martes, 12 de abril de 2022

Coronavirus: Shanghai 2022

 

Pues bien, tenemos que hablar del coronavirus en China de nuevo. Desde la crisis original (enero-marzo 2020) el país ha experimentado rebrotes cada verano e invierno, que aunque sí afectaban a varias ciudades o regiones al mismo tiempo, no habían sido muy grandes en números absolutos y habían sido controlados con rapidez. Así se vieron los rebrotes de verano e invierno de 2021:

 


Máximos de 2000 casos en todo el país, que es prácticamente nada para la población, y muy por debajo del máximo de la crisis original (58 mil). Ahora bien, esto es lo que ha pasado con el brote actual:


WHAT.

¡OH MY GAAAD! ¿ES EL FIN DEL MUNDOOO?

No.

Vamos por partes.

Sí, este brote ha empequeñecido a los anteriores: se ha llegado a un máximo de 30 mil casos hospitalizados al mismo tiempo. Pero hay que notar tres cosas: ya va de bajada, el problema actual es en la ciudad de Shanghai, y hay un problema de definición de “casos activos”. Veamos.

Algunos de ustedes habrán visto esta dramática gráfica:


 

Muy impresionante, sí. ¿Es verdadera? Um, pues sí. Pero tenemos que ver el detalle para ver por qué verla sin contexto es engañoso. Este es uno de los sitios oficiales que publican números diariamente y quien me haya seguido desde 2020 reconcerá el formato. Incluyo las traducciones:

 


Primer problema: el renglón de arriba. Al principio de la pandemia había otras definiciones, incluyendo “Graves” y “Sospechosos”, que se sumaban a los “Positivos” y daba muy fácilmente “Casos Activos”. Además, esos números totales incluyen Hong Kong y Taiwan, que por mucho tiempo fueron tan pocos comparados con los de China continental, que podíamos incluirlos sin problema en el total.

Pero las cosas han cambiado: ahora vemos “Importados” y “Asintomáticos”, que se tratan diferente (explicación más abajo), y además la suma de ambos deja un hueco para llegar a “Activos”. ¿Por qué? Porque desde 2021, Hong Kong y Taiwan experimentaron problemas de tales dimensiones que hay que separarlos necesariamente de China continental.

Pensarán que estos son datos innecesarios, pero tengan paciencia porque son esenciales para entender la crisis actual.

 

Falta otro dato: la distribución.

Lo peor del brote de invierno se localizó en el noreste del país: las provincias de Shandong, Jilin y Heilongjiang. A la fecha se han controlado y todas van a la baja; todo esto lo expliqué el 22 de marzo en este tuit. El mapa al día de hoy se ve así:

Siempre se ve muy aparatoso pero hay que recordar que en China, ya 100 casos son suficientes para pintar de naranja una provincia de 100 millones de personas.

La gráfica de casos activos hospitalizados se ve así para todo el país:


Momento, me dirán. ¿Cómo que está bajando? ¡Si estamos viendo en las noticias que Shanghai tiene miles y miles de casos diaros!

Así es. ¿Se acuerdan que en abril de 2020 expliqué que para poder hacer un análisis más correcto de lo que pasó, teniámos que “definir el País Hubei”? Esa región, donde está Wuhan, concentró más del 80% de la crisis original, mientras China estaba prácticamente limpia. Pues bien, debemos hacer eso de nuevo:

País Shanghai.

Ahí está pasando, para fines de este análisis, casi todo lo dramático que están viendo. Ésta es la distribución actual:


Una última pieza de información esencial: las advertencas de Taiwan y Hong Kong

Taiwan tuvo un rebrote descontrolado de mayo 15 a junio 20 de 2021, a raíz de un relajamiento de sus protocolos de seguridad. Se detuvo con estrictas medidas de control , llegando a un máximo de 12 mil casos activos: el mes de crisis costó poco más de 600 muertes.

 

Hong Kong tuvo un desastre debido a la combinación de la entrada de ómicron y una baja cobertura de vacunación en asilos de ancianos. La crisis empezó a mediados de febrero y se estabilizó en la segunda semana de marzo. Aún así, sigue habiendo más de 200 mil casos activos y esta desgracia ha cobrado 8700 vidas.

 


SHANGHAI

Ahora regresemos finalmente a Shanghai. ¿Qué pasó? ¿Por qué la explosión?

Es una crisis en proceso, pero se advierte una combinación de los factores que propiciaron los problemas de Taiwan y HK: relajación de medidas y alto nivel de movimiento, aunado a que estamos lidiando con la mucho más contagiosa ómicron y además en una zona urbana de más de 25 millones de habitantes, más del doble que Wuhan (HK tiene 7.5; Taipei 2.7).

Veamos los problemas con los que estamos lidiando.

Primero, mis lectores con ojo de lince habrán visto la columna de casos Activos, donde dice que Shanghai tiene 6981. Esto no puede ser, dirán: si las noticias dicen que hay cientos de miles. Cierto, pero esto proviene de lo que mencioné más arriba: la definición y tratamiento de “casos”.

De los más de 260 mil casos “activos”, 240 mil son asintomáticos; esto es, que han dado positivo en la prueba. Sin embrago las autoridades han tenido problemas en su manejo de estos casos. ¿Por qué?

