lunes, 16 de diciembre de 2019

Suicidio y estigma


Para El Flack. Te quiero, men.

Acabo de hacer una encuesta acerca de empatía. Los resultados son tétricos.
La pregunta fue, “Hay un cluster de suicidios en un lugar X. Escoge una reacción.” Estos fueron los resultados:


Aquí hay mucho qué desempacar, así que vamos por partes:
Hay sólo un 42% de empatía, o por lo menos de razonable duda. Me refiero a la opción 3, la que pregunta si algo raro está pasando en ese lugar.
No nos confundamos: las otras 3 respuestas no son empáticas, ni lo que llamamos “civilizadas”: la 1 es una indiferencia que puede tener muchos matices, pero las respuestas 2 y 4 son una hostilidad y desdén activos ante una tragedia. Y eso que se hizo en época navideña, cuando se supone que el amor al prójimo permea el ambiente.

Esto es muy entristecedor y muy preocupante, y lo voy a explicar en cuatro partes: no preguntar lo importante, el estigma general de los problemas mentales, la ignorancia de muchos temas que están relacionados con este caso, y la politización que está infectando todo recientemente.
Pero primero esto: si usted contestó la encuesta tiene en mente su respuesta, si no, hágalo ahora.
¿Listo?
OK, probablemente, si usted es mexicano y tiene más de una semana en internet, habrá relacionado la pregunta con el caso del ITAM. Pero la encuesta no lo menciona, tan sólo dice que hay un montón de suicidios en algún lugar. Aquí va:


En 2010, en Foxconn, la fábrica china de Apple, hubo 16 intentos de suicidio, resultando en 13 muertes y en otras 150 amenazas de suicidio.
Piense en eso.
Ahora piense: si en la encuesta hubiera hablado explícitamente de este caso, ¿su respuesta hubiera cambiado? Estoy 99% seguro de que sí, y de que la opción 3 hubiera arrasado.
Me dirá que son cosas diferentes. Lo son. Pero la pregunta está formulada de esa forma por una muy buena razón. Empecemos:

La pregunta incorrecta
No estamos haciendo las preguntas correctas, tan sólo estamos viendo cómo repartir culpas y cómo sentirnos superiores a aquellos con los que estamos en desacuerdo. Como éste es un tema de “carácter”, con más ganas queremos ganar la discusión, porque no es meramente tener razón en una estadística o una política, sino de resultar moralmente superiores.
Desde luego, me interesa el tema de que hay un pliego petitorio quizá exagerado como reacción, me interesa saber el grado de presión que hay en el ITAM y me interesan muchos temas más relacionados con lo que está pasando.
Pero nada de eso me interesa para la encuesta; tan sólo la reacción empática hacia un problema de aflicciones mentales. Porque de eso estamos hablando:

Estigma del suicidio
No estamos hablando de una “falta de carácter” ni de “debilidad” ni mucho menos de ese infame mote que sacaron de inmediato: Mártires de Starbucks. A quien nunca haya tenido que tratar con personas con problemas depresivos o haya perdido a alguien por suicidio, puede resultarle fácil y hasta divertido arrojar esos motes a diestra y siniestra. Más siniestro que diestro, hay que decir.
Los trastornos mentales y en especial el suicidio tienen un estigma social parecido al de la víctima de una violación. Son hechos menos, son “inadecuados y débiles”, y encima de soportar su sufrimiento emocional se le victimiza y ridiculiza, son “de cristal.” Una de las razones por la que es tan difícil de prevenir es porque la gente no habla y al contrario, intenta parecer “normal”, para no ser tildados con estos nombres que tanta gente ha repetido en las redes. Ignoramos muchas cosas:

