En su libro Cai
Gen Tan (Cultivando
las Raíces de la Sabiduría) un texto pensado para oficiales de gobierno, el
pensador Hong Yinming (s. XVI) apunta:
Si a un insaciable le das oro, resentirá que no le hayas dado jade. Si le das rango de marqués, resentirá que no lo hayas hecho duque. Aún teniendo poder y riqueza, esta persona seguirá siendo un mendigo. … Al conducirse en sociedad, no hay que buscar con ansia el éxito: el no cometer errores ya es meritorio. Al tratar a los demás con benevolencia, no hay que esperar gratitud a cambio: el que no se conviertan en enemigos ya es gratitud.
Francis Bacon (s.
XVI), al otro lado del mundo, dice en sus Ensayos:
los hombres en altos puestos son siervos del Estado, de la fama y de los negocios; no tienen libertad en sus personas ni sus acciones ni su tiempo. Extraño deseo éste, de buscar el poder y perder la libertad; de regir sobre otros pero no sobre sí mismos. Llegar ahí es triste labor, pues con dolor se llega a mayores dolores.
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