lunes, 1 de junio de 2020

Todos somos Supermán (rodeados de Luthors)


Le voy a contar, amable lector, una aventura de Supermán que apareció en el Action Comics #333, en febrero de 1966, una época que se conoce como la “Era de Plata” de los cómics. La historia se llama “Super abucheos para Supermán” (Superman’s Super Boo-boos). Juzgue usted si tiene relevancia para nuestra situación actual:
Luthor, el genio científico y archienemigo de Supermán, está pensando cómo vencerlo. En su laboratorio tiene a un ratón en un laberinto especial (como puede ver en la imagen de arriba), que tan sólo puede dar vueltas y nunca encontrar su queso. Después de un tiempo, saca al ratón y lo pone junto al queso, pero el pobre animal sólo puede seguir dando vueltas, sin tocar la comida. Luthor tiene una idea: no puede vencer directamente a Supermán, pero sí puede confundir su juicio hasta el punto de paralizarlo:
Al día siguiente, Supermán lo encuentra destruyendo unas montañas y, a sabiendas de que Luthor siempre está haciendo alguna maldad, lo detiene y destruye su equipo. Pero Luthor le dice que estaba ayudando a crear un camino, ayudando a unos pobladores locales, que corrobora su historia y se enfadan con el hombre de acero. Supermán se retira, confundido. Durante las siguientes semanas, Luthor repite el proceso una y otra vez, usando robots y aparatos de todo tipo que en primera instancia parecen estar creando un caos. Cuando aparece Supermán para destruirlos, revela que en cada ocasión estaba ayudando a la gente, que se enoja cada vez más con el héroe que poco a poco es juzgado como un loco. 
En una ocasión, Luthor proyecta un holograma que hace aparecer a Supermán como un dragón terrible, ante el cual la congregación que lo había invitado a una ceremonia, huye espantada. Él, sin embargo, no se da cuenta del hecho, hasta que ve las fotografías que le había tomado su amigo Jaime Olsen. El hijo de Kriptón está cada vez más confundido, no sabe ya nada de lo que está pasando. Las cosas parecen ser siempre el opuesto de lo que cree.
Cuando Luthor juzga que su manipulación está lo suficientemente avanzada, pone en marcha su plan original: empieza a crear glaciares gigantescos que amenazan a Metrópolis, con el fin de sojuzgarla. La gente entra en pánico, llaman a Supermán y éste llega volando; ve la escena y no sabe qué pensar. ¿Qué está haciendo Luthor? ¿Está ayudando de nuevo? Si derrite los glaciares, ¿la gente lo volverá a abuchear, estará de hecho interfiriendo en una buena obra? Supermán empieza a preguntarse, angustiado, y no puede hacer más que volar en círculos sobre la ciudad, incapaz de ninguna acción.
Luthor sonríe malévolamente. Ha ganado.

   

No hay comentarios:

Publicar un comentario