miércoles, 5 de mayo de 2021

El hielo y el barro

 

El entendimiento de los ciclos cómo representan la vida y la muerte, y su indisolubilidad última es una de las principales preocupaciones del taoísmo clásico y ha influenciado mucho el arte pictórico asiático, principalmente con la imagen del eterno ciclo de las cuatro estaciones.

Pero otras dos bellas imágenes poéticas se encuentran en un clásico del taoísmo poco conocido en Occidente: el Huainanzi (s. II a.C.). La primera es la imagen del agua y el hielo:

“Al acercarse el invierno el agua se convierte en hielo; al recibir a la primavera, se rompe y se hace agua de nuevo. Agua y hielo se suceden así el uno al otro al pasar las estaciones, y al ser así, ¿en dónde cabe la angustia?”

La segunda imagen es la del barro:

“El Creador del Mundo es como un alfarero y su barro: lo recoge y lo convierte en jarrones, pero la sustancia es la misma que la que estaba en la tierra. Más tarde, el jarrón se rompe y regresa al lugar del que provino; pero ya en la tierra, la sustancia es aún la misma que la que dio forma al jarrón… Una pared levantada es la misma sustancia que una pared caída, y que una pared que nunca ha sido edificada.” 

 

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