¡Y regresa de nuevo, después de un hiato prolongado, la sección favorita
de divulgación cultural china! Para los que acaban de llegar al blog y no saben
de qué hablo, aquí están la Parte 1, Parte 2, Parte 3, Parte 4, y el Menú Surrealista.
Una cosa que tienen muchas librerías es esta “mesa de práctica de caligrafía”.
No se necesita más que un botecito con
agua y una brocha, para practicar los caracteres chinos sobre la madera. ¡Y no
hay que desperdiciar papel!:
Pero luego sales a la calle y no te puedes escapar de la triste
realidad: no todo mundo se educa. Eso de respetar la vialidad nomás es una cosa
que no se les da naturalmente. Ahí está un fulano recargándose en un letrero de
No Recargarse, y sí, el de la derecha está hablando por teléfono en mitad de la
calle, VIENDO DIRECTAMENTE al carro que quiere pasar. Pero pues hay que esperar
a que el señor termine de ordenar sus fideos:
Pero bueno, dejemos de lado la primitivez de cierta gente y veamos la
hipertecnologización (voy a mandar esa propuesta a la RAE) que por otro lado
está creando nuevos comportamientos. Muchos, antes de venir a China, se
imaginan a la gente en la calle con sombreros triangulares, y luego se
sorprenden cuando ven esto:
Hasta en los lugares más insospechados, como una academia de artes de
aruitectura tradicional:
Vemos a un viejo maestro de pintura:
… ¡con su super Mac en el escritorio!
Decir que China es una tierra de contrastes es quizá un poco cliché, y
bueno cualquier cosa humana está definida por los contrastes. Pero la
definición aplica en China porque lo provoca este periodo acelerado de apertura
por el que está pasando desde mediados de los 80, en que lo tradicional (muy
tradicional), lo hipermoderno y lo extranjero se combinan de forma curiosa, y a
cada paso. Por ejemplo estas señoras:
Haciendo tejidos tradicionales entre varias (cada manta se tarda de 3 a
4 meses), no están en un rancho dejado de la mano de Dios, donde nomás van los
turistas a tomar fotos, sino que están a una cuadra de esta panadería:
y sí, tienen un pan estilo francés que sabe tan rico como se ve. Y si
caminamos un kilómetro más hacia el centro encontramos una tienda de Cartier
con esto:
Por si no alcanzan a apreciar (o a comprender) tantos ceros, el reloj de
Dalí que está a la derecha, cuesta ¥ 590,000, o sea USD 98,000. Y el anillo con un diamante que parece un
pedazo de vidrio agarrado de la calle después de un accidente, cuesta ¥
3,350,000 que son USD 560,000. Y sí, se
venden. O sea que sí, de todo hay como
en botica. Y luego están las cosas híbridas que son las más graciosas, ese
querer ‘adaptar’ ideas extranjeras, que aún no da resultados consistentes. Y
como Prueba A:
Eso es un poster de, um, er… ¿un cantante de música country? Parece
country, pero de hecho es un cantante de música pop china ochentera. Que si
vemos que la música pop actual suena como al Festival OTI 77, imagínense la de
los 80s.
Otras ocasiones en las que los intentos de verse moderhnos terminan en
FAIL, es cuando le quieren poner un nombre en inglés a las tiendas, para
hacerlas más ‘chic’. A veces les ponen cosas como:
Slavery. Y venden cosméticos.
No me pregunten. Debe haber por
ahí alguna meta-lógica por la que se llegó a esa marca.
Pero luego hay cosas inclasificables que uno encuentra totalmente al
azar. Como por ejemplo, esta creación que alguien dejó ahí en la ventanilla del
banco:
Aquí más cerca:
Quiero suponer que alguien se aburrió mientras el cajero le procesaba su
pago de la tarjeta, y se puso no sólo a hacer una especie de avioncito, sino a
decorarlo con llamas y nubes y dejar su pequeña obra de arte para disfrute de
otras personas, porque todos los que nos acercábamos a la ventanilla tomábamos
el papelito, pero todos lo volvíamos a dejar ahí.
Son las delicias de las pequeñas cosas que a veces hacemos sin más
motivo que, hacerlas.
Y como un post de “Imágenes de China” no puede estar completo sin
traducciones graciosas, aquí hay dos. La primera es un error inocente en
Starbucks:
que a cualquiera le pasa. Pero como estamos en el tema de los
contrastes, la segunda es una burrada hardcore:
星家盛世, el nombre del
lugar, se pronuncia Xīng jiā shèng shì, y se podría traducir algo así como “Casa
de Espíritus de las Estrellas”. La verdad es que no tiene tampoco mucho
sentido.
Pero “Huay Bsey Rusal Pesioy” no es ni la pronunciación china, ni mucho
menos una traducción; parece más bien que a alguien le dio un ataque epiléptico
mientras estaba en el teclado tratando de escribir el título; o también como el
siguiente nombre artístico que va a usar Prince.
Pero si no es la segunda, aquí ya pido primis para usarlo como nombre de
mi grupo de rock.
Bueno, por lo menos sí pusieron bien el WELCOME.
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