sábado, 23 de mayo de 2020

Esas grafiquitas no dicen lo que crees que dicen


Desde que empezó la crisis del coronavirus han entrado a nuestro vocabulario cotidiano un montón de conceptos y palabras nuevas, y diario vemos gráficas de esto y de aquello. Yo desde luego soy culpable de contribuir a esta explosión de explicaciones gráficas: es mucho más fácil visualizar tendencias de esta forma que ver grandes cantidades de datos detallados en hojas de Excel.
Sin embargo, si no estamos claros de cómo se hace una gráfica, esto es, de qué datos se usaron para construirla, podemos interpretar mal la realidad. Esto se hace mucho: usar datos poco detallados con la finalidad de apoyar una ideología u otra; así que veamos un ejemplo reciente.
Aquí hay dos gráficas de datos de México de 2005 a 2020. La primera traza la evolución del ingreso laboral real per cápita, y la segunda la evolución de una cosa que se llama “masa salarial.”


Se afirma lo siguiente: que la segunda gráfica, la de masa salarial, va en ascenso y eso es prueba irrefutable del éxito contundente de una política económica.
OK, vamos por partes.

La política económica de un país no es como un aumento de sueldo
Si de repente me suben el sueldo de mil a dos mil pesos, al día siguiente puedo empezar a pagar cosas que debía, comprar cosas que quería, y en general modificar mi vida visiblemente. Un país no es igual: el tamaño importa.
Hay políticas que en efecto pueden tener impacto más o menos inmediato, como políticas monetarias, tasas de interés o alivios fiscales. Éstas normalmente se usan ante coyunturas especiales como formas de lidiar con un problema específico. Por otro lado, las políticas económicas que pretenden impactar el empleo o el nivel de vida en general, son de mediano y largo plazo: sus efectos por definición no se ven rápidamente. Cosas como el TLC o la apertura económica de China se deben evaluar en años y décadas.
Lo que sí es común por este hecho, es que una política empezada por un gobernante, sea presumida por el siguiente, quien es el que se beneficia; y también un desastre originado por un líder puede ser achacado al líder entrante. Un ejemplo reciente es EEUU: Bush Jr. arrancó una guerra desastrosa en Medio Oriente, y además las políticas laxas en el mercado financiero causaron la crisis de 2008-2009; entre ambas, la economía quedó mal parada, pero los adversarios de Obama le achacaron a éste la debilidad de una economía muy vapuleada. Durante los 8 años de su gestión, se arreglaron bastantes cosas y se puso en marcha la recuperación financiera más longeva de la historia; Trump usó parte de esa inercia para “saludar con sombrero ajeno.”
Con la gráfica mencionada pasa algo parecido: se aprecia una tendencia creciente a partir de 2014, como para querer achacar la totalidad de ese crecimiento a una administración nueva.

¿De qué cantidad estamos hablando?
De forma curiosa, se usa el concepto de “masa salarial” para hacer la aseveración de estar muy bien. Hay una razón para la que no se usa con frecuencia este indicador, o por lo menos para hacer este tipo de declaraciones.
La masa salarial es, digamos, la nómina total. Hay un montón de cosas que van ahí dentro y lo mejor es usarla junto con su desglose. Yo no soy experto en esta nomenclatura, pero dentro de ella podrían incluirse no sólo los salarios totales pagados, sino las contribuciones a IMSS e Infonavit… o también las becas a programas de apoyo al trabajo. No lo sé, pero me parece que se deben de explicitar todos los componentes de ese número para que sepamos si se está comparando con las cantidades normales o si hay nuevos montos incluidos.
Un ejemplo de por qué es importante ver el desglose de esa cifra: digamos que la masa salarial de Monterrey fue de 1 millón de pesos el año pasado, y es de 2 millones de pesos este año. Ese solo dato dice muy poco, si no sabemos también la variación en la cantidad de empresas existentes, y la cantidad de gente afiliada al IMSS, por mencionar dos datos. Veamos dos casos diferentes con exactamente la misma variación de la masa salarial:

1.      Había 100 empresas y hoy hay 120; había 1000 trabajadores y hoy hay 1200. Esto es un aumento de 20% en empresas y empleo, y un aumento de 66% en percepciones.
2.      Había 100 empresas y hoy hay 80; había 1000 trabajadores y hoy hay 4000. Cerraron 20% de las empresas, el empleo aumentó 400% pero las percepciones disminuyeron 50%.

Son dos escenarios radicalmente distintos, ambos con la misma masa salarial. Si el segundo es un poco fantasioso, es tan sólo para ilustrar el punto de que es importante saber lo que hay dentro de la cifra total.

¿Qué significa realmente el número?
En la gráfica se menciona un 5.6% de crecimiento entre trimestres y un 10% anual, cifras nada despreciables, aunque como mencioné, en parte se explican por una tendencia que viene de 2014, incluyendo el efecto de la Reforma Fiscal realizada en ese tiempo. Ahora bien, dados los números recientes en pérdida de empleos causada por la crisis del coronavirus, precisamente en el primer trimestre del año, sería sensato revisar los números del segundo trimestre para darnos mejor idea del impacto, y de si las políticas contracíclicas que se tomen en este periodo pueden mitigarlo. Podemos ver claramente la caída en la gráfica en 2008, cuando la crisis financiera global, y es de esperar que veamos algo parecido esta vez.
Por otro lado, si comparamos el número en 2005 (182 mil) con el más actual (218 mil), vemos un aumento de 19.8%. La población en ese mismo periodo ha crecido de 106 a 129 millones: un aumento de 21.7%. Esto quiere decir que de hecho el crecimiento apenas se ha mantenido a la par del crecimiento poblacional.
Esto es mucho más obvio al ver la primera gráfica, en donde se muestra el poder adquisitivo: después del descalabro de 2008 y una larga convalecencia, a partir de 2014 empezamos a crecer de nuevo hasta regresar a los niveles de 2005-2007.
Las grafiquitas son muy convenientes, pero deben usarse con un mínimo de explicaciones para que realmente sean útiles.

   

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