viernes, 28 de junio de 2024

Las leyes de la vida en internet

 

Via iStock

Mi lector desde luego sabe que además de las leyes formales de la física, como las Leyes del Movimiento de Newton o el Principio de Incertidumbre de Heisenberg, hay otras que nos tocan más de cerca, que conocemos como “leyes informales” y que describen nuestras peripecias, tonterías y frustraciones diarias. Hay algunas muy famosas como la Ley de Murphy, el Principio de Peter, o la Ley del Dedo Chiquito (que siempre es el que se pega en la pata del sofá cuando andas descalzo); pero hay un montón más y muchas se refieren en específico a la vida moderna como se experimenta en el internet. Aquí va una lista de ellas:

 

Ley de Betteridge

Esta es la “ley de los encabezados”, propuesta en 2009 por Ian Betteridge; aplica para las noticias en general pero el internet la ha hecho suya. Dice que si el encabezado de una noticia es una pregunta, la respuesta probablemente es NO. Seguro la has visto porque se usa muchísimo para clickbait, poniendo un título sensacional para llamar tu atención: “¿Han descubierto los científicos el secreto del viaje en el tiempo?”; “Tenemos por fin una dieta perfecta?”, etc.

 

Ley de Godwin

Cuando la gente se empieza a pelear en redes sociales y sobre todo si es sobre un tema político, aplica la Ley de Godwin: entre más dure la pelea, más probable es que alguien compare al otro con un Nazi. No falla.

 

Ley de Poe

Esta es una que podríamos llamar “ley del sarcasmo no identificado” y es muy de internet también. Asevera que si no eres muy explícito, una expresión que pongas en plan sarcástico o de parodia, es fácil de confundir con la opinión real de un extremista de cualquier tipo. Digamos que quieres satirizar a un terraplanista y dices algo como “claro, por eso los aviones nunca cruzan el Polo Norte, porque podríamos ver el extremo del disco plano”. Aunque es obvio nua burrada, no va a faltar el que lo lea y lo tome en serio y te acuse a ti de ser el terraplanista.

 

La Teoría del Idiota

En inglés es Dickwad’s Theory, y es una ecuación muy simple y auto-explicativa de lo que pasa en las redes sociales:

Persona normal + Anonimato + Audiencia = Completo idiota

 

Ley de Skitt

Cualquier post que corrige otro post, contiene por lo menos un error.

 

Ley de las Admiraciones

Entre más signos de admiración contiene un post, menos creíble es. Las publicaciones de pseudociencias son las reinas de ejemplos que corroboran esta ley.

 

Ley de Cunningham

La mejor manera de encontrar la respuesta correcta a una cuestión en internet, no es hacer una pregunta, sino publicar dicha cuestión con una respuesta incorrecta. Inmediatamente aparecerán cientos de entusiastas internautas corrigiéndote.

 

Ley de Danth

Si tienes que insistir que ganaste un argumento online, es que lo perdiste.

 

Ley de Munroe

Nunca vas a cambiar la opinión de nadie en el internet, pero esto no evitará que sigas intentando.

 

Y finalmente, la ley más ley del internet:

 

Rule 34

Si algo existe, entonces existe porno de ese algo.

 

 

 

jueves, 27 de junio de 2024

Network: la profecía

 


Sidney Lumet es uno de los grandes directores de cine, con una carrera larguísima llena de absolutas maravillas como 12 Angry Men (1957), Dog Day Afternoon (1975) y The Verdict (1982).

Network (1976) es una obra maestra de crítica social que además ha sido calificada de profética, por la manera en la que aborda el tema del poder de los medios masivos, específicamente las televisoras. Les resumo aquí la historia y sus mejores citas:

Howard Beale es un presentador de noticias cuya carrera está en declive y es despedido, dándole dos semanas para que se prepare. Con el shock, en uno de sus programas decide anunciar al aire que se va a suicidar, además usando lenguaje inapropiado, como la palabra bullshit, y diciendo que en toda su carrera no ha hecho más que decir mentiras. Esto por supuesto causa conmoción, enojo y peleas entre los ejecutivos, pero una productora con ojo de halcón y cinismo sin límite (Faye Dunaway) les dice que se dejen de tonterías, que el rating del programa se disparó y que no sólo no hay que despedirlo, sino darle un programa exclusivo para que Howard se ponga a decir cuanta barrabasada se le pase por la cabeza.

Claro que no se ven muy convencidos, pero los ratings son los ratings y le dan la oportunidad. Ella tenía razón: el show es un hitazo con popularidad sin precedentes, y eso que Howard se la pasa diciendo cosas que podrían parecer extremadamente preocupantes para los dueños: mezcla de verdades y locuras, se la pasa acusando a su propia televisora y a los medios en general, de que no son más que generadores de mentiras idiotizantes.

