Aquí los comentarios de los tres libros de primaria para maestros:
El libro de secundaria reproduce todos los temas de los libros de 3ro/4to y 5to/6to año: historia, “emancipación” del país, “transformación democrática de la escuela”, “ejercicios” de discusión, “educación decolonial” y “evaluación formativa”, ya todos comentados en los dos posts anteriores.
Las dos añadiduras son una infame introducción en la que se ve con complacencia a varios movimientos guerrilleros de los 70s (comentado ampliamente aquí), y una preocupante sección nueva llamada “La reforma educativa de 2013 y sus efectos liquidadores” (pp. 40-60). Me centraré en la segunda: un texto que explica la "oscura historia" del periodo neoliberal y que no aporta absolutamente nada a lo que un maestro requeriría como guía para impartir los materiales existentes. Es propaganda pura y dura.
Aspectos positivos:
- Los puntos positivos de los dos libros anteriores, más un tema nuevo:
- Fomentar el cuidado de la salud mental en docentes
Lo muy negativo:
El capítulo que sataniza la reforma educativa de 2013 tiene tres secciones, de las que no hay más que leer sus títulos para darse idea de por dónde va la cosa:
Es una historia del tétrico “periodo neoliberal”, empezando la crítica con Miguel de la Madrid y pasando a Salinas, diciendo, como algo malo, que:
“el proyecto neoliberal avanzó hacia un rumbo antinacional y antipopular “que se sustentó en un Estado mínimo. Es decir, sin presencia en el proceso económico y mucho menos como empresario” (Ornelas, 2002). Bajo la óptica del “liberalismo social”, de acuerdo con una perspectiva teórica, se desarrolló ese proyecto como modelo para una sociedad que incorporara y desarrollara las libres iniciativas de individuos y grupos en el orden económico y político (democracia plural y competitiva). Todo ello completado por actitudes de cooperación y solidaridad social, en el marco de un Estado estratégico con el cumplimiento constitucional de sus funciones públicas y sociales”
y que el resultado fue que muchas cosas se privatizaron. Por otro lado, en la educación pasó lo siguiente:
“Se reformularon los Planes y Programas educativos, recortando contenidos, abandonando métodos y suprimiendo la lingüística estructural, la lógica, la teoría de conjuntos, la estadística, los conceptos, las categorías, los principios y las leyes científicas. Al debilitar las asignaturas que ofrecía la educación pública... se generó la impresión en la sociedad de que el Estado no podía garantizar una educación de calidad, lo que dio pie a la privatización de los servicios... y la segunda estrategia consistió en generar un capital humano dócil, inexperto, con competencias mínimas, capaces de enfrentar los retos laborales pero insuficientes para exigir un salario justo o que el Estado cumpliera con los servicios básicos para la población o defendiera el interés común.”
Pasando a Zedillo, por supuesto que se menciona a la crisis, la maldición del Fobaproa y las aparentemente malvadas Afores, “que dejan al individuo en soledad.”
Con Fox, se critica que se hayan impulsado pruebas nacionales estadarizadas y el sistema de evaluación ENLACE, además de “políticas públicas coherentes con un modelo neoliberal y con la meta de privatizar la educación del país.”
Sigue poniéndose peor, diciendo sin ironía alguna:
“En estos sexenios se fue generando un colectivo de intelectuales orgánicos que legitimaban los caprichos de los políticos. Un ejemplo de aquella simulación ocurrió en 2002, cuando rodeados por artistas, jugadores de futbol, intelectuales, empresarios, políticos y personalidades como Adal Ramones, Jorge Campos, Germán Dehesa, Claudio X. González, Sari Bermúdez y Jorge Von Zigler... nombraron a Marta Sahagún, como presidenta honoraria de la Campaña por las Bibliotecas Mexicanas.... una persona sin experiencia y con estudios incompletos en educación media”
Y luego extendiéndose por dos páginas en atacar la Biblioteca José Vasconcelos, qujándose de que “de despilfarraon más de 2000 millones de pesos.” Otra vez, sin ironía.
Pasando al sexenio de Calderón: “marcado por la guerra contra el narcotráfico, el crecimiento de la violencia y las violaciones a los derechos humanos. En cuestión de políticas públicas, también desarrolló programas antisociales y antilaborales”... En educación, son dos páginas descibiendo todas las políticas de esos años (sobre todo la Alianza por la Calidad de la Educación, ACE) como “nuevos pasos en los procesos de privatización del sector educativo”, porque “ya se había creado la conciencia de un Estado incapaz de proveer educación de calidad... y ahora se culpaba a los maestros de la deficiencia en servicios”; además ataca largamente la “evaluación-medición” del desempeño de los maestros (p. 49). Todo esto “fractura el vínculo entre las escuelas normales públicas y el sistema educativo... y se imponen medidas punitivas que pueden ser aplicadas a discreción, relacionadas con la terminación de los compromisos laborales” (p. 50), cerrando con lo peor: “propiciando la naturalización de la lógica del mérito individual” (p. 51).
Luego se critica la reforma de 2013 de Peña Nieto, concluyendo que fue:
“un estancamiento del sistema educativo nacional, desdibujando la ilusión de aquella calidad educativa, entendida como un proceso colaborativo entre autoridades, profesores y madres y padres de familia para formar a ciudadanos con vocación democrática, comprometidos con su entorno, conscientes de los otros, de las clases oprimidas. En pocas palabras: se desvaneció la ilusión de una transformación de la sociedad que buscara el bien común. Ahora, con el paso de los años, el magisterio reflexiona sobre aquellas promesas que fueron sólo una simulación, y cómo bajo los principios neoliberales es imposible alcanzar el bienestar común” (p. 54).
En la sección final, acerca de la “Resistencia”, se ataca al INEE como “brazo ejecutor del Estado para la intervención directa en la educación con base en los resultados de las evaluaciones”, y relata todas las protestas que se hicieron contra la mencionada reforma, así como la de 2017; también detalla los pliegos petitorios y principios irrencunciables que exigía el magisterio, etc.
Por supuesto, el actual tiempo se asume como de triunfo, de la mano de los maestros, “cerrando el paso al oscurantismo y a sus estrategias de dominación”, y para
“superar las lógicas racistas, excluyentes y de sujeción en el modo de pensar, de ser, de actuar, de tomar parte en la transformación. Es momento de despojarse de los procesos colonialistas y neoliberales” (p. 58).
Así que hay que hay que deshacerse de ese “modelo individualista, meritocrático, que se conforma con la creación de un capital humano, con la formación de un ciudadano global desheredado” y tener “una revolución de las conciencias”. La conclusión del libro:
“Lo único rescatable de aquella reforma es la unión que se generó en el magisterio que dio como fruto un cambio de régimen político y a un giro de tuerca en la relación del Estado con el magisterio. Así, esta revolución de las conciencias se propuso como tarea sacar la educación neoliberal de las cabezas de todxs.” (p. 59)
La conclusión mía:
Propaganda pura y dura: un panfleto más, como los demás libros, para ser usado en la correcta educación de los maestros de la educación pública.
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