La bomba que unos fanáticos pusieron en el
periódico francés Charlie Hebdo, matando a 12 personas entre las que estaban
cuatro caricaturistas satíricos, es una barbarie sin atenuantes. Es un acto
indefensible desde ninguna perspectiva. La razón aparentemente es que habían
publicado caricaturas que pueden considerarse ofensivas contra el Islam. El
acto, por supuesto, ha sido condenado inmediatamente en todos lados.
Por supuesto, también, muchas de las
condenas van contra el Islam en bulto, y ya contra “las religiones en general”.
Y aquí hay un problema.
¿Los que hicieron eso eran religiosos?
Sí. ¿Musulmanes? Sí. Pero también, la
mayoría de los musulmanes condenan esta idiotez absoluta. Yo conozco musulmanes
de la India, de Siria, Turquía, Irán, Costa de Marfil, Albania, Malasia e Indonesia.
Todos llevan su religión con ciertas variaciones culturales, y con más o menos
fervor, claro está. Pero ni uno de ellos está de acuerdo con esta barbarie, y
califican justamente a quienes la perpetraron como “fanáticos”.
¿Por qué se dice tan fácilmente en estos
días “religión” cuando se debe decir “fanatismo”? El fanatismo es una aflicción
humana que puede contaminar casi cualquier de sus actividades, y cierto que
cuando contamina a la religión es doblemente espantosa porque está contaminando
a algo que se supone que es para lo contrario, para elevar el espíritu. Pero
fanáticos de fútbol mataron a un portero por no parar un gol; fanáticos del
KuKluxKlan han hecho todo tipo de violencia contra gente de raza negra en EUA;
y fanáticos de muchas causas han matado indiscriminadamente a inocentes desde
que el mundo es mundo. Pero no tomemos un problema humano y lo limitemos, no
cometamos el error de pensar que si un día “desaparece el Islam”, e incluso
todas las religiones, nos faltará alguna cosa para fanatizarnos.
Ahora como mis lectores saben que soy un
infame y todo lo cuestiono, también quisiera ver más aspectos que lo que ya
mencioné. Los caricaturistas muertos serán recordados como héroes de la
libertad de expresión por Francia en general y por el mundo. Dos de ellos
tenían protección policiaca especial desde hace tiempo porque esta no era la primera
vez que ‘insultaban’ al Islam. Y me pregunto yo, ¿sus familias los recordarán
también como héroes? Y más allá de sus familias, ¿cómo los percibirán las
familias de los otros muertos, que escribían de cosas menos peligrosas? ¿Valió
la pena? Estas no son preguntas ociosas en tanto que son preguntas humanas.
Eran personas que sabían perfectamente lo
que hacían. La gente loca y enferma que tiene ideas radicales islamistas tiene
un historial deprimentemente largo de este tipo de atentados. Hace pocos años
fue en Holanda donde se registraron ataques y amenazas. Un héroe debería de
tomar esto en cuenta cuando realiza sus heroísmos, que son de admirar por su
confianza ciega en el ideal que persigue; pero como digo, somos humanos, y
quienes más cerca tenemos son quienes pagan más caro el heroísmo. En las
películas a veces vemos al héroe perfecto que no tiene familia ni amigos, y por
lo tanto no puede ser presionado ni forzado a nada por esa vía.
Estoy hablando a lo bestia, claro. Yo no
sé si tenían familias y si todas estaban de acuerdo y si todos los empleados
del periódico eran defensores tan rabiosos de la libertad de expresión que
tenían un pacto de camaradas hasta la muerte. Igual sí. Pero me pregunto, al
ponerme en esa situación, si estarían tan desesperados de promover la libertad
universal de expresión como lo pueden estar, digamos, gente viviendo en la
opresión infame de la Franja de Gaza y a muchas de las cuales la muerte les
importa poco.
Sin embargo saludo a esos hombres, que
murieron de forma atroz e innecesaria, y respeto sus ideales.
El decir verdades mezcladas con berrabasadas es prerrogativa del bufón, y es útil. Aunque nunca hubiera comprado su revista. Es anárquica, no política: el bufón de la corte.
El decir verdades mezcladas con berrabasadas es prerrogativa del bufón, y es útil. Aunque nunca hubiera comprado su revista. Es anárquica, no política: el bufón de la corte.
No hay comentarios:
Publicar un comentario