Una vez, un ratón encontró a un genio, y se ganó su favor. El genio dijo
que podía conceder al ratón un deseo —el que fuera— siempre y cuando lo
pensara con detenimiento. Al oír esto el ratón dijo, “¡Quiero convertirme en el
ser más poderoso del mundo!”
“¿Y cuál es ese ser?” preguntó el genio.
“¡El agua! He visto al agua bajar del cielo, y cuando baja por las laderas
de la montaña, puede vencer a árboles viejos y rocas enormes.”
El genio asintió, y el ratón se convirtió en Agua.
Pero al ser agua, se dio cuenta de que sin importar con cuánta violencia
corriera y cuántos árboles arrancara, al quedarse quieta el sol venía y la
evaporaba. De modo que fue de nuevo con el genio.
“Genio, me equivoqué, de hecho es el sol quien es el más poderoso. Quiero
ser el sol en lugar del agua.”
El genio asintió otra vez, y convirtió al agua en Sol.
Así que el sol evaporaba grandes cantidades de agua, haciendo sentir su
calor por todos lados. Pero al ser el sol, se dio cuenta de que era en realidad
muy pequeño comparado con la inmensidad del cielo, a través del cual viajaba pero
nunca podía abarcar por completo. Así que fue con el genio y dijo,
“Genio, me equivoqué por segunda vez. ¡En verdad es el Cielo lo que quiero
ser!” Y su deseo fue concedido de nuevo.
Pero ahora, sin importar qué tan grande fuera, las nubes podían llegar en
cualquier momento y ocultarlo a la vista.
Cada vez más contrariado, fue de nuevo con el genio para que lo convirtiera
en Nubes, pensando que era difícil llegar a saber cuál era el Ser Más Poderoso
del Mundo.
Siendo las nubes, se dio cuenta que aunque podía ocultar al mismo cielo, no
tenía poder alguno en contra del viento, que lo movía a su antojo. Sobra decir
que fue a buscar al genio quien por quinta vez, sonrió y asintió ante el deseo
de ser el Viento.
Así que como el viento, soplaba y dispersaba las nubes más negras y densas,
pero aún con toda su fuerza, se estrellaba una y otra vez contra la vieja y
venerable montaña. Angustiado ante su torpeza, dijo, “Genio, creo que por fin
he dado fin a mi búsqueda: no creo que haya nadie más poderoso que la montaña.
Incluso el sol, el agua y el viento no pueden moverla.” Y fue convertido en
montaña.
Alta e inquebrantable, la majestuosa montaña veía ir y venir a los
elementos, al sol y a la luna. Era en verdad poderosa, y se sintió feliz.
Pero después de un tiempo, se dio cuenta de algo insólito: vio la presencia
de un gran número de pequeñas criaturas que hacían su hogar dentro de ella,
lenta y silenciosamente, sin que pudiera hacer nada por evitarlo.
Estas criaturas eran ratones.
Se quedó pensando un largo tiempo, y luego regresó con el genio.
“Genio, perdona mi ceguera. Por favor dame la forma de lo que en verdad
soy,” dijo. “Porque he llegado a entender el verdadero significado del Poder.”
El genio sonrió, y asintió.
Cada ser es indispensable en esta Vida y estando en paz contigo mismo, se siente muy bien :)
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