Me encontré eso de
arriba en Twitter. Si el texto es muy
pequeño, aquí está:
@ORTOGRAFIA
El dinero hace personas ricas; el conocimiento hace personas sabias, pero la humildad y la ortografía hacen grandes personas.
¡Vámonos pa Laredo!
OK, hay que checar
las prioridades, definitivamente. Cada quien lleva agua a su molino, y es muy vueno que más i más jente se preocupe por
escribir correctamente, pero ya sabemos cómo nos encanta dar ese paso al
fetichismo.
¿La ortografía es el
valor más alto, lo que hace grandes personas? La humildad, seguro pasa porque
nadie quiere verse como un presumido de lo peor; tenemos un tabú social
milenario en contra del pavoneo, y qué bien que así sea. En las películas de
Hollywood el presumido siempre pierde y se lleva una patada a la cara por parte
de Daniel-san (aunque técnicamente eso era descalificación automática, pero en
fin, es Hollywood).
"¡Prepárate para recibir el justo castigo por tu soberbia!" |
Pero a lo que voy es
que la verdad yo me esperaba el remate de la oración con “generosidad”, “empatía”…
o no sé, “defensor de los animales.” Algo un poco más trascendente que la ortografía, vamos. Digo, desde luego que nadie quiere que lo pesquen poniendo “aspirasiones”
en su solicitud de trabajo; la buena ortografía se ha convertido en tiempos
modernos en un mínimo esperado en las interacciones formales, como usar traje
en una reunión con el cliente.
Pero de ahí a la trascendente
frase que —por lo menos hasta llegar a la mitad— parece parte de algún libro tipo La
Profecía Celestina, o ¿Quién se ha llevado mi lápiz?, hay mucho trecho. Nunca he
visto una conferencia de esas motivacionales en que de repente el Og Mandino de
turno ponga una imagen en su proyector con esta escala de valores, al estilo de
la pirámide de Maslow:
Se vería un poco rara, la verdad.
O imaginemos un diálogo así:
- Su Santidad.
- Dígame, cardenal Castiglione.
- Dígame, cardenal Castiglione.
- El cónclave pregunta cómo va el proceso para la canonización del
hermano Francisco de Asís.
- Umm… iba bien, pero se me hace que lo vamos a dejar en beato.
- ¡Pero si hasta hablaba con animales! ¡Ni Tarzán!
- Para empezar, faltan como 800 años para que inventen a Tarzán. Y sí,
sí, veo el punto, pero ¿ya viste las cartas que escribía? Ponía “pontífice” con
“s”.
- ¡Válgame las siete palabras de Cristo!
- Y en una hasta puso
“cajón” con “g”.
- ¡¿Cómo es posible?! ¡Quizá fue tentado por el Maligno!
- Aunque bueno, en
esa la verdad no estoy seguro de lo que quería decir, a la mejor era una metáfora.
- A ver…
- Mira.
- Um, pues yo digo
que sí debería ser “Cajón de palabras”.
- ¡También queda!
- Pero tiene razón,
Su Santidad, no podemos permitirlo. Nuestro Señor, Cordero de Dios que quita el
pecado del mundo, nunca tuvo una falla de ortografía.
- Bueno, es que
tampoco escribió nada.
- Pero si hubiera
escrito, hubiera puesto “pontífice” con “c”.
- Pues está decidido
entonces.
- ¡Habemus beatus!
- Aleluya.
- Hosanna en el
Cielo.
- Préndete la lumbre
para que salga el humo blanco.
- Ese es para otra
cosa, Su Santidad.
- Ah sí, sí. Ya sabes que leer cosas mal
escritas me aturde.
O sea: ubícate,
hortografía.
VIDEO DEL DÍA
¿Cuál es la frase más
repetida en las películas de acción? Debe haber muchas contendientes: “Tenemos
que salir de aquí”, “Es nuestra última esperanza”, y “Sí, era el mejor, pero ya
está retirado” seguro han de ser de las finalistas. Pero veamos otra, que
retrata perfectamente el misoginismo de este tipo de película:
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