miércoles, 12 de junio de 2013

Polinización entre culturas




El proceso de tomar en una cultura elementos de otra y hacerlos propios es conocido a veces como asimilación. Por ejemplo, las hamburguesas al carbón, que ya son parte del paisaje en México. Este proceso de asimilación sucede entre todas las culturas, en la medida que las personas viajan, comercian y adoptan costumbres por su practicidad o su atractivo. Hablando de China, este proceso - que tiene milenios - se conoce como ‘sinización’.

China adoptó (por la fuerza) la costumbre de llevar la mitad de la cabeza rasurada, con el cabello largo en una trenza, de sus conquistadores manchús en el siglo XVII. Al principio esto fue un humillante signo de sujeción pero con el tiempo se transformó en algo eminentemente chino, y esta imagen es por la que se les llegó a conocer en todo el mundo, cuando empezaron a salir en masa de China, a mediados del siglo XIX.

En México conocimos a los chinos desde antes. Ya desde finales del siglo XVI, la famosa ‘Nao’ de China (galeones españoles que iban y venían desde Filipinas a Acapulco) nos trajo infinidad de costumbres y productos chinos, al mismo tiempo que llevó plata y vegetales de México. Los productos que recibimos eran chinos y no filipinos porque ya desde ese entonces los chinos dominaban completamente el comercio de aquellas regiones del sureste de Asia.
 
RUTA DE LA NAO.  Via El Mundo.es

El peso de plata, de hecho, se convirtió por casi dos siglos en la principal moneda de cambio en el sureste asiático.  A partir del siglo XVII se empezaron a usar de forma popular el maíz, el tomate y el cacahuate en la cocina del sur de China, de modo que en nuestros días, hay platillos ‘tradicionales chinos’ que usan estos tres ingredientes como parte de su receta, por ejemplo el Pollo KumPao.

Nostros recibimos también mucha influencia china: las peleas de gallos (una tradición cantonesa que a su vez había llegado de la India y Tailandia); la porcelana blanca y azul que se convirtió en nuestra famosa Talavera; el perfeccionamiento de los tamales y las corundas; y muchos diseños y motivos que ahora forman parte de nuestros trajes regionales.

Hoy en la mañana fui al mercado chino para comprar el ‘mandado’. Al lado de las carnes secas, los cuellos de pato y los vegetales salados, se pueden comprar botellas de vinos franceses, bolsas de pan Bimbo de varios sabores, y aceite de oliva italiano, turco y español. 

Los chinos, con la explosión económica que están teniendo y la consecuente creación de una clase media y media-alta, quieren experimentar con todo. Hay hip-hop, arte abstracto y jóvenes practicando con su patineta a medianoche en las calles. Hay chinos ganándole la medalla de oro olímpica de esgrima a los franceses, y probando comida mexicana en Hangzhou.

Quizá en dos siglos más, los tacos (de pato) sean un platillo típicamente chino, y en México seremos mejores en tai-chi que en futbol.


(Revisión de un artículo publicado originalmente en Periódico Noroeste, Ago. 2008)



VIDEO DEL DÍA


Europa’ (1991) es la última parte de la Trilogía Europa, del visionario e influyente director danés Lars von Trier, uno de los fundadores del movimiento Dogma 95, una especie de puritanismo fílmico que enfatiza historia y actuación por encima de los efectos. Europa es una obra maestra de dirección y cinematografía, filmada en blanco y negro con algunos esporádicos elementos en color. La película atrapa desde la impresionante escena inicial - el alucinante inicio de un sueño - narrado con la inconfundible y profunda voz de Max von Sydow:


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