Cuando Xiang Yu (232–202 aC) hubo dominado todas las armas de combate, dijo a su maestro:
“Me has enseñado las técnicas para derrotar en duelo a cualquier hombre,
pero lo que quiero es que me enseñes la forma de derrotar a diez mil hombres.”
“Me has enseñado las técnicas para derrotar en duelo a cualquier hombre,
pero lo que quiero es que me enseñes la forma de derrotar a diez mil hombres.”
— Registros de la Historia, de Sima Qian (s. I a.C.)
Entre 1571 y 1646 vivieron tres de las figuras más importantes y
definitorias de las artes marciales y de su filosofía en Japón: Miyamoto
Musashi, Takuan Soho y Yagyu Munenori. El primero es desde luego el más conocido
de los tres: el espadachín más famoso de la historia, cuya vida se ha
novelizado y llevado al cine varias veces. Su “Libro de los Cinco Anillos” es
bien conocido entre los practicantes de artes marciales y por el público en general.
El segundo, el monje Takuan, es uno de los filósofos Zen más importantes
y fue influencia decisiva en el pensamiento tanto de Musashi como de Munenori;
su libro “La Mente Sin Ataduras” es un texto fundamental para el entendimiento
del arte de la espada en particular, y de la filosofía Zen japonesa en general.
Yagyu Munenori es el menos famoso —pero no por eso el menos influyente— de los tres. Venía de una tradición aprendida por su padre, y perfeccionada
por él mismo, llamada la “No Espada”, una técnica muy avanzada para enfrentarse
con las manos desnudas a alguien armado. Cuando su padre hizo una demostración
de la técnica al daimyo (jefe militar) Ieyasu Tokugawa, éste se quedó tan
impresionado que de inmediato hizo a padre e hijo sus instructores. Munenori
tenía 22 años en ese momento, y desde entonces ya no se separó del daimyo,
siendo su instructor principal y guardia de confianza.
Dice la historia que 20 años después, Tokugawa había llevado a sus
fuerzas a asediar a un castillo rival. El sitio se prolongaba y un día, en un
ataque sopresa, veinte hombres armados salieron del castillo y con velocidad
inesperada llegaron blandiendo sus espadas hasta la tienda misma de Tokugawa,
creando pánico y confusión. Pero de pronto, entre ellos y el daimyo se situó
calmadamente Munenori, y con un movimiento tan grácil como veloz, abatió con la
espada a siete de los asaltantes. Esto dio tiempo a los guardias a recomponerse
y alejar al resto de los guerreros.
Cuando Takugawa se convirtió finalmente en shogun (máximo señor feudal),
mantuvo a Munenori siempre a su lado y, en el único caso en la historia de
Japón, lo elevó al rango de señor feudal menor.
Munenori, influyente como fue, siempre mantuvo su interés en las
enseñanzas del Zen y del taoísmo, y cómo se relacionan con la práctica de la
espada, del gobierno y de la guerra. Completando las aportaciones de estos tres grandes, él mismo también escribió un libro en donde expresa sus
reflexiones: La Espada que Da Vida. El siguiente es un extracto del capítulo
2, donde sopesa las graves responsabilidades del uso de las armas:
"En tiempos antiguos se dijo,
Las armas son instrumentos de mal agüero.
El Cielo las encuentra repugnantes,
y el Camino del Cielo es tan sólo usarlas cuando es necesario.
El Cielo las encuentra repugnantes,
y el Camino del Cielo es tan sólo usarlas cuando es necesario.
"Si nos preguntamos porqué esto es así, es porque el Camino del Cielo es
uno que da vida, mientras que estos instrumentos de muerte son dañinos, por lo
que se les considera repugnantes.
"Sin embargo, la máxima dice que el tomar esas armas y usarlas cuando no
puede ser evitado, también es parte del Camino. Si te preguntas qué significa
esto, podemos mencionar que las flores se abren y la hierba crece en la brisa de primavera,
pero las hojas caen y los árboles se marchitan al llegar el hielo del otoño.
Este es el juicio del Cielo.
"Hay una razón por la cual algo
que ha llegado a su estado más lleno debe ser golpeado. Un hombre puede hacer uso de su
buena fortuna y luego cometer injusticias, así que lo golpeas cuando su bolsa
de injusticia está llena. De esta forma puede decirse que el uso de las armas
es también parte del Camino del Cielo. Hay tiempos en los que diez mil personas
sufren por la maldad de una sola, y al destruir a esa sola persona, le das vida
a diez mil.
"Pero hay un arte para usar las armas. Si no aprendes ese arte, puedes
muy bien ser tú el aniquilado por aquél a quien pretendes destruir.
"Piensa en esto con cuidado. En lo que llamamos el arte marcial, un
guerrero se enfrenta a otro, ambos con una espada. En este arte marcial hay un
solo vencedor y un solo vencido; este es un arte marcial muy pequeño, porque
aunque hay victoria y derrota, la pérdida y la ganancia son pocas. En un gran
arte marcial una persona vence y su estado vence con ella, o bien un
individuo es derrotado y su estado cae con él.
"En un duelo entre dos espadas, la victoria es de aquél que armoniza el
Principio y la Forma, mente y cuerpo. En un conflicto entre muchas espadas, la
victoria es de quien piensa con cuidado en su estrategia, y controla y usa con
cuidado sus fuerzas."
VIDEO DEL DÍA
El Aikido japonés, fundado a principios del s. XX por el maestro Morihei
Ueshiba, es un estilo de "manos desnudas" que sigue en la venerable tradición
de la filosofía Zen de Takuan y de los estilos como la No Espada de Munenori.
Aquí un documental japonés de los años 30, que habla de la fundación de la
escuela:
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