Este es mi paseo
diario desde hace 25 días: desde que estamos en cuarentena por la crisis del
coronavirus.
Ciertamente no
estamos tan mal como en la región de Hubei, donde las restricciones de
movilidad son muy estrictas; pero por ahora no puedo salir del pueblo de
Jiaojiang, y desde hace 10 días, sólo puedo salir del complejo habitacional (“yuan”)
donde vivo, una vez cada dos días, para hacer las compras. Esto puede sonar
duro, pero hoy los invito a que se de paseen conmigo por el yuan.
Este yuan es bastante
grande: en total son 46 edificios distribuidos en 9 hectáreas.
Hay cinco distintos
accesos, pero hace 10 días que fueron cerrados cuatro de ellos y todos debemos
entrar y salir por una sola puerta, donde hay pruebas de temperatura. Estas son
las dos puertas más cercanas a mi edificio, donde siempre empiezo la caminata:
Casi no hay gente porque salimos lo menos posible, pero me encuentro a una vecina jugando badminton con su niño, y al señor de la basura entretenido en su celular:
Al otro extremo del parque está la escuela particular del yuan. Verla cerrada y desierta en un martes a las 4 de la tarde es un sentimiento extraño, ya que a esta hora debería de haber un pandemonio de niños saliendo de regreso a sus edificios:
De ese acceso, tomo una de las calles principales, que va de sur a norte, y mis pasos hacen eco en la soledad que, no voy a mentirles, es muy melancólica en estas circunstancias:
Me topo con un par de
vecinos en el camino, todos igual que yo con mascarillas, y nos saludamos con la
ligera inclinación de cabeza de los chinos.
Al otro extremo de la
calle, llego a un parque más pequeño, donde la pantalla de mensajes para los
vecinos nos recuerda llevar mascarillas y extremar precauciones.
Doblando a la derecha
paso el quiosco que a esta hora debería de estar lleno de abuelas intercambiando
los chismes del día:
Y llego al cuarto
acceso, cerrado también, donde una vecina le ha pedido a una amiga de fuera que
le acerque algunas provisiones para el día:
Volviendo sobre mis
pasos, atravieso de nuevo el parque con el quiosco y doblo a la derecha, a la
puerta norte, la única entrada abierta, donde todos los guardias están
concentrados revisando entradas y salidas.
Llevan un registro y tienen sus pistolas de temperatura para revisar a quienes entramos y salimos. Están en eso todo el día, pero el raro hecho de estar todos juntos les hace más llevaderos los días, chismeando y pidiendo noticias de quienes entran y salen.
Incluso al lado de la
puerta hay un par de vendedoras de vegetales y camarones, para que los vecinos no
tengan que ir tan lejos si buscan esas provisiones.
Me pongo a charlar con
ellos un rato, como todos los días. Y como todos los días, están de buen humor
y me dicen que aguante un poco más, que China va a salir de esto pronto. Son
geniales.
Regreso por el camino
que me falta, el que me lleva al jardín más pequeño de todos pero que es el
favorito de mi niña, donde cuando era más chiquita se divertía buscando
cochinillas y setas en temporada de lluvias, y donde plantamos una pequeña
parcela con ajos, cebollas y calabazas.
Hay buen humor. Hay
preocupación, pero siempre hay una reserva de buen humor y ánimo. Más vecinos
pasan, inclinando la cabeza al verme y sonreímos bajo nuestras mascarillas.
Excelente que se esten llevando con humor, y dentro de lo posible la comunicación vital para evitar la depresión y desesperación. Un saludo de Mty NL, Mex.
ResponderEliminarSaludos hasta el terruño, paisano! Y seguimos de buen ánimo.
EliminarMuy solitario... Gracias por compartir.
ResponderEliminarAsí han sido estos días, pero poco a poco mejora la situación.
EliminarUn muy buen tour, sin embargo, la incertidumbre es latente. Esperemos Dios Mediante que todo vuelva a la normalidad del dia a dia, sin nada incierto. Excelente optimismo de todos ustedes. Un abrazo muy fuerte.
ResponderEliminarGracias, y así lo esperamos aquí todos también, que pronto vuelva la vida a su cauce.
EliminarGracias por permitirnos acompañarte en tu salida y percibir escuchar solo tus pasos.
ResponderEliminarGracias por leer y darte el tiempo de comentar.
EliminarQue manera de narrar, casi creí que iba junto a ti, y escuchar esos pasos solitarios atravesando el pasillo hacia el jardín que más te gusta, la actitud cuenta mucho, como dicen, esto pasará pronto!! Saludos a tú princesa!
ResponderEliminarMuchas gracias Alicia! Así se llama también mi niña, y de parte de ambos un abrazo hasta México!
EliminarQuerido Alfonso Araujo, no te conozco y sin embargo en mi Familia estamos atentos a tu familia, a tus emociones y tus sinsabores. Estamos pendientes de tus crónicas y de tus tuits. Es muy valioso e importante saber de ti, de ustedes en sus día a día.
ResponderEliminarHoy leyendo cotidianamente un interminable y muy interesante sobre la decena trágica en México 🇲🇽, sucesos de traición y de lo peor del hombre que enlutecieron a las Familias en México hace más de cien años, sobre todo cuando personalmente leo esta crónica por varios días, que coincidentemente, son fechas gemelas a las que ocurrieron realmente en aquél momento. Pero me alienta saber que ése infierno vivido por nuestros antepasados, pasó, por tanto, abrigo mucho la esperanza, que el infierno que ustedes enfrentan a cada día en tu Familia y en el país de China 🇨🇳, con todo su pueblo, habrán de superarlo de mil maneras satisfactorias y muy buenas para China 🇨🇳 y para el mundo entero.
Aprovecho la ocasión para mandarte Abrazo Fraterno y solidario, para con tu cuarentena.
Desde luego, vivimos tus narraciones al máximo, ya que mi mujer trabaja para el INER y vivimos mas candentemente tus estados de ánimo y tus vivencias diariamente.
Me despido dándote un abrazo grande y te hago llegar los abrazos Fraternos de toda mi Familia Navarrete Ayala, hacia la Familia Araujo. Abrazo de mi esposa Pilar y de mis hijos, Mario y Emiliano, para todos en tu Familia y en tus vecinos.
Abrazo Grande Familia Araujo
Miércoles 19 de febrero de 2020
Mario Navarrete Real
MNR
Hola Mario, muchísimas gracias por tu mensaje y tus buenos deseos, así como la referencia a otros tiempos trágicos ya superados. Estos también habrán de superarse y dejarnos enseñanza, quizá la más valiosa siendo el valor de reconocernos como humanidad, más allá de las diferencias triviales de razas y naciones. Un abrazo de regreso a ti tu tu familia.
EliminarAlonso, que Dios te acompañe en todo lo que hagas. Que Dios bendiga tu vida y la de tus seres queridos.
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