Para Jair Hernández C.
Hay un cuento de budismo Zen que refiere
la siguiente historia:
Un día, un maestro famoso aceptó bajo su
tutela directa a un joven que tomó los votos en el templo y demostró su fervor
para el estudio. El joven adoptó el nombre de ‘Pequeño Ciruelo’, más o menos
como el nombre de ‘Saltamontes’, que recordarán los lectores que tengan cierta
edad.
El Pequeño Ciruelo fue el alumno más
aventajado del maestro, y antes de los 35 años se convirtió en un monje famoso
por su erudición. El maestro le enseñó que uno de los preceptos más importantes
para la meditación era el de no tomar en cuenta las palabras de los libros,
sino las propias revelaciones al ir profundizando en la reflexión.
Tras unos años más, el Pequeño Ciruelo, ya
como maestro, dejó el templo y se dirigió a unas villas lejanas en las
montañas, donde tomó su nueva residencia y empezó a enseñar. En poco tiempo su
erudución y su entendimiento le granjearon la simpatía y la admiración de la
gente de ese distrito, y su nombre se hizo famoso.
Con el tiempo, su fama llegó por boca de
varios viajeros de regreso al templo donde aún estaba su viejo maestro. Al
escuchar cómo se hablaba de su alumno, llamó a otro de los jóvenes monjes y le
dijo: “Ve a buscar al Pequeño Ciruelo y dile que el precepto que conoce ha sido
cambiado: lo más importante es tomar en cuenta las palabras de los que han
venido antes y escrito libros, y dejar de lado las propias visiones.”
El joven monje tomó su bolsa de viaje e
hizo el largo recorrido hasta las montañas donde vivía el Pequeño Ciruelo, a
quien finalmente encontró reposando bajo la sombra de unos árboles, al lado de
un templo pequeño. Cuando se presentó con él y le comunicó el mensaje del
maestro, vio cómo se quedaba en silencio por un largo rato, como sumido en
profundas reflexiones, para finalmente decir:
“El maestro se equivoca.”
El monje se soprendió al oír semejante
respuesta y, tras descansar esa noche en la pequeña aldea, al día siguiente se
despidió y emprendió el camino de regreso. Cuando volvió al templo, le comunicó
con preocupación al maestro las palabras que había escuchado.
El maestro asintió y sonriendo, dijo, “El
Ciruelo ha madurado.”
VIDEO DEL DÍA
Videogioco
(‘videojuego’) es una muy, muy paciente y creativa animación de Donato
Sansone (2009) usando una variación de la técnica tradicional de stop-motion,
de la que mis lectores ya saben que soy entusiasta:
Buenisimo mi querido Alfonso!! :D
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