Le voy a contar,
amable lector, una aventura de Supermán que apareció en el Action Comics #333,
en febrero de 1966, una época que se conoce como la “Era de Plata” de los
cómics. La historia se llama “Super abucheos para Supermán” (Superman’s
Super Boo-boos). Juzgue usted si tiene relevancia para nuestra situación
actual:
Luthor, el genio
científico y archienemigo de Supermán, está pensando cómo vencerlo. En su
laboratorio tiene a un ratón en un laberinto especial (como puede ver en la imagen de arriba), que tan sólo puede dar
vueltas y nunca encontrar su queso. Después de un tiempo, saca al ratón y lo
pone junto al queso, pero el pobre animal sólo puede seguir dando vueltas, sin
tocar la comida. Luthor tiene una idea: no puede vencer directamente a Supermán, pero sí puede confundir su juicio hasta el punto de paralizarlo:
Al día siguiente,
Supermán lo encuentra destruyendo unas montañas y, a sabiendas de que Luthor
siempre está haciendo alguna maldad, lo detiene y destruye su equipo. Pero
Luthor le dice que estaba ayudando a crear un camino, ayudando a unos
pobladores locales, que corrobora su historia y se enfadan con el hombre de
acero. Supermán se retira, confundido. Durante las siguientes semanas, Luthor
repite el proceso una y otra vez, usando robots y aparatos de todo tipo que en
primera instancia parecen estar creando un caos. Cuando aparece Supermán para
destruirlos, revela que en cada ocasión estaba ayudando a la gente, que se
enoja cada vez más con el héroe que poco a poco es juzgado como un loco.
En una
ocasión, Luthor proyecta un holograma que hace aparecer a Supermán como un
dragón terrible, ante el cual la congregación que lo había invitado a una
ceremonia, huye espantada. Él, sin embargo, no se da cuenta del hecho, hasta
que ve las fotografías que le había tomado su amigo Jaime Olsen. El hijo de
Kriptón está cada vez más confundido, no sabe ya nada de lo que está pasando.
Las cosas parecen ser siempre el opuesto de lo que cree.
Cuando Luthor juzga
que su manipulación está lo suficientemente avanzada, pone en marcha su plan
original: empieza a crear glaciares gigantescos que amenazan a Metrópolis, con
el fin de sojuzgarla. La gente entra en pánico, llaman a Supermán y éste llega
volando; ve la escena y no sabe qué pensar. ¿Qué está haciendo Luthor? ¿Está
ayudando de nuevo? Si derrite los glaciares, ¿la gente lo volverá a abuchear,
estará de hecho interfiriendo en una buena obra? Supermán empieza a
preguntarse, angustiado, y no puede hacer más que volar en círculos sobre la
ciudad, incapaz de ninguna acción.
Luthor sonríe
malévolamente. Ha ganado.
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