sábado, 5 de agosto de 2023

Un libro sin recetas... porque no saben hacer recetas

 

Esta es la segunda parte del somero análisis de los “Libros sin recetas”, que son los libros guía para maestros de primaria, y aquí veo el libro de “Fase 4”, que significa los maestros que dan clase en 3ro y 4to año. La primera parte (Fase 3, primero y segundo año) la puede revisar aquí.

El libro tiene otras 90 insufribles páginas, que piadosamente se reducen a 70 si quitamos las 20 páginas de fotos de aulas de todos los estados del país.

 

Las cosas positivas son los siguientes puntos:

- Alentar a los maestros a diseñar actividades con conciencia social en sus comunidades inmediatas.

- Promover la conciencia de pluralidad en la sociedad.

- Explicar el concepto moderno de “mirada local, pensamiento global”.

- Tomar en cuenta la inclusión y tomar acciones en contra del bullying.

 

Hasta ahí bien, aunque para nuestra desgracia, como en el libro anterior, las explicaciones de estos temas son innecesariamente extensas, farragosas y sí, también teñidas de ideología política aunque un poco menos radical.

A lo largo de todo el texto, hay copiosísimas citas y referencias de filósofos, escritores y otros, desde Voltaire y Villaurrutia hasta Byung-Chul Han y um, Eva Perón. Las citas de principios de capítulos a veces vienen al caso y a veces no, y a veces pareciera que no se entienden del todo, o que pueden usarse perfectamente en contra de lo que este gobierno ha estado haciendo. Tales son los casos de “sueñan las pulgas con comprarse un perro” de   Galeano; y más aún la de “ahí donde no hay justicia es peligroso tener razón”, de Quevedo.

Pero bien, las citas es lo de menos.

Como mencioné hay cuatro puntos interesantes que se pudieran revisar de forma sencilla y con ejemplos claros, pero éste no es un libro de guía para maestros. Es al igual que el anterior, una tesis de sociología, con referencias muy especializadas y lenguaje casi impenetrable en ciertas secciones. De nueva cuenta, en ningún momento se hace referencia al material que de hecho aparecerá en los libros de los estudiantes.

Aquí la novedad es que se expande el concepto de “ecología de saberes” con tonos e imágenes más adecuados a panfletos políticos. Aquí reproduzco algunos extractos para que se den idea de cómo es el tono de todo el texto:

 

- Saberes buenos vs el sistema neoliberal:

“Que el magisterio aporte sus saberes... para contrarrestar la educación que ha dominado en México desde una perspectiva patriarcal, positivista, colonial homofóbica y racista... bajo un modelo hegemónico” (p. 23)

 

- Lenguaje barroco que no tiene nada qué hacer en una guía de tercero de primaria:

“los condicionamientos asociados a una clase particular de existencia producen hábitus, sistemas de disposiciones duraderas y trasponibles, estructuras estructuradas predispuestas a funcionar como estructuras estructurantes en tanto que principios generadores y organizadores de prácticas y representaciones que pueden estar objetivamente adaptadas a su fin sin suponer la búsqueda consciente de fines y el dominio expreso de las operaciones necesarias para conseguirlos...”

(p. 24)

 

- Práctica de “La Fogata”, con maestros, padres de familia y/o estudiantes:

“Recordando la práctica ritual primigenia en donde nuestros ancestros se sentaban alrededor de una fogata y en voz de la experiencia se compartían los saberes ancestrales comunitarios...  donde no se imponga una voz autoritaria o se fije un pensamiento único... la intención es generar una ecología de saberes donde la diferencia, la otredad, la alteridad, la marginación estén presentes a cada momento, cuestionándose... es necesario las comunidades accionen para su liberación y ponderen un proyecto político... ” 

(p. 49)

y

Se sugiere que se use el término Compañero para quienes participen en la producción horizontal de conocimiento” 

(p.51)

además:

Un constante uso de frases como presentar una tarea “en plenarias”, o tener relatores de las juntas para tomar notas “que reflejen acuerdos asamblearios”.

 

- Más lenguaje impenetrable, en la sección donde se supone que se describe la práctica:

“¿De qué manera percibir e interpretar la cotidianidad con perspectiva crítica? Con la intención de ofrecer alernativas para llegar a respuestas concretas, se plantean tres orientaciones práxicas. La praxis es concebida desde un universo freierano en donde se establecen relaciones en permanente dialecticidad...”  

(p. 63)

 

- Lo que se supone que son los consejos particulares, puestos de la forma más rebuscada, vaga e inservible:

“Clarificar la práctica docente ya que el acto de enseñanza, al estar entretejido por distintas articulaciones, se inclina hacia lo indeterminado.

“El ejercicio de ordenar la práctica se potencializa al ser un ejercicio individual o colectivo, realizando genealogías, cartografías o radiografías.”

“En el reconocimiento de la otredad, priorizando la evaluación formativa y promoviendo un diálogo significativo, la retroalimentación es un vehículo que transita hacia la definición de los desafíos y a la valoración holística de las prácticas docentes.

“Focalizar situaciones específicas para la generación de protocolos.”

“Motivar la creación de ambientes dialógicos inclusivos interculturales.”

(p. 65)

 

Todo es en general, vago y confuso, y nos permite observar con meridiana claridad el por qué el título que escogieron de “Libros sin recetas”: porque simplemente no saben estructurar las cosas, no saben poner las ideas generales en planes prácticos y detallados, y prefieren echarle el peso de esta tarea a los demás.

Sin duda eso sí, es buena receta para no cargar con la culpa de los resultados.

 

 

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