sábado, 14 de diciembre de 2019

Sólo un villano se puede robar realmente la Navidad


De esos cuatro villanos, sólo uno puede realmente destruir la Navidad; aquí están del más inofensivo al peor de todos:

HEAT MISER
(The Year without a Santa Claus, 1974)
El Rey del Verano ni siquiera quería robarse o hacerle nada malo a la Navidad, tan sólo estaba terco de no irse y así hacer que la Navidad fuera caliente en lugar de fría. Es en esencia hacer que alguien de Canadá pase la Navidad en Argentina. Peligro: nulo.

GRINCH
(How the Grinch Stole Christmas; 1957, TV 1966)
El pobre Grinch tenía un entendimiento tan pobre de la Navidad, que creía que robarse los adornos y los juguetes iba a acabar con ella. Claro que hay gente que comparte ese entendimiento tan pobre, así que sí podrían irritarse ante la falta de foquitos. Peligro: casi nulo.

JACK SKELLINGTON
(The Nightmare before Christmas, 1993)
Jack, el Rey Calabaza de la Tierra de Halloween, no tenía nada en contra de la Navidad, al contrario, le fascinó cuando la vio por primera vez. El problema es que cuando la descubrió, pensó que podía hacerla más interesante si le añadía una buena dosis de arañas y fantasmas.  Peligro: moderado, porque la verdad nadie quiere abrir regalos y hallar manos cercenadas.
 
Estos tres “villanos” quizá pudieron trastocar un poco la Navidad, cambiando de manera más o menos intrascendente sus formas. Además todos son monstruos fantásticos, y ninguno se compara ni remotamente con los destrozos que puede causar un ser humano de carne y hueso:

EBENEEZER SCROOGE
(A Christmas Carol; 1843, TV 1984)
Scrooge es alguien que ha perdido la empatía por sus semejantes, y ha dejado que su corazón se congele ante el sufrimiento ajeno. Sólo si este sentimiento se hiciera común, se podría destruir la esencia de la Navidad: la compasión. Sólo la indiferencia es tan terrible como para lograr algo así.
Pero aún Scrooge tiene oportunidad de aprender la lección y redimirse.


VIDEO DEL DÍA
Marley, el fallecido amigo de Scrooge, le advierte de las cadenas que éste está aún forjando en su espíritu, y que son más largas que las de él. ¡Ay, que no podamos verlas porque no están hechas de hierro visible, sino de indiferencia!


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