Siguiendo con el tema
del terror, pasemos a ver caricaturas. A veces oigo decir que “las caricaturas
de ahora no son como las de antes, que eran más inocentes”; pero lo cierto es que
siempre ha habido caricaturas perturbadoras, solamente que se han acentuado
diferentes cosas en diferentes épocas. Los escritores y dibujantes son por
supuesto adultos, y entre los que trabajan ahí siempre se han podido colar unos
cuantos psicópatas. Ahora, es cierto que a partir de los 90 pasaron cosas
importantes en el medio, que han hecho a las caricaturas modernas más
impactantes:
En 1990 debutó el
programa ‘Liquid Television’ en MTV, con una serie de animaciones vanguardistas
como Beavis and Butthead y Aeon Flux,
que fueron pioneras en explorar humor abiertamente vulgar y situaciones muy muy
adultas, respectivamente. Y para no quedarse atrás, en 1991 Nickelodeon presentó
a Ren y Stimpy, una pareja que llevó la violencia y el humor surrealista a
nuevos y dramáticos niveles. En los Simpsons, también en 1990, empezó a
aparecer la hiperviolenta Itchy and Scratchy, que satiriza esa tendencia que
realmente empezó desde los 40s, con las parejas estilo Tom y Jerry, El Coyote y
El Correcaminos, y Silvestre y Piolín.
Y por supuesto, Japón
ha contribuido a elevar a la animación (anime) a un medio para adultos, con
cosas modernas como Elfen Lied ó Hellsing que son extremas en su violencia.
Pero hablemos de las
clásicas. Es cierto que hoy tenemos todo
tipo de salvajadas en animación, pero las antiguas no se quedaban muy atrás.
Creciendo en los 70s
en México, estuve expuesto en la televisión a una mezcolanza de caricaturas
estadounidenses que iban desde los 30s hasta las que salían en aquella época, y
hay algunas de las que aún me acuerdo porque en aquel entonces me asustaron
bastante, aunque eran consideradas para niños. Voy a poner aquí una lista de
seis momentos de miedo para un niño de 7 años viendo programas infantiles (no
incluyo nada de Disney porque esas solas se merecen un artículo aparte). Están
ordenadas en orden cronológico:
PIGS IS PIGS (1937)
termina siendo una
pesadilla de sadismo, en la que el pobre es forzado a comer mientras pasa por
una máquina infame tras otra:
SCAREDY CAT (1948)
Durante algunos años,
a Silvestre lo hicieron mascota de Porky, y tuvieron una serie de aventuras a
cuál más tétrica. En esta, Porky renta una mansión abandonada, y desde el
principio Silvestre está aterrado de entrar an ella:
y no es en balde su
miedo. Los ratones que habitan la mansión resultan ser unos sádicos maniáticos
que terminan capturando a Porky, listos para asesinarlo sin piedad, y sin
ninguna ambigüedad:
Más tarde, en los episodios Claws for Alarm (1954) y Jumpin’ Jupiter
(1955), siguen los intentos de asesinato y también un caso de secuestro
extraterrestre.
FINNEGANS FLEA (1958)
Harveytoons era una
empresa menor que WB y Hanna-Barbera, y era la responsable de las aventuras de
Gasparín. Y también de episodios oscuros y siniestros. En este, un exconvicto
encuentra una pulga que canta y la lleva a una televisora, donde de inmediato
le ofrecen un contrato millonario. Emocionado, va al bar a presumir su buena
fortuna, pero cuando saca a su pulga:
el cantinero la mata
de un manotazo, y el pobre Finnegan se queda en estado catatónico por el shock:
No sabemos cuánto
tiempo lleva así, porque la historia la cuenta el cantinero. Lo que sí sabemos
es que, movido por la culpa, le da de comer y de beber para que no se muera de
hambre ahí parado:
CHEW CHEW BABY (1958)
Otra joya de
Harveytoons, esta combina racismo con espanto. La historia comienza cuando un
explorador en Borneo se encuentra con un pigmeo, a quien se lleva con él de
regreso a su casa:
Lo que el explorador
no sabe es que el pigmeo es caníbal, y sin que su benefactor lo sepa, empieza a
comerse a gente a diestra y siniestra. Al final el explorador se da cuenta y
huye, perseguido por el caníbal. Pero al cruzar la calle es atropellado. Cuando
llega la ambulancia, toman al pigmeo para hacerle una transfusión de sangre de
emergencia, y esto hace que el explorador se convierta en caníbal también. La
escena final, en la que el perseguido se vuelve perseguidor, tiene una
expresión tan sencillamente horrible que recuerdo como si fuera ayer la primera
vez que la vi:
THE LAST HUNGRY CAT (1961)
Esta sí que me daba
escalofríos. Ya sabemos que Silvestre, el Coyote y todos los similares siempre
llevan las de perder, pero en este episodio, explícitamente basado en los
programas de terror de Alfred Hitchock, el pobre Silvestre empieza por creer
que se ha comido a Piolín después de caerse de una escalera:
pero lo que parece
una buena cena, se torna en una espiral de culpa obsesiva, causada por un
narrador siniestro:
Esa imagen de arriba
se me quedó grabada por mucho tiempo, pero la que realmente es perturbadora es
la que empieza en el minuto 5:10.
SICQUE! SICQUE! SICQUE! (1966)
El Inspector y Dodó
son llamados para revisar la residencia de un científico loco, pues dicen que
hay un monstruo ahí:
Pero Dodó, que es un
despistado y tiene sed en mitad de su misión, se toma una pócima que lo
convierte en monstruo a cada dos por tres:
Será que sólo tenía 7
años, pero ese monstruo me ponía los pelos de punta y no podía ver esa
caricatura estando solo.
Y para cerrar: aunque
cuando salieron los Thundercats ya andaba yo viendo más bien El Exorcista, en
el video que pongo al principio del post, cuando Mumm-Ra se transforma, no me
dirá el lector que eso de “Antiguos espíritus del mal, transformen este cuerpo
decadente…” está muy infantil que
digamos.
Considero que tienes razón, tratándose de nosotros, como niños inocentes y con una sonrisa al ver dibujitos, solo le veríamos el visto bueno por ser un "dibujo", tal vez notáramos cosas raras pero las obviaríamos pensando "No, ellos no son capaces de hacer algo así, ¿Qué cosas pienso? Jejejeje".
ResponderEliminarSi te soy sincera, yo te voy a contar uno, Hora de Aventuras (Sé que no es clásica, pero a quién le importa)
El capítulo "El asesino Miau"... Creo que no debería ser catalogada dibujo animado.
Bah, yo no sé si estén de acuerdo, pero si no lo están yo no tengo la culpa.
Buen artículo.