viernes, 25 de junio de 2021

Cómo argumentar decentemente

Para Emilio Lindosa

 

Daniel Dennett es un filósofo especializado en filosofía de la conciencia. En su nuevo libro, Intuition Pumps and Other Tools for Thinking, propone varias herramientas sencillas para pensar estructuradamente y argumentar con claridad, evitando falacias y sesgos cognitivos. Las herramientas son fáciles de asimilar, pero difíciles de usar siempre:

Aprende de tus errores

Quizá el consejo más obvio, el más fácil de decir y el más difícil de hacer. Sin embargo, si no se empieza por ahí no podemos llegar a nada: todos somos partícipes de la ignorancia, pero no tenemos por qué ser tan tercos ni tan soberbios para rehusar salir de ella. Es la piedra angular del método científico: si la observación contradice tu hipótesis, deja la hipótesis y sigue la evidencia.

Respeta a aquel con quien discutes

Argumenta siempre de buena fe: esto es una herramienta tanto lógica como retórica. No vas a lograr nada en un argumento si no logras que el otro te escuche, y no te escuchará si tomas una posición de superioridad o condescendencia, ni tampoco si estás siendo prejuicioso, mezquino o injusto con su posición. De hecho, es fundamental mostrarle que entiendes a cabalidad su postura.

No digas que algo es obvio

El decir “obviamente” para referirte a algo en lo que basas tu argumento, de inmediato lo debilita: no tiene por qué ser obvio para todo mundo, y menos en temas espinosos. Si dices “es obvio...” más bien estás evitando ofrecer evidencia sólida.

Usa la Navaja de Ockham

Me parece una de las herramientas de pensamiento más importantes que hay. No inventes teorías raras, complicadas o fantásticas, con muchas cosas que necesitan ser ciertas al mismo tiempo, si puedes explicar el fenómeno igual de bien con una teoría más simple.

No pierdas el tiempo en burradas

La muy informal Ley de Sturgeon dice que “el 90% de todas las cosas son basura.” Y aunque sea un poco exagerado el cálculo, Dennett lo trae a cuento para decir que no debes perder el tiempo en argumentaciones inútiles, muy en especial si son motivadas por ideología. Ya hace 25 siglos, el filósofo Epicteto recomendaba lo mismo, y los confucianos también subrayaban la importancia de no dejarse llevar por troles: aquí hay un ejemplo de cómo ignorarlos.

No seas ambiguo por tratar de parecer profundo

La palabra que usa Dennett es “deepity”, algo así como “ser profundoide”, para referirse a la práctica de usar expresiones ambiguas, palabras raras o argumentos rebuscados, sólo para dar la impresión de que se está diciendo algo importante.

 

En palabras de José Ortega y Gasset: la claridad es la cortesía del filósofo.

 

   

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