jueves, 15 de abril de 2021

855%

 

Vamoavé.


Primero que nada voy a decir que no tengo ningún problema con que alguien, lego o letrado, cometa un error, pequeño o bestial, al explicar una cosa.

Estoy seguro de que no existe, ni ha existido ni existirá jamás, un profe de matemáticas o de lo que sea, que no se haya equivocado haciendo un cálculo o explicando una clase. Y que haya escuchado:

“Profe, ahí donde puso ‘más’ en la ecuación, no es ‘menos ?”

A mí me ha pasado, a todos nos ha pasado: en una conversación informal, en el salón de clase, en una presentación. Tienes miles de cosas en la cabeza o estabas pensando en un concepto diferente que justo explicaste, o simplemente te faltó el café de la mañana y dijiste gimnasia en vez de magnesia.

¿Qué haces?

Pues simplemente dices “ups perdón, tienes razón, lo que quise decir fue...”

O de plano si dijiste que 2 más 2 es 5, enfatizas. A mí me ha pasado y digo “wow qué burrada acabo de decir”, y corriges.

Y ya.

Es lo más sencillo y natural del mundo.

Lo que definitivamente no haces es, después de darte cuenta de tu error, emperrarte en que en efecto 2 más 2 es 5, y empeñarte en demostrarlo.

Esto no debería ser un tema trascendente y sin embargo, lo es.

Y lo es porque nada menos que la directora general de la institución más importante de ciencia y tecnología de México hizo eso precisamente (o sea lo que no se debe hacer). Cometió un error porque explicó mal una cosa tan banal como un porcentaje. Nada más. Algo completamente intrascendente y olvidable si hubiera dicho “ups, perdón, lo expliqué al revés, lo que quise decir fue...”

Vale que si estás explicando una política pública o un concepto de ética, haya mucha discusión y desacuerdo porque son temas que dan mucho para la subjetividad. También en la ciencia nos peleamos todo el tiempo por definiciones o teorías nuevas: recientemente un interesante experimento en Fermilab, que detectó unas partículas que se mueven diferente a lo esperado, tienen a todos los físicos discutiendo el por qué puede ser eso. ¿Hay partículas nuevas que no conocemos? ¿Son errores de medición? ¿Es una variación explicable en el modelo anterior? ¿Tenemos que tirar a la basura la mitad de los libros de mecánica cuántica?

Vale. Es algo nuevo y puede tener mucho impacto.

 

Pero aquí estamos hablando de la definición de “porcentaje.”

No es controvertido, nadie va a morir por eso. Incluso mostró los números correctos: el otro producto cuesta 500, el producto nuestro costará 55. Punto. Eso hubiera esclarecido todo si hubiera lidiado con el pequeño error de explicación del porcentaje.

Y esto es trascendente porque no sólo no corrigió ese mínimo y banal error: sino que lo intentó justificar con cálculos estrambóticos que no corresponden a lo que tenemos definido como “porcentaje”, hablando de una cosa más barata que otra.

Esto es inaceptable en ciencia e inaceptable en un servidor público.

 

Otra vez para que quede perfectamente claro:

El error en la explicación fue lo de menos. Lo importante es la incapacidad de reconocerlo y rectificarlo.

Y estamos hablando en esencia de un error de dedo. 

 

  

6 comentarios:

  1. Totalmente de acuerdo, por eso hay personas con altos cargos con toda la experiencia para subirse a hablar y reconocer.
    Se les paga acorde a lo que hacen y la responsabilidad que tienen.
    Me abstengo de hablar de YSQ, porque va por el mismo camino, gracias.

    ResponderEliminar
  2. De hecho busqué si ese cálculo que mencionó doña Buylla correspondía con algún otro concepto, quizá porcentaje normalizado o proporción entre 2 cantidades. Pero no, no lo hallé y también no le quise buscar mucho, en realidad es mucho más sencillo aceptar que la doña se equivocó, lo que quiso explicar es en realidad algo sencillo y lo hizo mal. Y estoy de acuerdo en lo dicho por usted: lo grave es que no aceptó el error y hasta lo quiere justificar.

    ResponderEliminar
  3. Cómo humano tengo derecho a cometer errores; como funcionario público ese derecho menguamengua.
    No tengo derecho a cometer errores cuando de mi trabajo depende el bienestar de los demás.

    ResponderEliminar
  4. Su arrogancia nunca les permitirá corregir lo que aprendieron mal.

    ResponderEliminar
  5. Excelente artículo. No podía creer su "explicación" de la metida de pata. Mi hija (12) no daba crédito a lo que escuchaba. Qué patéticos servidores públicos nos tocó con este régimen dictatorial wannabe.

    ResponderEliminar