Los Anales del Historiador (Records of the Grand Historian; Shiji, 史记) son el equivalente chino de Los Nueve Libros de la Historia del griego Heródoto. Escrito en los siglos II y I a.C. por Sima Tan y su hijo Sima Qian, que le da su forma final, son un interesante compendio de la historia china temprana.
Una cosa en la que difiere de Heródoto, sin embargo, es que Sima Qian incluye muchos relatos alegóricos, uno de los cuales reproduzco aquí. Es una anécdota entre el Rey Huan del Estado de Qi, y el médico imperial Bian Que (pronunciado "bién chué). La historia se refiere a la medicina pero por extensión en el contexto del libro, aplica para los problemas de estado:
En una visita al palacio, el médico imperial notó cierta palidez e incomodidad de movimiento en el rey, a quien dijo, “Señor, su cuerpo ha contraído una enfermedad, permítame darle una sopa que restablezca su vigor.” El rey, enojado, le dijo, “¿Acaso quieres traerme mala suerte? ¡Me siento bien y mi salud es inmejorable! Aléjate de aquí con tus malas intenciones.”
Más adelante el médico vio de nuevo al rey, y le dijo, “Señor, veo en su semblante que la enfermedad avanza, déjeme prepar una infusión de hierbas y raíces medicinales para usted.” Pero el rey, que se sentía bien todavía, lo alejó de nuevo.Un mes más tarde, el médico volvió a decir, “Señor, necesita usted un tratamiento urgente con las agujas de acupuntura; su enfermedad avanza.” El rey, que se había sentido mareado durante unos días, de nuevo ignoró el consejo con disgusto.Al poco tiempo, el médico imperial tomó sus cosas y huyó de la capital con su familia. Dos semanas más tarde, el rey comenzó a sentirse realmente mal y llamó al médico, pero nadie pudo hallarlo. En pocos días, el rey empezó a vomitar sangre y murió.Cuando muchos años después alguien encontró por casualidad al antiguo médico imprerial, le cuestionó su decisión. Este dijo, “Cuando la enfermedad está en la piel, puede tratarse mejorando la alimentación; cuando pasa a los músculos se requiere de hierbas potentes; cuando se infiltra en los huesos es necesario tomar medidas drásticas como las agujas y hasta la amputación; pero cuando llega a la médula, no hay nada más que hacer sino esperar la muerte. El rey no quiso reconocer a tiempo su enfermedad ni tratarla sino hasta que fue demasiado tarde. Yo no podía hacer nada para salvarlo cuando finalmente me llamó.”