Han pasado 400 días desde que empezó el horrible conflicto en Gaza. Es un tema muy triste y sí, tiene mucha complejidad y muchas aristas. Pero aquí está la cosa: la complejidad y las aristas no pueden borrar ciertos criterios básicos para que podemos discutirlo.
Así que aquí pongo tres preguntas ético-filosóficas que toda persona debe necesariamente responder si quiere discutir el tema, porque debe tener una postura básica clara, no acerca del conflicto en sí, sino acerca de cosas más generales que aplican en todo caso.
Las preguntas no son complejas: son de SÍ o NO, y no tienen ninguna trampa en absoluto. Éstas son:
PRIMERA PREGUNTA
¿Existe la posibilidad de que Israel, como Estado, cometa crímenes? Esto es, ¿sus funcionarios e instituciones pueden cometer actos criminales?
Sí / No
SEGUNDA PREGUNTA
¿Puede existir una crítica negativa válida hacia Israel, en el sentido de criticar sus políticas y la conducta de sus funcionarios e instituciones?
Sí / No
TERCERA PREGUNTA
¿Las leyes y convenciones internacionales aplican a Israel, de la misma forma que aplican a todos los demás estados del mundo?
Sí / No
Mi postura es ésta: la respuesta a cada una de esas preguntas es un SÍ inequívoco.
Y agrego: si alguien contesta NO a cualquiera de estas preguntas, se descalifica de toda discusión seria de este tema, de forma automática y absoluta.
Esto es evidente, porque si hacemos las mismas tres preguntas acerca de literalmente cualquier otra nación, es claro que no existe razón alguna para contestar en negativo.
Si a mí como mexicano se me hacen esas tres preguntas acerca de México, me parece obvio que en efecto, México puede cometer crímenes, se pueden hacer críticas negativas válidas y sí, las convenciones internacionales deben aplicar a mi país como a cualquier otro. No me siento ni mal mexicano ni mucho menos anti-mexicano por pensar eso, como un estadounidense, un italiano o un australiano tampoco tienen por qué sentirse malos ciudadanos por criticar a sus propios países, ni sentirse anti-X por criticar a países cuyas acciones observan.
La única forma en la que una persona puede contestar NO, no se basa en ignorancia: aún si alguien no tiene idea de lo que está pasando en Gaza porque ayer despertó de un coma, ante esas tres preguntas en referencia a cualquier nación, debe contestar con un SÍ a la tres.
Contestar NO implica convicciones excepcionalistas, y el excepcionalismo se basa o en fanatismo llano o en la hipocresía más deplorable.
Las respuestas son SÍ, SÍ y SÍ.