Para El Flack. Te quiero, men.
Acabo de hacer una
encuesta acerca de empatía. Los resultados son tétricos.
La pregunta fue, “Hay
un cluster de suicidios en un lugar X. Escoge una reacción.” Estos fueron los
resultados:
Aquí hay mucho qué
desempacar, así que vamos por partes:
Hay sólo un 42% de
empatía, o por lo menos de razonable duda. Me refiero a la opción 3, la que
pregunta si algo raro está pasando en ese lugar.
No nos confundamos:
las otras 3 respuestas no son empáticas, ni lo que llamamos “civilizadas”: la 1
es una indiferencia que puede tener muchos matices, pero las respuestas 2 y 4
son una hostilidad y desdén activos ante una tragedia. Y eso que se hizo en época
navideña, cuando se supone que el amor al prójimo permea el ambiente.
Esto es muy
entristecedor y muy preocupante, y lo voy a explicar en cuatro partes: no
preguntar lo importante, el estigma general de los problemas mentales, la ignorancia
de muchos temas que están relacionados con este caso, y la politización que
está infectando todo recientemente.
Pero primero esto: si
usted contestó la encuesta tiene en mente su respuesta, si no, hágalo ahora.
¿Listo?
OK, probablemente, si
usted es mexicano y tiene más de una semana en internet, habrá relacionado la
pregunta con el caso del ITAM. Pero la encuesta no lo menciona, tan sólo dice que
hay un montón de suicidios en algún lugar. Aquí va:
En 2010,
en Foxconn, la fábrica china de Apple, hubo 16 intentos de suicidio,
resultando en 13 muertes y en otras 150 amenazas de suicidio.
Piense en eso.
Ahora piense: si en la
encuesta hubiera hablado explícitamente de este caso, ¿su respuesta hubiera
cambiado? Estoy 99% seguro de que sí, y de que la opción 3 hubiera arrasado.
Me dirá que son cosas
diferentes. Lo son. Pero la pregunta está formulada de esa forma por una muy
buena razón. Empecemos:
La pregunta
incorrecta
No estamos haciendo
las preguntas correctas, tan sólo estamos viendo cómo repartir culpas y cómo sentirnos
superiores a aquellos con los que estamos en desacuerdo. Como éste es un tema
de “carácter”, con más ganas queremos ganar la discusión, porque no es
meramente tener razón en una estadística o una política, sino de resultar
moralmente superiores.
Desde luego, me interesa
el tema de que hay un pliego petitorio quizá exagerado como reacción, me
interesa saber el grado de presión que hay en el ITAM y me interesan muchos
temas más relacionados con lo que está pasando.
Pero nada de eso me
interesa para la encuesta; tan sólo la reacción empática hacia un problema de
aflicciones mentales. Porque de eso estamos hablando:
Estigma del suicidio
No estamos hablando
de una “falta de carácter” ni de “debilidad” ni mucho menos de ese infame mote
que sacaron de inmediato: Mártires de Starbucks. A quien nunca haya tenido que
tratar con personas con problemas depresivos o haya perdido a alguien por
suicidio, puede resultarle fácil y hasta divertido arrojar esos motes a diestra
y siniestra. Más siniestro que diestro, hay que decir.
Los trastornos
mentales y en especial el suicidio tienen un estigma social
parecido al de la víctima de una violación. Son hechos menos, son “inadecuados
y débiles”, y encima de soportar su sufrimiento emocional se le victimiza y
ridiculiza, son “de cristal.” Una de las razones por la que es tan difícil de
prevenir es porque la gente no habla y al contrario, intenta parecer “normal”,
para no ser tildados con estos nombres que tanta gente ha repetido en las
redes. Ignoramos muchas cosas:
Incomprensión e
ignorancia
La depresión no es
falta de carácter. Es una enfermedad como la gripe o el cáncer, de cuyos
síntomas no podemos huir sólo con desearlo. Y no es nueva, por el amor de
Cristo: hay quienes han dicho que “en mis tiempos no había eso de la depresión.”
