Por favor vea esa gráfica de arriba con
detenimiento, estimado lector. La línea azul representa la evolución de la
epidemia de SARS en 2003, que fue una alerta sanitaria global; la línea
amarilla representa la evolución hasta el momento de la epidemia del
coronavirus de Wuhan.
El SARS registró alrededor de 6000 casos
en 160 días, el coronavirus ha registrado 7 veces más (42,000) en 40. Esto es,
28 veces peor, y eso sin contar que está siendo contenido por la mayor
operación de cerco sanitario de la historia. Algunos, sin embargo, quieren pensar
que es peor todavía. Veamos los números y las tendencias disponibles.
CICLO DE EPIDEMIAS
Las epidemias siguen un ciclo de 4 fases:
en la primera apenas se reconoce y es difícil de distinguir de otras
enfermedades parecidas, aquí los casos, al no ser reconocidos de inmediato o
ser confundidos con otros, se reportan de manera muy lenta. Esta fase duró casi
dos meses con el SARS y por lo menos 2 semanas con el coronavirus.
En la segunda fase, la enfermedad se
identifica y los casos son corroborados más rápidamente; esto lleva a fase explosiva
de aumento de casos. En el SARS duró 30 días, ahora mismo llevamos casi 20.
La tercera fase es cuando finalmente las
medidas (preventivas y de tratamiento) surten efecto y los casos nuevos ya no
aumentan sino muy moderadamente, esto lleva a la estabilización (la “meseta” de
la curva) en la que las personas son tratadas hasta completar su convalecencia.
Esto depende de la evolución de cada enfermedad; en el SARS duró más de 2
meses; en nuestro caso aún no llegamos a esa etapa y los datos disponibles
muestran periodos de convalecencia tan cortos como 6 días y tan largos como 23.
La última etapa es el declive de enfermos
y la desaparición de nuevos casos reportados.
LOS NÚMEROS Y LAS TENDENCIAS
Hasta ahora el comportamiento de las
cifras oficiales se han comportado más o menos de acuerdo a la forma esperada,
dadas las características de este virus: su factor de contagio (alrededor de
2.5), su periodo de incubación asintomático (3-14 días) y la dispersión de
viajeros en fechas de vacaciones, que ocasionó su diseminación en todo el país.
Esta gráfica muestra la correlación directa entre viajes desde Wuhan, la zona
cero, y la incidencia de casos en las demás provincias:
En esta gráfica se aprecia la evolución
del número de casos por provincia, en donde, al haber menos explosividad y no
saturación de los servicios médicos, los números, más fluctuantes al principio,
tienden a estabilizarse pronto:
Recordemos que la tasa de mortalidad, se
dispara en las zonas originales debido a que la explosión de casos tiende a
saturar y sobrepasar las capacidades instaladas de los sistemas de salud: una
ciudad con un sistema hospitalario con 1000 camas que súbitamente recibe a 5000
pacientes, colapsa y al no poder atender a los pacientes, hace que una
enfermedad con tasa de mortalidad de 1% suba a 5% o más. Esta gráfica compara
la mortalidad en Hubei (la zona cero, en azul), con la del resto del país, que
ha sido consistentemente muchísimo menor y menos fluctuante:
Aquí se puede apreciar también el
contraste entre la explosividad de casos en Hubei (rojo) y el resto del país
(azul):
CRÍTICAS A LOS NÚMEROS
Se han realizado muchas críticas a las
cifras oficiales, algunas con bases sólidas y otras rayando en teorías
conspiratorias.
Primero que nada, es muy probable que las
cifras tengan errores por defult, especialmente en los casos confirmados. Esto se
puede deber a:
- casos mal diagnosticados,
- personas lejos de las ciudades y de centros
de salud,
- personas enfermas pero que no saben de
la gravedad de la epidemia,
- personas enfermas que reaccionan
positivamente y no se sienten mal,
- personas en pánico que no quieren ir al
hospital,
- personas de hecho huyendo de las
revisiones impuestas, y
- errores humanos al momento del registro
debido a negligencia, saturación y otras causas.
Todas estas causas son de esperarse en la
zona cero de infección y no podemos sino elucubrar acerca del tamaño del error
inducido, que sin embargo es difícil pensar que pudiera exceder un 15 ó 20%,
dadas las dimensiones de la campaña de contención sanitaria. Los datos
reportados en el resto de las provincias son consistentes con las toneladas de
información cruzada que se han recopilado via análisis de Big Data (como
la gráfica circular de viajes vs. infecciones de arriba), y es difícil que
pudiese haber un error sistemático en los reportes de todos los hospitales del
país. Si hay una incidencia de errores o incluso manipulación más alta, debería
de concentrarse en Hubei.
