Hay una expresión idiomática en chino que dice “Todo está listo excepto el viento del este”:
万事俱备,只欠东风
(wàn shì jù bèi , zhǐ qiàn dōng fēng)
Y por supuesto, vamos a ver de dónde viene.
Allá por el siglo III, la Dinastía Han entró en crisis, hubo una revuelta en la corte y la mayor parte de la familia real fue ejecutada. Liu Bei, el único heredero legítimo que quedaba, juntó un grupo de generales para defender su derecho, mientras que otros dos poderosos jefes militares hacían lo propio. Esto dividió al imperio en tres: el reino de Wei en el norte, liderado por el general Tsao; el reino de Shu en el suroeste, con Liu Bei a la cabeza; y el reino de Wu en el sureste, con el general Zhou Yu.
El general Tsao era el más fuerte de los tres: pensando unificar el imperio, preparó una invasión al sur, con una enorme fuerza naval que descendería imparable por el Río Yangtse, con sus barcos unidos con cadenas de hierro. Esto preocupó sobremanera a Zhou Yu, quien sería el primer atacado.
Enterándose del plan de Tsao, el estratega Zhuge Liang vio una debilidad en el esquema de la invasión: en efecto los barcos unidos con cadenas serían irresistibles, pero si eran atacados con fuego, éste pasaría de uno a otro sin que pudieran maniobrar.
De modo que se prepararon cientos de minas explosivas flotantes, también unidas con cadenas, para incendiar los barcos enemigos. Sin embargo, este hábil plan requería que el viento soplara desde el este, para poder impulsar la minas hacia los barcos que avanzaban.
A pocos días de ver las fuerzas de Tsao, no había asomo de viento y Zhou Yu entró en pánico: de ahí la famosa expresión, que dice que todo está planeado y listo, pero falta el ingrediente más crucial, sin el cual todo el plan se va al demonio.
Al final, el viento sopló y la flota fue destruida, alargando la resistencia del sur. Los romances posteriores dicen que Zhuge Liang “convocó al viento” a que soplara, por medio de un poderoso encantamiento, un poco al estilo de Merlín en Excalibur, invocando el “aliento del dragón” (la niebla) para que su rey entrara sin ser visto en un castillo.
Pero siempre al hacer un plan, es mejor no hacer depender la parte más crítica de él en un imponderable sobre el que no tenemos poder alguno. No todos podemos hacer hechizos.
magnífico cuento! saludos
ResponderEliminarMoraleja, siempre tener un plan B... Por si el viento no llega 😅
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