Es como decir que en sus tiempos no había bacterias. En el siglo IV a.C. el
famoso Hipócrates la describió en sus síntomas, llamándola “melancolía.”
El decirle a alguien
con depresión “frágil” como se ha dicho en redes, es ignorante y es cruel. No
se compone con actitud, se compone ingiriendo químicos que el cerebro no
produce normalmente y que requiere para su funcionamiento sin bandazos
emocionales extremos.
Decirle esto a
alguien con depresión es exactamente lo mismo que decirle a un alcohólico,
“¡Vamos por una cerveza! Seguramente, como yo, te puedes tomar una y ya.”
No, no puede. Porque
su cerebro tiene una disfunción, y libera químicos de forma diferente al tuyo, y
esos químicos causan comportamientos que en ti no existen. Y necesidades que
simplemente no puedes comprender.
Otra cosa es que el
suicidio, en
todos lados, va al alza. Esto tiene muchas razones, incluyendo muchas de
las características de la vida moderna, como superpoblación y presión social,
expectativas económicas, bullying cibernético y una miríada de cosas más. Pero
sigue siendo más riesgoso en gente de 15 a 25 años, que es cuando se estudia,
por eso instituciones educativas en todos lados tienen departamentos de apoyo
sicológico e incluso especializados en prevención del suicidio. La UNAM
en México y el Tecnológico de Massachusetts (MIT)
son dos casos que reconocen los riesgos; de hecho la tasa de suicidios en el
MIT es mayor al promedio nacional por ser una institución altamente demandante.
Pero nadie nacimos
sabiendo. Yo mismo, hace años, hice esa pregunta estúpida que menciono, a un
amigo alcohólico. Uno de los mejores amigos que he tenido, una de las personas
más brillantes que he conocido, y le hice esa pregunta estúpida. Lo siento, R.
La ignorancia es
superable si nos armamos de intención y de Google. Lo peor no es eso, sino la
ignorancia voluntaria:
Politización
Como ya dije arriba,
los temas de pliegos petitorios, acciones a tomar, gente aprovechando
reflectores, son todos válidos y deben ser discutidos por sus propios méritos.
Pero también repito, esta encuesta no se trataba de ninguno de ellos. La flame
war que se ha desatado en las redes está basada en filias y fobias
políticas, en ego y en ansia de superioridad moral. Basta de esta mierda. Es
Navidad, por Dios. Como sociedad, como humanidad, tenemos problemas. Nuestros
jóvenes afrontan cosas que nunca nadie ha afrontado: si nuestros abuelos se
peleaban con un jabalí o fueron a la guerra, eso no significa que fueran
mejores ni peores, cada generación afronta retos en sus propias circunstancias,
en sus propios términos. ¿Estamos perdiendo la empatía para siquiera decir “ah
caray, qué pasa ahí”?
Conclusiones
Si contestaste
cualquier opción que no fuera la 3, puedes darle todas las vueltas que quieras
al asunto, pero la formulación de la pregunta es clara: la pregunta no fue ¿quién
tiene la culpa?, ni tampoco ¿qué hay que hacer?, ni tampoco ¿las protestas y
las peticiones y las declaraciones son razonables? Nada de eso. La pregunta es, ¿cuál es TU reacción
ante una de las peores desgracias que le puede pasar a alguien?
Si no puedes
empatizar con una persona que sufre emocionalmente de forma tan extrema que se
quita la vida, básicamente no puedes empatizar con nada. ¿O sería diferente
preguntar si empatizas con Robin Williams?
Si no puedes
empatizar, es probable que tú mismo sufras de una disfunción
que es bien conocida, hay mucha gente que nace con esta característica.
Si no quieres
empatizar, quizá te hace falta un poco de reflexión. Y si no quieres empatizar
y además activamente buscas justificaciones basadas en que la persona afectada pertenecía
a una categoría de “ellos” con la que tienes diferencias, eres un síntoma de la
espantosa polarización que estamos atestiguando.
Se tenía que decir.
Sorry not sorry.
No hay comentarios:
Publicar un comentario