Shanghai tiene más de año y medio con un protocolo estable para manejar casos asintomáticos: es la gran mayoría de los casos detectados en aeropuertos en viajeros internacionales. Todo viajero llega a “hoteles covid” a su cuarentena de 14 días, y los positivos (casi todos asintomáticos) son trasladados a hospitales especiales; casi no hay sorpresas en esta rutina y los casos diarios no exceden los 300. Así que el primer gran problema es tener una explosión descontrolada como la que vieron en Hong Kong: están registrándose 20 mil positivos diarios desde hace 7 días. Esto ha puesto una presión formidable en el sistema de salud, que no estaba preparado para una barrabasada así, y de ahí hemos visto las escenas de traslados a otras ciudades o provincias, hospitales cerrados por saturación, y de nuevo centros de aislamiento exprés.

Sin embargo, a diferencia de Hong Kong, Shanghai es una ciudad con más cobertura de vacunación en ancianos y a la fecha no se han registrado muertes. Esto es, las vacunas están haciendo su trabajo: de más de 240 mil casos la inmensa mayoría son asintomáticos.

¿Entonces?

Entonces el problema que estamos observando viene de otra parte: no todo China es Shanghai, y aunque en general la población ya tiene más de 90% de esquemas completos, en China cualquier porcentaje significa millones de personas, y del 10% faltante hay una cantidad importante de ancianos por todo el país (reticencia, áreas rurales, etc). En Hong Kong las autoridades chinas acaban de ver lo que puede pasar si el virus se dispersa a la población vulnerable, y no están dispuestos a correr ese riesgo.

Lo que nos lleva a: la reacción de política pública ha sido súper estricta, en una ciudad que no había experimentado estos niveles de disciplina.

Tenemos cuatro problemas:

Capacidad. Por la manera de tratar/aislar a los asintomáticos, se está excediendo la capacidad de respuesta del sistema de salud.

Error en planeación. Hace tres semanas se anunció que la ciudad se pondría en cuarentena, dividiéndola en dos grandes áreas, con 5 días de encierro cada una. La gente lo entendió, y fue a comprar provisiones. Pero... la cosa no resultó como estaba planeada, por la explosión de casos, y la cuarentena se ha alargado para la ciudad entera. Además, como se limitaron las entradas (de todo tipo) a la ciudad, así como todos los servicios públicos y muchos privados, tenemos un:

Problema de logística. Los chinos no compran comida para semanas como los occidentales, de modo que mucha gente no compró provisiones para más de 7 días y empezaron a tener problemas ya que: a) hay un problema de lentitud de abasto hacia la ciudad, y 2) los servicios de entrega a domicilio están saturados por la demanda. Lo que ha causado:

Enojo y pánico. Obvio, la cuarentena no es agradable y más cuando te la alargan sin previo aviso y te encuentran sin preparación. De ahí han salido varias escenas dramáticas.

 

¿Qué va a pasar?

Las autoridades están haciendo algo parecido a la crisis original: aislar la ciudad para evitar la dispersión. Sin embargo el reto es más grande, por las dimensiones de Shanghai. Tengo días hablando por teléfono con docenas de amigos que viven ahí, tanto chinos como extranjeros.

¿La situación es grave? Pues sí. ¿Apocalíptica como en las noticias? Ciertamente no.

Los problemas de acceso a alimentos se han ido resolviendo tanto con alimentos que entregan directamente las autoridades, como con la organización espontánea de empresas y de vecinos. Aún no se termina de resolver pero no es que la gente se vaya a morir de hambre tampoco.

Shanghai es una megalópolis dividida en muchos distritos y subdistritos, con sus propias autoridades, de modo que no todos los habitantes están experimentando el problema con la misma intensidad: varios amigos me han comentado que en sus distritos (o incluso en sus fraccionamientos específicos) se puede salir a los jardines, mientras que otros me han dicho que no pueden salir ni al pasillo.

En algunos la comida no es problema, mientras que en otros incluso el agua  de garrafón escaseó unos días. Una amiga que es chef y vive en una calle peatonal en la que todo mundo puede salir (de forma limitada); un amigo acaba de perder a su suegro y no pudo hacerle su funeral de la forma tradicional; otra está aprovechando para enfocarse en su maestría en línea; otro está que se sube por las paredes porque es un party animal; una comunidad de mexicanas se están intercambiando recetas e ingredientes que les van faltando; y otro está entre aburrido por un lado y feliz por otro, de que está adelgazando.

 

Balance:

Estamos observando una dispersión grave, pero ante una población altamente vacunada: muchos asintomáticos y pocas muertes.

Las autoridades de vieron rebasadas en su respuesta inicial y han tenido problemas para lidiar con una logística no planeada, y el consiguiente enojo de parte de la población.

El gobierno tiene muchos recursos para lidiar con estas emergencias: atraer decenas de miles de médicos, personal de salud, alimentos y materiales de otras provincias; tal como se hizo cuando el aislamiento de Hubei.

La mayor parte de mis amigos me dijeron lo mismo: “hay que tener paciencia y sobre todo no empeorar una situación delicada.”  

 

Advertencia:

Sí, esto puede pasar en México, ante una población menos vacunada y con autoridades menos estrictas.


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