El internet está lleno de frases sabias. O
que suenan sabias. O que alguna vez fueron sabias pero que sin contexto no
significan nada. Y más que nada, hay frases que expresan actitudes que si se piensan un poco, implican un montón de cosas problemáticas. Ya he hablado antes de este tema, acerca de cómo en el
internet se confunde a Einstein con el filósofo de Guemes, a la magnesia con la
gimnasia y al amor con las ganas de ir al baño. Aquí voy a ver de nuevo esa
manera favorita que tiene el ciberespacio para dispensar sabiduría: el Poster
Motivacional que se copy-pastea al infinito (y más allá), así como las redes sociales.
La imagen de arriba es un clásico, y es
casi un mantra de los filosofo-hippie-Jedi que de alguna forma le encuentran
sentido a decir “Haz o no hagas, pero no existe el intentar”. Quizá a Yoda, con su gramática surrealista,
también se le dificultaba entender el significado de ‘intentar’, sin lo cual NO
se puede hacer nada. Y para los nerds que me van a decir que estoy mal, e
interpretan la frase como ‘cree en ti mismo’: en ese momento Luke, su alumno,
estaba SOBREESTIMANDO sus propias habilidades y quería lanzarse a una guerra
sin entrenar. O sea que ni en sí misma, ni en el contexto de la película, tiene
sentido. Y además tengo a Obi-wan de mi lado:
Pongo algunos otros ejemplos de los que gente
bien intencionada me manda de repente, pero incluyo una reflexión extra,
producto de cinco a diez segundos de pensar realmente en la sabiduría expuesta
en cada poster o frase: desde las típicas ‘cree en tus sueños’ de toda la vida,
hasta payasos modernos que explotan terminología de la ciencia (porque
‘Cuántico’ es el nuevo ‘Atómico’):
(NOTA: Zyprexa es un anti-psicótico).
Y para finalizar, una perla de surrealismo:
Y ya que andamos muy cosmopolitas con el
Mundial, aquí puede ver algunos chistes de Nacionalidades, o chistes de
Equívocos por no poner atención a lo que se dice.
Me van a perdonar los fetichistas de este tipo de posters (o sea del
poster original, antes de que yo le agregara la frase de abajo), pero no se
deben de tomar las palabras “libro” y “lectura” como sinónimos, o metonimias,
de “Cultura” (en el sentido de alta cultura, no de forma de vida generalmente
aceptada de un pueblo).
Si alguna vez hace muchos siglos la Lectura, esa sí con mayúsculas, fue
un acto casi sagrado, ya no lo es ni con mucho. Y no es que se haya degradado,
pero la lectura y escritura, como habilidades, han pasado de ser algo
extremadamente raro, a ser una necesidad básica, una capacidad trivial que no está supeditada a ver cuántas letras
pueden poner en el papel unos pocos escribas y maestros, sino que está masificada
y por ende tiene hoy todo tipo de contenidos. A lo que voy, que es la ‘herejería’
que muchos no pueden terminar de deglutir: hay lecturas objetivamente malas,
objetivamente nocivas.
Es exactamente lo mismo que la comida: durante milenios hemos
sobrevivido tratando de corretear conejos y encontrar alguna mora silvestre que
no nos hinche la cara al momento de comerla. La comida era literalmente
sagrada. Hoy en muchos países el problema es la obesidad, tratar de descifrar
cuál es el colesterol bueno y el malo, y qué remolachas combinadas con Omega 3 nos
bajan la panza. No podemos negar que al tener una necesidad satisfecha, siempre
hacemos lo mismo: abusar y empezar a fabricar Doritos con sabor a tocino y
frambuesas. Y bañarlos de chocolate.
Escribí más en detalle en otro post, de donde copio este párrafo:
“Digamos que dos jóvenes son tomados al azar. No son especialmente
violentos, ni generosos, ni nada en específico. Son, digamos, ‘normales’. A
cada uno se le toma aparte y durante años no se le da a leer más que un solo
tema: al primero, nada más que libros de filosofía y de ciencia; al segundo,
nada más que libros pornográficos y novelas rosas. Una dieta de uno y de otro a
largo plazo, ¿qué mentalidad provocan? ¿Podemos pensar que no hay diferencia?
Creo que sería difícil sostener tal posición.”
Ahora bien: POR SUPUESTO que la Lectura enriquece, abre la mente, etc
etc etc. Y también la comida nutre. Pero en ambas hay que tener criterio. ¡Seguramente
un biberón de Coca-Cola al bebé de 3 meses no es tan bueno como la leche
materna! Y lo que entra por los ojos también es alimento.
A lo largo del tiempo ha habido posturas encontradas acerca de la
escritura y la lectura. Platón dijo que “los libros son como las figuras
pintadas, que parecen vivas, pero no contestan una palabra a las preguntas que
les hacen”, y muchos maestros de aquél tiempo preferían la instrucción oral y
el diálogo a la simple lectura, porque “El maestro elige al discípulo, pero el
libro no elige a sus lectores, que pueden ser malvados o estúpidos”. Y
abundando en este punto acerca de la importancia de la instrucción de viva voz,
Clemente de Alejandría (s. II) añadió que “Escribir en un libro todas las cosas
es dejar una espada en manos de un niño”.
Eso es en cuanto a los defensores de la memoria y el entendimiento, la
instrucción presencial y la relación maestro-alumno. Del otro extremo están también
los campeones de la idea no sólo de Lectura, sino del Mundo mismo como
Escritura que debe descifrarse: el poeta francés Stephane Mallarmé (1842-98) dijo que “El
mundo existe para llegar a un libro”, como metáfora del entendimiento total
mucho más allá de meras palabras; eso fue más o menos al mismo tiempo que el
escocés Thomas Carlyle (1795-1881), famoso por su propuesta de la historia humana
como ‘historia de los héroes’, añadió que “la historia universal es Escritura
Sagrada que desciframos y escribimos inciertamente, y en la que también nos
escriben”.
Así que en todo caso, la lectura y le escritura van dela mano del Entendimiento y del Criterio. Cierro
aquí con un pasaje de otro libro, “Kung Fu en Una Taza de Té”:
“El cuerpo requiere de alimento y de
ejercicio.
De la misma forma, el espíritu debe ser alimentado.
¿De qué se alimenta el espíritu?
De impresiones y de experiencias, que le dan forma,
y de actos de voluntad, que le conceden temple.
Pero como este alimento es sutil y difícil de ver,
frecuentemente es ignorado y despreciado.
Un hombre puede recorrer diez leguas para
encontrar a un médico que cure su dedo o su oído, mas rehúsa buscar un maestro
o seguir una disciplina, aún y cuando su espíritu está embotado y enfermo.
Un hombre desde luego rehusará un alimento
descompuesto, y se tapará la nariz y la boca si pasa por un lugar de olores
infectos. Y sin embargo no desdeña participar en actos vergonzosos y asumir
actitudes degradantes.
¡Cuán sutil es este alimento, y qué
tragedia es no poder encontrarlo!”
VIDEO DEL DÍA
He aquí el guacamole más original que he visto. No quiero decir nada
acerca de él para no arruinar la sorpresa: