Via RubyLane |
“¿No has visto a un hombre cabalgar? Aquél que entiende el Tao del
arte ecuestre lleva a su caballo al este y al oeste, pero su mente no se agita
y su cuerpo está relajado. Vistos de perfil, se podría decir que hombre y
caballo parecen uno solo. Este jinete simplemente corrige los pequeños errores
de su montura, y no hace nada en contra de la naturaleza misma del caballo.
Así, aunque el hombre está sentado en la silla y es el amo del caballo, éste no
se molesta y avanza según su propio entendimiento. El caballo se olvida del
hombre y el hombre del caballo, sus espíritus se unen y no van en direcciones
contrarias. Se puede decir que no hay hombre en la silla, ni caballo bajo ella.
“Esta es una forma de ‘moverse sin
movimiento’ que es fácil de ver.
“Un jinete sin destreza irá en contra de
la naturaleza del caballo, y él mismo no hallará sosiego. Cuando hombre y
bestia están separados y confrontados, todo el cuerpo del hombre dará saltos,
su mente estará preocupada por el paso del caballo, y éste a su vez estará a
disgusto.
“En un antiguo manual de equitación hay un
poema, supuestamente escrito por un caballo:
Me fustiga
indicando el avance,
mas luego tira de la rienda.
Mi boca se abre
y ni siquiera puedo moverme.
indicando el avance,
mas luego tira de la rienda.
Mi boca se abre
y ni siquiera puedo moverme.
“Esta imagen pinta perfectamente el
reflejo de nuestra agitación. Pero no sólo se aplica a caballos: se debe pensar
con cuidado en este tema al lidiar con los hombres. Si vas en contra de su
naturaleza y en vez de seguirla aplicas detalles académicos, ni tú ni tus
hombres hallarán reposo."
Issai Chozanshi (1659-1741), en El Sermón
del Tengu.
No hay comentarios:
Publicar un comentario