ADVERTENCIA: Aunque todas las imágenes son sacadas de pinturas
y películas, el contenido es muy gráfico y/o perturbador. Y pues, voy a hablar
de desollar gente, así que piénselo dos veces antes de continuar leyendo.
Seguramente desollar
vivo a un ser humano es una de las cosas más infames que se pueden hacer. Este
tipo de tortura se ha practicado en todas las latitudes y tiempos pero de forma
muy excepcional, y quizá la única cultura que la practicó de forma sistemática,
con traidores y prisioneros de guerra, fueron los antiguos asirios allá por el
siglo VIII a.C. La imagen de principio de este post es de Yahu-Bihdi, un
gobernador provincial que se rebeló contra el rey Sargón II y fue ejecutado de
esta manera.
Otro ejemplo famoso
de la historia viene de la misma región: cuando Cambises II, rey de reyes persa e hijo
de Ciro el Grande, se enteró de que un juez corrupto, Sisamnes, había dado un
veredicto injusto tras aceptar sobornos, por lo que lo sentenció a ser
ejecutado de igual modo. Esta historia era famosa en los siglos XIV-XV en
Europa, y de hecho varios pintores la ilustraron, como el holandés Gerard David
(1460-1523):
Hay muchos ejemplos
de la práctica: desde China hasta los aztecas e incluso llegando hasta la
Francia del siglo 18, pero como ya he dicho es una práctica tan espeluznante
que se reservaba para casos de lesa majestad o traición, o bien era ordenada
por gobernantes más salvajes que lo común, y no como un castigo codificado. Un
ejemplo del primer caso fue en 1303, cuando unos ladrones fueron sentenciados a
ser desollados en Londres tras robar la Abadía de Westminster; y del segundo
caso se puede mencionar al emperador chino Hongwu (1328-1398), fundador de la
Dinastía Ming, que usó el castigo frecuentemente en contra de rebeldes,
oficiales corruptos y a veces hasta sirvientes.
En la mitología
griega está el caso del sátiro Marcias, que retó al dios Apolo a una
competencia de música. Quien ganara podría hacer del otro exactamente lo que
quisiera y Apolo, no contento de que un sátiro hubiera osado desafiar a un
dios, escogió desollarlo vivo. Este fue también un tema frecuentemente
representado en la escultura y la pintura clásicas y renacentistas, como
alegoría de la soberbia. Aquí hay un ejemplo de Tiziano (1488-1576), el más
ilustre pintor de la Escuela Veneciana:
Pasando a nuestras
épocas, el despellajamiento es, de entre las torturas, quizá la menos común para
ser representada en las películas, incluso en las de “torture porn” al estilo
de SAW. Quiero suponer que parte es la complicación de los efectos especiales,
pero más es por la repugnancia que evoca, incluso comparada con otras
atrocidades. Dejando de lado películas de “clase B” como Skinned Alive (1990,
2008), veré algunos de los pocos ejemplos que hay en el mainstream y cómo ha
ido progresando porque es bien sabido que nuestro nivel de shock cada vez tiene
un umbral más alto.
En la excelente
película china Red Sorghum (1987), dirigida por Zhang Yimou y adaptada de la
novela de Mo Yan, hay una escena en la que unos soldados de las fuerzas
ocupantes japonesas ordenan a un carnicero chino desollar a un compatriota. La
escena es absolutamente terrible sin tener que mostrar nada, tan sólo las
reacciones de horror, los sonidos y la posterior locura del carnicero.
Pero no fue sino
hasta Terminator 2 (1991) que vimos en cámara una escena de arrancar la piel a
un brazo “humano”; y aunque fuese a un robot sin emociones, la escena de
escalofríos. De hecho, hasta donde sé, es la única película mainstream que de
hecho ha mostrado en cámara este efecto.