Incomprensión e ignorancia
La depresión no es falta de carácter. Es una enfermedad como la gripe o el cáncer, de cuyos síntomas no podemos huir sólo con desearlo. Y no es nueva, por el amor de Cristo: hay quienes han dicho que “en mis tiempos no había eso de la depresión.” Es como decir que en sus tiempos no había bacterias. En el siglo IV a.C. el famoso Hipócrates la describió en sus síntomas, llamándola “melancolía.”
El decirle a alguien con depresión “frágil” como se ha dicho en redes, es ignorante y es cruel. No se compone con actitud, se compone ingiriendo químicos que el cerebro no produce normalmente y que requiere para su funcionamiento sin bandazos emocionales extremos.
Decirle esto a alguien con depresión es exactamente lo mismo que decirle a un alcohólico, “¡Vamos por una cerveza! Seguramente, como yo, te puedes tomar una y ya.”
No, no puede. Porque su cerebro tiene una disfunción, y libera químicos de forma diferente al tuyo, y esos químicos causan comportamientos que en ti no existen. Y necesidades que simplemente no puedes comprender.
Otra cosa es que el suicidio, en todos lados, va al alza. Esto tiene muchas razones, incluyendo muchas de las características de la vida moderna, como superpoblación y presión social, expectativas económicas, bullying cibernético y una miríada de cosas más. Pero sigue siendo más riesgoso en gente de 15 a 25 años, que es cuando se estudia, por eso instituciones educativas en todos lados tienen departamentos de apoyo sicológico e incluso especializados en prevención del suicidio. La UNAM en México y el Tecnológico de Massachusetts (MIT) son dos casos que reconocen los riesgos; de hecho la tasa de suicidios en el MIT es mayor al promedio nacional por ser una institución altamente demandante.
Pero nadie nacimos sabiendo. Yo mismo, hace años, hice esa pregunta estúpida que menciono, a un amigo alcohólico. Uno de los mejores amigos que he tenido, una de las personas más brillantes que he conocido, y le hice esa pregunta estúpida. Lo siento, R.
La ignorancia es superable si nos armamos de intención y de Google. Lo peor no es eso, sino la ignorancia voluntaria:

Politización
Como ya dije arriba, los temas de pliegos petitorios, acciones a tomar, gente aprovechando reflectores, son todos válidos y deben ser discutidos por sus propios méritos. Pero también repito, esta encuesta no se trataba de ninguno de ellos. La flame war que se ha desatado en las redes está basada en filias y fobias políticas, en ego y en ansia de superioridad moral. Basta de esta mierda. Es Navidad, por Dios. Como sociedad, como humanidad, tenemos problemas. Nuestros jóvenes afrontan cosas que nunca nadie ha afrontado: si nuestros abuelos se peleaban con un jabalí o fueron a la guerra, eso no significa que fueran mejores ni peores, cada generación afronta retos en sus propias circunstancias, en sus propios términos. ¿Estamos perdiendo la empatía para siquiera decir “ah caray, qué pasa ahí”?

Conclusiones
Si contestaste cualquier opción que no fuera la 3, puedes darle todas las vueltas que quieras al asunto, pero la formulación de la pregunta es clara: la pregunta no fue ¿quién tiene la culpa?, ni tampoco ¿qué hay que hacer?, ni tampoco ¿las protestas y las peticiones y las declaraciones son razonables?  Nada de eso. La pregunta es, ¿cuál es TU reacción ante una de las peores desgracias que le puede pasar a alguien?
Si no puedes empatizar con una persona que sufre emocionalmente de forma tan extrema que se quita la vida, básicamente no puedes empatizar con nada. ¿O sería diferente preguntar si empatizas con Robin Williams?
Si no puedes empatizar, es probable que tú mismo sufras de una disfunción que es bien conocida, hay mucha gente que nace con esta característica.
Si no quieres empatizar, quizá te hace falta un poco de reflexión. Y si no quieres empatizar y además activamente buscas justificaciones basadas en que la persona afectada pertenecía a una categoría de “ellos” con la que tienes diferencias, eres un síntoma de la espantosa polarización que estamos atestiguando.

Se tenía que decir. Sorry not sorry.

  

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