Por Liz Specht (@LizSpecht)
Hay que hacer siempre los números para poder visualizar las situaciones
y poder tomar la decisión más informada. Si esto es importante en la vida
diaria, es vital en políticas públicas. He aquí los cálculos que realiza Liz
Specht para el posible impacto sanitario del coronavirus en EEUU:
Vamos a asumir de forma conservadora que al día de hoy (marzo 6) en EEUU
hay actualmente 2000 casos: esto es más o menos 8 veces el número de casos
confirmados en laboratorio. Y sabemos que hay un muy poco diagnóstico por el
desabasto de kits para las pruebas. Más adelante tocaré el tema de estimar de
más o de menos.
Podemos esperar que los casos sigan duplicándose cada 6 días, que es el
comportamiento típico en varios estudios epidemiológicos y lo que vemos en otros
países. Aquí, estoy hablando de casos reales, no de casos diagnosticados. Los
casos diagnosticados crecerán más rápido en el corto plazo, en cuanto haya
tests masivos.
Con esta estimación, estamos viendo 1 millón de casos para finales de
abril, 2 millones para el 4 de mayo, 4 millones para el 11 de mayo, y así. El crecimiento
exponencial se comporta de esta forma, aunque sea difícil de visualizar.
El sistema sanitario empezará a saturarse ante esta carga y se volverá más
difícil detectar, rastrear y contener las nuevas cadenas de transmisión. Si
intervención extrema, no es probable que esta tendencia se detenga hasta llegar
a un contagio por arriba del 1% de la población susceptible.
¿Qué significa esta carga para el sistema sanitario? Veamos sólo dos factores:
camas de hospital y mascarillas, de entre muchos otros.
EEUU tiene alrededor de 2.8 camas de hospital por cada 1000 habitantes.
Con una población de 330 millones, esto es 1 millón de camas en números
redondos. En cualquier momento hay un 65% de ocupación de camas lo que deja
cerca de 330 mil camas disponibles en todo el país (quizá un poco menos, en la
actual temporada de gripe).
Supongamos que los números de Italia son correctos y que el 10% de los
casos son serios como para requerir hospitalización. Tengamos en mente que para
muchos pacientes la convalecencia dura semanas, por lo que la
disponibilidad de camas de hace más lenta.
Con este estimado, para el 8 de mayo se llenarían todas las camas
de EEUU. Esto es sin considerar que no todas las camas son adecuadas para el aislamiento
de pacientes altamente contagiosos.
Aún si nuestro cálculo de los casos graves está equivocado por un factor
de 2, esto sólo cambia nuestros tiempos en 6 días: si estamos calculando la
mitad y lo real es 20%, llegaríamos a este punto el 2 de mayo. Y si estamos
calculando el doble y lo real es 5%, nos alcanza hasta el 14 de mayo. Con 2.5%,
llegaríamos hasta mayo 20. Todo esto considerando que no habría demanda extra
de camas por otras enfermedades.
A medida que aumenta la saturación, mucha gente con condiciones
crónicas, que normalmente son bien manejados podrían encontrarse sin atención,
y requerir hospitalización adicional. Pero ignoremos esto por el momento.
Esas son las camas, pasemos a las mascarillas. Dice el gobierno que
tenemos 12 millones de N95 y 30 millones de máscaras quirúrgicas (no ideales,
pero mejor que nada).
Hay alrededor de 18 millones de trabajadores de la salud en EEUU,
asumamos que 6 millones están de guardia al mismo tiempo. Esto puede ser un
estimado bajo, porque casi todo mundo trabaja la mayor parte de la semana, pero
estoy haciendo cálculos conservadores.
A medida que el COVID-19 llega a todos los estados, sería irresponsable
que el personal de salud no usara mascarillas. Así, se nos acabarían las N95 en
dos días, con cada quien usando sólo una al día.
Esto de una al día no es ni sanitario ni práctico; vimos casos
dramáticos en Wuhan, con personal médico sufriendo desmayos por deshidratación,
pues evitaban cambiar sus trajes en todo el día, ya que sólo pueden ser usados
una vez.
¿Qué tan rápido podríamos acelerar la producción de mascarillas? No mucho:
la gran mayoría se hacen en otros países, casi todas en China. Y las que se
hacen en EEUU requieren de materia prima… hecha en China.