El desollamiento empezó
a ser más usado desde entonces y el maniático autor Thomas Harris lo usa
frecuentemente. En Silence of the Lambs
(1991), el asesino en serie “Buffalo Bill” rapta a jóvenes a quienes mata y les
quita la piel para hacerse con ellas un vestido; y el sicópata favorito de
muchos, Hannibal Lecter, le arranca la cara a un guardia para ponerla sobre su
propio rostro y usar el uniforme de policía, de modo que lo metan a una
ambulancia de la cual escapa. Más tarde, en Hannibal (2001), le da un
alucinógeno al pedófilo Mason Verger y lo convence de arrancarse su propia
cara. El resultado es este:
A partir de ahí, el
arrancar la piel se “popularizó” e incluso apareció en programas famosos de
televisión; en la saga “Dark Willow” de Buffy la Cazavampiros (2001), Willow le
hace eso a un villano que por accidente mata a su interés amoroso, aunque con
magia:
Y en el episodio “Hellbound”
de los Expedientes X (temporada 9, episodio 8, 2002) un personaje aparece
desollado en una visión:
Tras esa década
y esos últimos tratamientos más bien triviales, se dejó de usar un poco después de la
explosión de popularidad de SAW (2004) y sus secuelas. Pero en la película
francesa Martyrs (2008) se usa para dar un efecto realmente aterrador: una
infame sociedad secreta está convencida de que un ser humano, en trance de
dolor extremo, puede llegar a una especie de éxtasis en el que puede por
momentos contemplar lo que hay más allá de este mundo, suspendido como está
entre la vida y la muerte. Para comprobar esta teoría, raptan a mujeres a
quienes torturan de forma inhumana; y la protagonista principal es la última en
esta serie de experimentos salvajes. Al final (sin mostrarlo tampoco), le
arrancan toda la piel del cuerpo excepto la de su rostro:
Y aunque Martyrs es
más bien una película para entusiastas del cine extremo, últimamente se ha
retomado el desollamiento para mostrar salvajismo en personajes de dos series
de televisión de alta popularidad: en Game of Thrones, la Casa de Bolton es
famosa por su tradición de desollar a sus enemigos y prisioneros, y el sicópata
Ramsay Bolton lleva a cabo la práctica con singular pasión. En el capítulo “The
Mountain and the Viper” (temporada 4, episodio 8, 2014), le muestra sus “obras”
a Reek, un hombre originalmente orgulloso a quien ha reducido a ser su mascota
a pura fuerza de tortura:
Y en la excelente
serie True Detective, el policía Rust Cohle, de nuevo al mejor estilo de narrar
sin mostrar, hace un recuento escalofriante de las salvajes ejecuciones de los
cárteles mexicanos, en el capítulo “Who Goes There” (temporada 1, episodio 4, 2014):
Ese monólogo es tan
impresionante en su ejecución que por poco desbanca a mi monólogo sicópata
favorito, el de Brad Dourif en El Exorcista III (1990). Como el “Asesino
Géminis”, le describe con lujo de detalles a un viejo policía cómo mató a su
mejor amigo, un sacerdote. Aunque éste no incluye desollamiento, lo menciono como
ilustración de que la técnica de dejar correr a la imaginación siempre es más
potente y porque es la que más se ha usado en la práctica de la que hablo.
Finalmente, cierro
con un caso que a usted le parecerá totalmente inesperado: la película The
Bullfighters (1945), del dúo cómico El Gordo y El Flaco (Stan Laurel y Oliver
Hardy). En esta película, los protagonistas son policías. Buscando a una
fugitiva de la ley llegan a México y se enteran de que ahí vive un tal Muldoon,
un hombre a quien hace tiempo metieron a la cárcel por 20 años. Sin ellos
saberlo, el hombre es más tarde declarado inocente y puesto en libertad. Desde
luego los odia por lo que le hicieron y cuando se entera de que están también
en México, dice “Si alguna vez los encuentro, los desollaré vivos.” En una
película cómica, se entiende esto simplemente como una expresión de enojo exagerada,
pero a lo largo de la historia la frase se repite una y otra vez; y el Gordo le
dice al Flaco, “tenemos que irnos de aquí porque yo no quiero que me desollen
vivo”.
Sin embargo, no tienen
suerte; al final Muldoon los encuentra en su hotel, saca un cuchillo y… ¡cumple
su promesa! Les dice que se quiten la ropa y después la acción corta a la escena
final, en donde podemos ver a los pobres Stan y Oliver, desollados vivos:
Supongo que en los
40s se tomaban más a la ligera eso de despellejar vivo a alguien.
https://www.youtube.com/watch?v=BnO3nijfYmU
ResponderEliminary que me dices de Hell Raiser, las víctimas o condenados al laberinto aparecían desollados. No has mencionado esta serie de películas que fueron de las primeras que presentaban en escena a sus personajes desollados completamente.
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