Hay en internet una aparentemente interminable colección de consejos
para la vida tomados de todos lados, que se leen en pocos segundos (en los
mismos segundos que se olvidan antes de pasar a ver la nueva imagen de un
gatito haciendo alguna cosa exótica) y que invitan a adornar los muros
virtuales. La filosofía no tiene porqué ser larga de leer, abstrusa y engorrosa
de estudiar, pero el trivializarla tampoco le ayuda mucho a su causa. Muchas
veces al poner por ahí una frase de Aristóteles o de Nietzche que en sí suenan
bien, pero privadas de su contexto se les deja huérfanas de mucha de su
profundidad. Un tema común de esas pepitas de sabiduría light que se reproducen
ad nauseam es la bondad de la Naturaleza, con arcoiris y colores pastel de
fondo.
Pongo aquí unas reflexiones (de más de un par de frases) de Jorge
Agustín Santayana y Borrás, más conocido como George Santayana (1863-1952), pensador
español que influyó profundamente en la filosofía estadounidense del siglo XX
con sus observaciones de ese nuevo mundo que emergió de entre las grandes
guerras:
Como la locura es inconveniente para la sociedad, se le llama entonces contraria a la Naturaleza. Pero nada puede ser contrario a la Naturaleza, y si un hombre empieza a dar gritos, a ver visiones o a hablar con el viento, o si mata a otros o si se mata él mismo, todo esto no es contrario a la Naturaleza, sino contrario a la costumbre.La Naturaleza no ama a nadie, sino que sigue su camino. Y si a los ojos de la emoción sus obras parecen llenas de conflicto, vanidad u horror, las cosas no tienen horror ni vanidad ni conflictos a los ojos de la Naturaleza.Y así, ¿qué pedirás de la filosofía? ¿Quieres que te dé de comer dulces en la boca y que te arrulle en tus errores, en la esperanza de que la Muerte te visite antes de comprender nada? ¡Ah! La Sabiduría es más cruda que la Muerte, y sólo los valerosos son capaces de amarla.
- Diálogos en el Limbo (1948), cap. ‘La Locura Normal’
Y como complemente, proveniente de un lugar y de un tiempo muy distintos —pero no de una mente menos aguda— una observación de Issai Chozanshi
(1659-1741), samurai y hombre de las artes japonés:
Los hombres sin carácter desarrollan su mente para un simple beneficio básico. Así, si hacen algo que los beneficia pero que tiene como resultado alguna perversidad, no se dan cuenta de lo perverso de la acción; y si en otra circunstancia puede haber un resultado digno pero que no los beneficie, no se dan cuenta de lo digno de la acción. De modo que no pueden distinguir su propia dignidad y su propia perversidad. ¿Cómo pedirles entonces que entiendan los resultados de ambas?- El Sermón del Espíritu de la Montaña, cap. 2, parte 8.
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