jueves, 14 de mayo de 2020

Ha pensado usted, ¿por qué sigue a quienes sigue?


Por Leo García @leogarciamx. Post original aquí.

No pido su respuesta, sugiero reflexione y respóndase a sí mismo. Tal vez está cediendo su libertad y está siendo usado.
Hoy, aún, es libre. Entre otras muchas libertades, usted hoy es libre de pensar, opinar y expresarse. Todavía.
Pero hay muchas formas en las que renunciamos a esas libertades, y en algunos casos las cedemos voluntariamente. Somos animales gregarios, necesitamos formar grupos. Es algo primitivo, largo de explicar, pero que es un impulso fundamental que nos llevó a formar la sociedad como la conocemos hoy día. El ecosistema digital lo que provee es el espacio para emular algunas de esas formas de relacionarnos, y es correcto llamarles redes.
La forma en que los seres humanos establecemos nuestras relaciones puede concebirse abstractamente como una red construida por los enlaces entre sus participantes. Esto puede observarse en la familia, la escuela o el trabajo, por mencionar algunos ejemplos simples y cotidianos.
El eje central en el caso de las RRSS es compartir intereses comunes que a la vez generan vínculos por afinidad. Usted tenderá a seguir a aquellos usuarios que sean similares a usted: a esto se le llama homofilia; pero tiene también sus defectos.
Reflexione.
¿A quién sigue usted en sus redes sociales? ¿Por qué decidió seguirlos? ¿Y cuando le piden que haga algo, los obedece? Los seres humanos establecemos relaciones basadas en jerarquía. Ojo a eso. En las redes se construye la idea que el nodo más popular es el que tiene más seguidores, e incluso se le refiere como un símil de fuerza. No es lejano a la realidad: más bien, es jerarquía lo que se genera.
Esa jerarquía es la que le confiere a ciertos nodos una autoridad, que al ser ejercida, implica ejercer poder. Poder es la capacidad que da una relación para influir en la voluntad y el pensamiento, para y conducir las acciones de la red, del grupo.
Una característica de las redes de relaciones humanas es que tienen objetivos que se generan desde, o en forma de, las ideas que se comunican entre sus participantes. En redes más específicas, esos objetivos dependen de la razón por la que se construye la relación que sustenta al grupo.
Por los lazos de afinidad que se construyen para permanecer en el grupo, los integrantes ceden las resistencias que puedan oponer y transfieren la percepción de responsabilidad al conjunto del grupo, de forma que les permite racionalizar las consecuencias de sus actos. Esta es la teoría que busca explicar el comportamiento de las personas que de manera colectiva tienden a mostrar actitudes violentas: turbas, tumultos, linchamientos. Sí, también los digitales. Seguro se divirtió mucho en su más reciente linchamiento en el que participó, ¿a poco no? Y seguramente en su mente, al ver que los otros lo hacían sin el mínimo de contemplaciones, vio sus propias resistencias éticas o morales derrumbarse. Lo felicito: usted formó parte de una jauría. No era usted golpeando. No, claro. Era un "nosotros, haciendo justicia", ¿cierto?
Le tengo una noticia. Ese grupo al que se integró, de facto también exige obediencia. A veces se le mal entiende como “lealtad”. La dinámica de poder le confiere autoridad al líder que se traduce en la obediencia del grupo.
El motivo que sustenta al grupo forma un acuerdo tácito que hay que seguir para pertenecer a él. Esos acuerdos son la vía explícita de ejercer el poder y son los que permiten la inclusión para quienes aceptan someterse a esas reglas y términos.
Esta dinámica es especialmente perceptible cuando los integrantes del grupo se subordinan y responden llamados a la acción lanzados por los líderes. Simplemente se dejan llevar y participan sin cuestionar, influidos por la afinidad, la identificación y la pertenencia. Además, le da fuerza a una narrativa que no necesariamente está sustentada, y ni siquiera tiene que ser verdad, pero que al confirmar prejuicios e ideas, se fortalece hasta volverse realidad en la mente de los miembros.
Es por eso también que le hace tanto sentido que dentro del grupo los integrantes se digan una y otra vez que no es un linchamiento violento basado en odio, sino que es "justicia". Coerción y coacción.
Viene un remate bien bonito:
¿Qué pasa cuando dentro de un grupo tan sometido, en el que se debe tanta obediencia al nodo o nodos con mayor influencia, existe una voz discordante?
Lo interesante es que cada vez más, el modelo pasó de compartir intereses comunes a compartir conductas comunes. Así que los integrantes del grupo, para respetar el acuerdo, también respetarán las conductas en común.
Contra quien sea.

 

No hay comentarios:

Publicar un comentario