El virus perfecto

Pandemic y The Collapse, son dos extraordinarios y sádicos programas simuladores, en donde el objetivo es crear una pandemia que acabe con la humanidad, diseñando un “virus perfecto.”

Para diseñar el virus, se pueden definir todas sus características: cuál es su tasa de letalidad sin tratamiento y con tratamiento, cuál es su periodo de incubación sin presentar síntomas, cuánto puede sobrevivir fuera de un huésped, cómo se transmite, y mucho más.

Una vez definido, se le puede dejar libre en un lugar que sea ideal para su diseminación: probablemente una ciudad que sea un importante centro logístico.

Ya con estas condiciones, se deja libre al virus y se observa cómo el programa simula lo que pasaría. Una advertencia: no es tan fácil acabar con toda la raza humana, hay comportamientos emergentes que hacen que cosas que parecen muy mortales, no lo sean tanto. Alguien con poca experiencia pensaría que el virus debe matar rápido, pero esto no es ideal, porque los que están alrededor reaccionan también rápido: se dan cuenta, aíslan los casos y los estudian hasta crear la vacuna. Una de las características más letales que se le pueden dar a un virus es alargar su tiempo de incubación sin presentar síntomas: esto hace que la reacción sea mucho más lenta y que se disperse mucho sin que nadie lo note. Si pasa esto, para cuando la gente se enferma ya hay miles infectados y lo peor que puede pasar, es que cantidades enormes de gente pidan ayuda al mismo tiempo y colapsen la respuesta de los hospitales.

Hay muchas formas en que un virus puede crear caos. Sin embargo, no estamos en la Edad Media, sino que hemos acumulado una cantidad de conocimiento impresionante en nuestro breve paso por este mundo, y nuestras mejores mentes están hoy mucho más preparadas para afrontar y lidiar con escenarios que en otras épocas hubieran sido catastróficos.

Sin embargo, hay virus peores con los cuales no podemos lidiar así: virus de ideas que infectan la mente y nos hacen irracionales y fanáticos, cegándonos a la discusión. Virus de ideas que nos hacen pensar que alguien con quien estamos en desacuerdo es necesariamente un enemigo, que no sólo hay que vencerlo sino eliminarlo. Virus de ideas que nos hacen actuar en nuestro propio detrimento, con tal de ver al otro pasarla mal también.

Estos virus son peores que cualquier bicho mutante que entra por nuestras vías respiratorias: entra por nuestros ojos y oídos y se asienta en la mente y nos la cierra, nos ciega ante las palabras de otro, nos hace olvidar la empatía que debemos a los demás.

El siempre recordado Carl Sagan lo dijo mejor: “si un ser humano está en desacuerdo contigo, toléralo. No encontrarás otro en cien mil millones de galaxias.”

Estamos juntos en nuestra nave color azul pálido.