domingo, 22 de agosto de 2021

“El que nada debe nada teme”

 

“El que nada debe nada teme” es uno de los refranes más ofensivamente estúpidos que conozco.  

Se entiende el sentido: si te encuentras ante algún tipo de juicio pero estás libre de culpa, no debes preocuparte, pues la verdad saldrá a flote y serás absuelto.

Esto está muy bien para cortes celestiales y tribunales de absoluta rectitud en sus procesos; pero dicha por un poderoso que controla un sistema menos que perfecto, es de un cinismo tenebroso.

¿Los judíos, homosexuales y gitanos que nada debían bajo el régimen nazi, no tenían nada que temer? ¿Los incontables funcionarios, intelectuales y ciudadanos que han pensado diferente a la línea oficial en regímenes totalitarios no han tenido nada que temer durante las purgas de “purificación”?

Es literalmente kafkiano.

En su obra maestra El Proceso, los inmisericordes agentes del estado llegan un día a la casa de Joseph K. para decirle que está siendo investigado. Él no sabe bien de qué, porque nunca lo dicen, pero su conciencia debería decirle si hay culpa en alguna de sus acciones. Si no, “no debería de preocuparse”, pero es bien sabido que nunca nadie es encontrado inocente, y desde las suspicaces miradas de su vecina, sabe que la sociedad lo juzgará culpable por el mero hecho de estar “en proceso”.

En la maravillosa película de Milos Forman, Goya’s Ghosts, se pone de relieve la forma más siniestra que hemos inventado para encontrar culpa:

Durante una comida, Goya (Stellan Skarsgard) le dice al infame Padre Lorenzo (Javier Bardem), que si tuviera que sufrir tortura, seguramente confesaría hasta las cosas más ridículas. Con infinito y piadoso cinismo, el padre Lorenzo le contesta que no, que durante la tortura, si eres inocente, Dios te daría la fuerza y entereza para soportarla.

Más adelante, Lorenzo es torturado con la misma técnica que él usa, y confiensa en un documento donde pone su firma, ser un chimpancé.

Pero “el que nada debe nada teme.”

 


   

1 comentario:

  1. Excelente comentario!
    Luego nos gusta decirle kafkianas a esas cosas surrealistas de Mexiquito, pensando en Gregorio Samsa, más que en Joseph K.
    (Necesisto volver a leer "El Proceso". Que leí atropelladamente en la prepa)

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