Recordemos que todos los países estarán pasando por exactamente
la misma crisis de desabasto al mismo tiempo, y que no podemos forzar las
ventas a nuestro favor.
Ahora consideremos estos dos factores: falta de camas y falta de mascarillas,
haciéndose cada vez más graves uno al otro. Tendríamos saturación de camas +
pocas mascarillas + personal médico yendo de cama en cama sin protección
adecuada.
El personal médico se infecta aún usando trajes completos, y con
desabasto de ellos estamos contemplando que más y más médicos y enfermeras
tengan que dejar de trabajar por semanas. Tendremos desabasto de camas,
mascarillas y de personal.
Y así podríamos seguir analizando una miríada de factores: número de
respiradores disponibles, bolsas de suero, etc.
Es muy importante subrayar que aún si me estoy equivocando, y aún si me
equivoco por mucho en las consideraciones base (% de casos infectados, %
de casos graves), eso sólo cambia los tiempos por días o semanas a lo mucho.
Así funciona el crecimiento exponencial en una población no preparada.
El pánico no le ayuda a nadie, pero tampoco la complacencia y la
desinformación. Está muy mal tratar de calmar al público diciendo que “sólo el
2% se muere.” La gente no está dimensionando la carga que esta enfermedad puede
ocasionar a los sistemas sanitarios de países y a nivel global.
Soy ingeniera y esto es lo que hago: calcular impactos y modelar
escenarios probables. He estado en alarma con este tema desde enero 19, cuando
leí los primeros reportes de Wuhan.
Nada de lo que ha pasado desde entonces ha disminuido mi alarma; al
contrario, estamos viendo a muchos países rehusándose de hecho a responder o
incluso prepararse adecuadamente. Desde luego, algunos de mis estimados estarán
equivocados, y hasta muy equivocados.
Pero no tengo razón para pensar que estarán equivocados por varios
órdenes de magnitud (o sea equivocados por 10 ó por 100 veces). Aunque el
riesgo individual de muerte sea muy bajo, no puedes burlarte de decisiones como
cancelar eventos masivos o cerrar lugares de trabajo.
Estas medidas son el mínimo que deberíamos considerar para intentar
cambiar el pico de infección, o sea para desacelerar la dispersión de modo que
los sistemas sanitarios no se saturen. Cada día que podamos desacelerar la
dispersión, en un triunfo para el sistema.
Y sí, debes prepararte. Todas las cadenas de servicios y de distribución
se van a ver impactadas. ¿Por qué arriesgarte a no estar preparado?
En el peor de los casos, me equivoqué por completo y ahora tienes un enorme
saco de arroz en tu cocina, y suficiente jarabe para la tos, para convertirte
en dealer.
Una nota más: quizá hayas visto a varios epidemiólogos decir que se
podría infectar el 20 al 70% de la población mundial en el transcurso de un
año. Si usamos la regla de duplicar cada 6 días que mencioné, se llegaría a 2 ó
6 mil millones para julio. Pienso que la velocidad de contagio debe reducirse
una vez que buena parte de la población se infecte, produciendo “inmunidad de
manada” y reduciendo la población susceptible.
Pero si tomamos los escenarios descritos (no camas, no insumos, 1% de la
población afectada) y los alargamos un par de meses, sí podría coincidir con
los estimados de estos epidemiólogos. Así que de lo que estamos hablando es de discrepancias en los tiempos, no de la magnitud del desafío.
Todo esto, pues, no es hipotético, ni alarmismo con “peores escenarios
posibles.” Esto es real, tal como lo puede ver cualquiera que vea los datos
disponibles.
Es todo por ahora. Aclaro: soy bióloga, no epidemióloga.
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El escenario que estoy modelando para México discrepa del de Liz en el
número base de casos reales actuales (marzo 8), que calculo en 800.
Los otros factores que cambian son el número de camas de hospital en México:
1.4
por cada 1000 habitantes a 2017, dando aproximadamente 180 mil; y el número
de doctores y enfermeras (OMS, 2016): 294
mil y 370 mil respectivamente.
Esto no es novedad si en país como China Italia está muy fuerte el contagio imagine aquí que están ahorrando en medicamentos o ya se van a comprar genéricos o contaminados es la triste realidad de México
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