miércoles, 22 de septiembre de 2021

¿Qué será de ti, Señor, cuando yo muera?

 

Rainer Maria Rilke (1875-1926) fue un poeta alemán cuyas letras se distinguen por su intensidad casi mística y el frecuente uso de lo religioso. Rilke se definió como “una cuerda más de esa humanidad que lleva milenios gritando” y rechazó el “Dios ha muerto” de Nietzsche, pues le parecía que sumía al hombre en un escenario desolado. Se angustia también ante las respuestas científicas de su tiempo a la pregunta de la existencia, considerando que dividen cada vez más la antigua hermandad entre ciencia y filosofía: “¿Es posible que, a pesar de las invenciones y progresos, a pesar de la cultura, la religión y la universal experiencia, nos hayamos quedado en la superficie de la vida?”

A veces acercándose con humildad a lo sagrado, interrogándolo, invocándolo a bajar a acompañarlo en medio de su fragilidad... Rilke también hace preguntas melancólicas y anhelantes que a veces rayan en lo sacrílego, aunque siempre es sobre todo, intensamente poético.

Un ejemplo de estas dudas intensas es su angustioso pero bellísimo ¿Qué será de ti, Señor, cuando yo muera?

¿Qué será de ti, Señor, cuando yo muera?
Soy tu cántaro ¿qué será de ti cuando me rompa?
Soy tu bebida ¿qué será de ti cuando me seque?
Soy tu vestidura, tu oficio,
perdiéndome, pierdes tu sentido.

Sin mí serás vagabundo, no tendrás
quién te reciba con cálidas palabras.
Soy tus sandalias: tus pies cansados
errarán descalzos cuando yo no esté.

Tu manto poderoso caerá de ti.
Tu mirada, que mi rostro abrigaba
con suave calidez, buscará abatida
esos remansos que te ofrecí

Y mientras el atardecer se despinta, tornará
a yacer sobre el frío regazo de impasibles rocas.

¿Qué harás, Señor, entonces? Tengo miedo.

  

  

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