El
presidente: una persona con cualidades y acciones que le permitieron llegar al
poder pero que una vez en él, esas mismas cualidades le limitan muchísimo.
Veamos. El creer de forma inamovible en sus ideas, el tesón de décadas, el
recorrer el país de arriba abajo a pie y el ponerse en contacto directo con la
gente para poder hablarles a cada uno de ellos en su idioma, con una
sensibilidad que nadie de sus opositores tenía. Además, se benefició de estar
en el lugar justo en el momento justo: el poder que había controlado el país
por décadas, había acumulado un rechazo generalizado y de esa forma le fue más
fácil cohesionar a la gente para asestarle un golpe mortal y desmantelarlo con
miras a lograr una renovación total del sistema.
El
problema fatal es este: un líder puede unificar a una nación en torno a un alto
ideal, pero una vez en el poder, la ignorancia técnica puede dar al
traste con todo. Dos cosas juntas se convierten en una receta para el desastre;
primeramente, la ya referida: ignorancia de temas técnicos. En segundo lugar, una fe
inamovible en sus ideales y en la creencia de que el poder confiere capacidades mágicas. Esto es, creer que la sola enunciación de una idea, basta para que
esa idea se materialice de forma instantánea y perfecta. De esta manera, con
una idea muy nebulosa del funcionamiento macro de un país, se pone a listar
ideas que si bien responden a una buena intención de mejora, ni son razonables
ni están actualizadas con las circunstancias del país.
Este
solo problema sería tratable si no estuviera combinado con otro: el rodearse de
gente cuya principal cualidad es la lealtad por encima de todo. Este tipo de
gente, llamada en inglés yes men (“los que sólo dicen que sí”) crea un peligrosísimo
círculo de mentiras en torno al líder: una mala idea no sólo no es refutada
oportunamente, sino que se intenta implementar y además se empiezan a crear
reportes positivos pero falsos, para dar la apariencia de que “el movimiento”
es siempre perfecto y que no acepta errores nunca. Esto no sólo es muy pernicioso
para la economía, sino que refuerza el nefasto culto a la personalidad del
líder, haciéndolo cada vez más inamovible. En los casos en los que los errores
son evidentes, siempre se puede culpar a actores externos y malévolos. Estas
acciones, acumuladas, desembocan entonces en catástrofe económica, aislamiento
internacional y la peor hambruna de la historia moderna.
Ah,
me olvidaba: estoy hablando de Mao Tse-tung.
VIDEO DEL DÍA
Podría ser que existan más dimensiones, pero no serían exactamente como las ponen en relatos fantásticos, de donde vienen enemigos de Superman y Dr. Who. Para entender qué son, este video es excelente:
No hay comentarios:
Publicar un comentario