tranquilidad del día.