Virus mágico
Hace un par de días una persona en pánico
se preguntaba por qué la tasa de mortalidad “mágicamente
se mantenía en 2.1%” y que esto era indicación segura de manipulación de
datos. La respuesta es sencilla y se aprecia en la gráfica de arriba: al
principio, con pocos datos, la tasa sube o baja de forma abrupta, pero a medida
que se recaban más datos y que las medidas sanitarias toman efecto, se tiende a
llegar a un número. Aún así, el 2.1% no es una tasa de mortalidad exacta, porque
mezcla la alta mortalidad de Hubei, debida a desabasto, con la del resto del
país, en condiciones más ideales. Una vez que pase la crisis, la tasa de
mortalidad del coronavirus probablemente se definirá hacia abajo; esto es, en
condiciones en que el paciente puede ser tratado y no en condiciones de
desabasto extremo.
Cambio de conteo
Otra crítica en las últimas 24 horas es a
un cambio en la manera de contabilizar los casos confirmados, eliminando a varias
personas asintomáticas. Esto se ha manejado como una forma de maquillar las cifras
haciendo parecer menos los casos corroborados. La noticia es parcialmente cierta:
lo que se ha hecho es cambiar el modelo de diagnóstico, de solamente usar la “cajita
de pruebas” como se ha dado a conocer, por una combinación de ese test estándar,
rayos X y otras pruebas, para poder tener mayor seguridad y no mantener a
tantas personas en status indefinido. El resultado se ha visto en una
disminución de más de 5000 casos que estaban en sospecha y por consiguiente una
liberación de recursos médicos y humanos para atender a los casos más graves.
Respecto a la disminución o “maquillaje”
de las cifras de casos corroborados, me di a la tarea de monitorearlos hoy hora
por hora y en efecto hubo una variación después de cambiar el método:
En la mañana se registraban 42,798 casos
confirmados, que disminuyeron a 42,744 poco después de las 18:00; esto es, una
variación de 0.12%, lo que no parece muy significativo, aunque habrá que seguir
observando los números y cómo se comportan respecto a los casos en sospecha.
CONTROL DE PÁNICO
En un evento de esta magnitud, controlar
el pánico es tan importante como controlar la enfermedad misma. Ayer fue publicada
esta gráfica en donde se representan los casos corroborados (rojo) comparados
con “casos en monitoreo” de casi 180 mil, y población potencialmente infectada (azul),
cerca de 250 mil. Hoy no se publicó de nuevo, pero nos da una idea de la
magnitud de la tarea que aún queda, incluso si ya hemos pasado la máxima
velocidad de dispersión del virus.
Por ejemplo: se han registrado casos en
que personas positivamente identificadas como infectadas, huyen y de hecho
permanecen sin poder ser encontradas por días, yendo incluso de un pueblo a
otro e infectado a más personas sanas. En algunos casos, se han identificado a algunos
“super-portadores”, que significa una persona que resiste el virus y puede infectar
más de 20 personas. Dada la seriedad del evento, no es de extrañar que se tome
medidas drásticas para limitar estos casos al máximo.
Mentiras sistemáticas
Dicho todo lo anterior, es sabido que el
gobierno chino es muy sensible para la difusión de datos sensibles y que en
2003 se manejó con mucha lentitud y opacidad, lo que le valió justas críticas a
nivel internacional. En EEUU el senador estadounidense Tom Cotton ha expresado que cree que
China ocultó información al principio de la infección; hace un par de días
supimos que el Dr. Li Wenliang, uno de los primeros en dar la alarma en China,
fue reprendido por la policía local, y además hay una gran cantidad de
especulaciones desde razonables hasta febriles (pedir a la corte permiso para
decenas de miles de eutanasias es lo más infame que he visto) haciendo las rondas
en la red.
Es probable que las cifras absolutas tengan
sesgos, pero es poco probable que las tendencias en general lo hagan; sobre
todo observando aquí mismo la evolución de las políticas de cuarentena, que se
endurecieron de forma drástica entre el 29 de enero y el 7 de febrero, y que
ahora mismo están empezando a relajarse. No es fácilmente concebible que si aún
faltara mucho para llegar al pico de velocidad de dispersión, el gobierno
central y los gobiernos locales estén ya haciendo una programación escalonada
de reapertura de oficinas y fábricas.
Un dato que he escuchado repetir es que
habemos en China “250 millones de personas en cuarentena.” Yo diría que eso es
falso; yo diría que somos más de mil millones. El gobierno chino en efecto cerró
más de 16 ciudades en Hubei y también en Sichuan, sumando más de 50 millones de
personas. Pero en todo el resto del país, prácticamente toda la población nos
hemos sometido voluntariamente a quedarnos en nuestras casas saliendo lo mínimo
necesario: esperando con paciencia, siguiendo las noticias, revisando las
regulaciones diarias. Muchos salimos a pasear un poco a los jardines de los
complejos habitacionales, pero regresamos pronto y oramos por la gente y por el
personal médico de las zonas más afectadas. Muchos hacemos colectas, traemos
insumos médicos de nuestros países, nos mantenemos en contacto con el celular y
nos damos ánimos. Que pase pronto. Que sea controlada pronto. Y que en el resto
del mundo, que ha tenido varias semanas de gracia para preparase y estar
alerta, no tenga que pasar lo que ha pasado aquí.
Excelente información, y sobre todo una explicación muy clara. Cuídese y saludos.
ResponderEliminarMuchas gracias por su valioso artículo.
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