En su primer discurso memorable, dice:

No hace falta que les diga que las cosas están mal, es una depresión... devaluación, bancos quebrando, punks en la calle, aire contaminado, mala comida, violencia...  Estamos volviéndonos locos, así que ya no salimos. Nos sentamos en la casa y poco a poco el mundo en el que vivimos se hace más pequeño y decimos: Por favor, al menos déjennos en paz en nuestras salas, con nuestra tostadora y nuestra televisión.”

Después de decir eso inventa una frase muy famosa, dice: “¡Quiero que se enojen, que lo griten por las ventanas!” Y miles de personas por todo el país de hecho se asuman a la ventana y empiezan a gritar “I’m mad as hell and I’m not going to take it anymore!”

Esto podría parecer muy subversivo y de hecho los ejecutivos siguen nerviosos, pero la productora les dice que se relajen y termina teniendo razón: por más cosas que revela acerca de las mentiras de la televisión, no pasa nada serio. La gente grita, sí, pero es sólo una catarsis... y lo que realmente importa es que siguen pegados a la televisión, con ratings por las nubes y desde luego ganancias récord. En otro programa se exalta más aún y dice:

Nunca obtendrán ninguna verdad de nosotros. Te diremos todo lo que quieras escuchar; mentimos como locos... ¡Nuestro producto es ilusiones! Y ustedes se sientan allí, día tras día, noche tras noche, de todas las edades, colores, credos... Somos todo lo que conocen y están empezando a creer las ilusiones que tejemos, empezando a pensar que la pantalla es la realidad y que sus propias vidas son irreales. ¡Esto es una locura masiva, ustedes son lo real y nosotros somos la ilusión! Apaguen la tele. ¡Apáguenla ahora mismo!

La gente sigue encantada con él y desde luego no apaga la tele, quieren seguir viendo a este loco diciendo, no importa si verdades o mentiras, sino cosas exaltadas y dichas a todo pulmón.

Hasta un buen día.

En ese día, a Howard se le ocurre decir que hay un trato de compra-venta de la televisora con un grupo de inversionistas árabes, a quienes mucha gente temen por motivos ideológicos y nacionalistas. El trato es secreto y él lo dice al aire. Aquí la cosa se pone seria, porque hay préstamos e inversiones y mucho dinero de por medio, mucho más de lo que genera o pierde su programa.

Así que el buen Howard es invitado a platicar en privado a la oficina de Arthur Jensen, nada menos que el presidente de la televisora. Y ahí tenemos el discurso más memorable de la película. Jensen le dice a Howard que se siente y escuche, y en el tono más exaltado de vendedor experto, le dice:

¡Usted, señor Beale, ha desafiado a las fuerzas primigenias de la Naturaleza, y no lo permitiré! ¿Cree que simplemente ha detenido un negocio? ¡Ese no es el punto! ¡Aquí el punto son las Fuerzas de la Naturaleza: flujo y reflujo, marea, gravedad! ¡Usted es un viejo que piensa en términos de naciones e ideologías! ¡No hay pueblos! No hay rusos, no hay terceros mundos, no hay Occidente: sólo hay un sistema gigante de petrodólares, marcos, rublos, libras, shekels. Ese es el que determina la totalidad de la vida en este planeta, ese es el orden natural de las cosas, y usted se ha entrometido con esas fuerzas... ¿De qué cree que hablan los rusos en sus consejos de estado, de Karl Marx? Sacan sus gráficos y teorías de decisión estadística y calculan las probabilidades de costo-beneficio, tal como lo hacemos nosotros... Nuestros hijos vivirán para ver un mundo perfecto sin guerra ni hambruna, un holding por quien todos los hombres trabajarán y tendrán una parte de las acciones, con sus necesidades cubiertas, sus ansiedades calmadas, su aburrimiento aliviado con diversiones.

El pobre Howard está completamente aturdido y al final Jensen le dice, “le he elegido a usted, Sr. Beale, para predicar este evangelio”, o sea el evangelio de permitir que sigan los negocios sin interrupciones ni contratiempos." Howard atina a preguntar ”¿Por qué yo? a lo que Arthur Jensen replica, “Porque estás en la televisión, tonto.

Howard continúa en su programa aunque es cada vez más errático y la televisora empieza a tener pérdidas, pero Mr. Jensen insiste en mantenerlo al aire. Sus diatribas acerca de la Verdad, la Mentira y todo eso son inocuas... mientras no se meta con Las Fuerzas de la Naturaleza.

 

Hay cosas que nos parecen proféticas pero en realidad son observaciones de características humanas que permanecen a través de los siglos, y que simplemente volvemos a reconocer con un vestido nuevo cada vez que tenemos una nueva tecnología.