lunes, 18 de mayo de 2015

SexO Oral



Via Wallpaperstock



La orden divina más obviamente innecesaria de todo el Génesis —y puede ser que de toda la Biblia— es esa de “Sed fecundos y multiplicaos”; que si la tarea fuera desagradable a duras penas llegaríamos a ser cinco mil en todo el mundo, pero viendo que el mecanismo de arranque es tan infinitamente placentero, la verdad es que no había mucho qué sonsacarnos y no hay mandamiento que nos espante tanto como para dejar de cumplir la orden a diestra y siniestra, aunque sea de las formas que le parezcan más incorrectas a los doctores de la ley.

Ahora bien, desde luego que no siempre vamos y la acatamos pensando en la fecundidad y la multiplicación, sino simplemente porque el mecanismo es fascinante en su variedad y el gozo que da; y siendo entes que han desarrollado unos cerebros desproporcionadamente grandes como para hacer todo tipo de tormentas mentales, el placer que obtenemos, ¡vaya que va más allá del repertorio limitado de nuestros colegas del reino animal! Esto es, no sólo en las posiciones físicas —que sí tienen su límite a menos que arriesguemos un par de vértebras por andar con más entusiasmo que capacidad para el Kamasutra— sino más que nada en lo sicológico, que como digo, es lo que nos distingue para bien y para mal.

Vamos a echarle una ojeada a esos placeres. A uno en específico. O séase, el del título de este texto.

El sexo oral tiene menos que ver con la orden divina que casi cualquier otra práctica y posición; es placer puro y me interesa porque es representación de esas dicotomías que siempre nos habitan en todo lo que hacemos. Son las contradicciones las que nos hacen eternamente fascinantes, no las certezas. Aquí, me voy a referir a un tipo de sexo oral solamente: aquél en el que el hombre es el receptor, sin importar si el que lo ejecuta es hombre ó mujer. El lector verá la razón en un momento.

Primero que nada, como cualquier otra actividad sexual, se puede practicar con y sin compenetración emocional. En la medida que exista más de lo segundo, es un poco menos ambigua porque va a formar parte de un amplio repertorio de actividades, juegos, posturas, complicidades que forman un conjunto único de expresiones sentimentales.  En el más ideal de los casos, es como dice el personaje Oscar en la película “Bitter Moon” (1992). Está hablando de su amante Mimi, con quien practica actividades de todo tipo y que a su interlocutor Nigel le parecen extremas: “¿Alguna vez has idolatrado a una mujer? Nada es obsceno en un amor así. Todo lo que pasa entre ellos se convierte en un sacramento.”

Es interesante y de hecho se ha mencionado en filosofías y prácticas antiguas, en la que el sexo es sagrado. El mencionado Kamasutra es ejemplo de este caso. Pero vamos a ver el otro caso, el de las contradicciones, en donde estamos viendo únicamente el placer y de preferencia entre dos personas que imaginemos que no tienen lazos sentimentales especialmente fuertes.

La contradicción que quiero hacer notar es entre el placer derivado de la entrega emocional ya mencionada y el placer más animal derivado de la dominación, aunque ninguno de los dos entren explícitamente en la conciencia, y que lo más común es que estén mezclados.

El sexo oral con el hombre como receptor tiene, más que otras posiciones, un elemento muy explícito de dominación y violencia, en cómo es percibido normalmente. De hecho hay posturas sexuales en las que la dominación es mucho más aparente —con nombres como La Profunda ó La Esclava— en donde el  dominante sujeta al dominado de forma que éste queda sin defensa ni forma de moverse. Pero en el sexo oral la dominación es casi totalmente psicológica, aunque el acto en sí mismo, o sea en lo físico, es absolutamente lo contrario.

El acto, repito, es el más contradictorio entre lo que es físicamente y cómo se percibe emocionalmente. En el lenguaje, es abiertamente visto como dominación hacia el que lo practica. En “La Máquina de Follar” (1972) Charles Bukowski describe escenas de este tipo que son violentas y degradantes; en el lenguaje existe con muchas variantes y Eddie Murphy  lo usa de esa forma con su famoso “suck my dick” (Raw, 1987). La película “Sleepers” (1996) lo hace parte de una serie de abusos que se cometen en un internado, y la serie de TV “The Shield” causó conmoción con un capítulo (Temporada 3, Episodio 5, 2004) en el que un policía es forzado a punta de pistola. Todas estas imágenes en literatura, lenguaje y cine son consistentes con esta idea de la dominación/indefensión.

Pero he aquí la cuestión: el acto sólo puede ser percibido así si la dominación es ejercida psicológicamente de antemano.  Porque en realidad es efectiva y literalmente, poner la parte más delicada y valiosa del cuerpo —por lo menos en ese momento— dentro de la parte más peligrosa de todas; es un desafío. Es poner la cabeza dentro de las fauces de un león. Pero el domador ya lo ha hecho sentir los latigazos y la bestia ha perdido su coraje; a nadie se le ocurriría intentar hacer eso con un león en la sabana, sólo con uno que ha sido domado.

La película “The Shawshank Redemption” (1994) lo retrató perfectamente cuando está desprovisto de dominación psicológica: el personaje Andy Dufresne está en la cárcel y es violado a veces por otros reos; entre varios pueden sujetarlo e inmovilizarlo. Sin embargo nunca lo pueden forzar a esa dominación suprema, pues él advierte “Voy a cerrar los dientes”. El violador dice “Te mataremos si lo haces”, pero Andy contesta “Me puedes matar pero te vas a quedar sin miembro de todas formas”.


De modo que esta práctica es en extremo interesante porque a diferencia de otras, puede ser vista por ambas partes como la forma definitiva de dominio sobre el otro, y ambos puntos de vista tienen mucho de razón. Aunque las imágenes y las razones que acabo de decir no se hacen patentes en la conciencia del acto, están presentes porque están imbuidas por la percepción que la sociedad tiene de él.  En lo físico, el hombre está a merced absoluta de quien le practica el sexo oral. En lo sicológico, hay una mezcla de dos ideas extremas, que puede ir moviéndose de un lado al otro entre ambas percepciones, mezclando esa idea de dominación con el placer puro que ambos experimentan.

Lo cierto es que si se hace consciente esta idea, el sexo oral se puede transformar, elevándose para ser además de una práctica placentera, en una de las experiencias más íntimas y que más alto grado de confianza requiere entre los amantes, en donde ambos se ponen totalmente a la merced del otro.









VIDEO DEL DÍA

PES (Adam Pesapane) es un director de animaciones estilo “stop motion” pero con un estilo muy moderno e instantáneamente identificable por su uso exótico de cosas de uso común. Roof Sex es una de estas animaciones, que va bien con el tema de hoy:





1 comentario:

  1. Es una forma genial de calentar la situación, las chicas de compañia lo hacen de maravilla, solo hay que poner práctica en ello como en todo en la vida

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