Desde que empezó la
crisis del coronavirus han entrado a nuestro vocabulario cotidiano un montón de
conceptos y palabras nuevas, y diario vemos gráficas de esto y de aquello. Yo desde
luego soy culpable de contribuir a esta explosión de explicaciones gráficas: es
mucho más fácil visualizar tendencias de esta forma que ver grandes cantidades
de datos detallados en
hojas de Excel.
Sin embargo, si no
estamos claros de cómo se hace una gráfica, esto es, de qué datos se
usaron para construirla, podemos interpretar mal la realidad. Esto se hace
mucho: usar datos poco detallados con la finalidad de apoyar una ideología u
otra; así que veamos un ejemplo reciente.
Aquí hay dos gráficas
de datos de México de 2005 a 2020. La primera traza la evolución del ingreso
laboral real per cápita, y la segunda la evolución de una cosa que se llama “masa
salarial.”
Se afirma lo
siguiente: que la segunda gráfica, la de masa salarial, va en ascenso y eso es
prueba irrefutable del éxito contundente de una política económica.
OK, vamos por partes.
La política económica
de un país no es como un aumento de sueldo
Si de repente me
suben el sueldo de mil a dos mil pesos, al día siguiente puedo empezar a pagar
cosas que debía, comprar cosas que quería, y en general modificar mi vida visiblemente.
Un país no es igual: el tamaño importa.
Hay políticas que en
efecto pueden tener impacto más o menos inmediato, como políticas monetarias, tasas
de interés o alivios fiscales. Éstas normalmente se usan ante coyunturas
especiales como formas de lidiar con un problema específico. Por otro lado, las
políticas económicas que pretenden impactar el empleo o el nivel de vida en general,
son de mediano y largo plazo: sus efectos por definición no se ven rápidamente.
Cosas como el TLC o la apertura económica de China se deben evaluar en años y
décadas.
Lo que sí es común
por este hecho, es que una política empezada por un gobernante, sea presumida
por el siguiente, quien es el que se beneficia; y también un desastre originado
por un líder puede ser achacado al líder entrante. Un ejemplo reciente es EEUU:
Bush Jr. arrancó una guerra desastrosa en Medio Oriente, y además las políticas
laxas en el mercado financiero causaron la crisis de 2008-2009; entre ambas, la
economía quedó mal parada, pero los adversarios de Obama le achacaron a éste la
debilidad de una economía muy vapuleada. Durante los 8 años de su gestión, se
arreglaron bastantes cosas y se puso en marcha la recuperación financiera más
longeva de la historia; Trump usó parte de esa inercia para “saludar con
sombrero ajeno.”
Con la gráfica
mencionada pasa algo parecido: se aprecia una tendencia creciente a partir de
2014, como para querer achacar la totalidad de ese crecimiento a una
administración nueva.
¿De qué cantidad
estamos hablando?
De forma curiosa, se
usa el concepto de “masa salarial” para hacer la aseveración de estar muy bien.
Hay una razón para la que no se usa con frecuencia este indicador, o por lo menos
para hacer este tipo de declaraciones.
La masa salarial es,
digamos, la nómina total. Hay un montón de cosas que van ahí dentro y lo mejor
es usarla junto con su desglose. Yo no soy experto en esta nomenclatura, pero
dentro de ella podrían incluirse no sólo los salarios totales pagados, sino las
contribuciones a IMSS e Infonavit… o también las becas a programas de apoyo al
trabajo. No lo sé, pero me parece que se deben de explicitar todos los componentes
de ese número para que sepamos si se está comparando con las cantidades normales
o si hay nuevos montos incluidos.
Un ejemplo de por qué
es importante ver el desglose de esa cifra: digamos que la masa salarial de
Monterrey fue de 1 millón de pesos el año pasado, y es de 2 millones de pesos
este año. Ese solo dato dice muy poco, si no sabemos también la variación en la
cantidad de empresas existentes, y la cantidad de gente afiliada al IMSS, por mencionar
dos datos. Veamos dos casos diferentes con exactamente la misma variación de la
masa salarial:
1.
Había 100 empresas y
hoy hay 120; había 1000 trabajadores y hoy hay 1200. Esto es un aumento de 20%
en empresas y empleo, y un aumento de 66% en percepciones.
2.
Había 100 empresas y
hoy hay 80; había 1000 trabajadores y hoy hay 4000. Cerraron 20% de las
empresas, el empleo aumentó 400% pero las percepciones disminuyeron 50%.
Son dos escenarios
radicalmente distintos, ambos con la misma masa salarial. Si el segundo es un
poco fantasioso, es tan sólo para ilustrar el punto de que es importante saber
lo que hay dentro de la cifra total.
¿Qué significa
realmente el número?
En la gráfica se
menciona un 5.6% de crecimiento entre trimestres y un 10% anual, cifras nada
despreciables, aunque como mencioné, en parte se explican por una tendencia que
viene de 2014, incluyendo el efecto de la Reforma Fiscal realizada en ese
tiempo. Ahora bien, dados los números recientes en pérdida de empleos causada
por la crisis del coronavirus, precisamente en el primer trimestre del año,
sería sensato revisar los números del segundo trimestre para darnos mejor idea
del impacto, y de si las políticas contracíclicas que se tomen en este periodo
pueden mitigarlo. Podemos ver claramente la caída en la gráfica en 2008, cuando
la crisis financiera global, y es de esperar que veamos algo parecido esta vez.
Por otro lado, si comparamos
el número en 2005 (182 mil) con el más actual (218 mil), vemos un aumento de
19.8%. La población en ese mismo periodo ha crecido de 106 a 129 millones: un
aumento de 21.7%. Esto quiere decir que de hecho el crecimiento apenas se ha
mantenido a la par del crecimiento poblacional.
Esto es mucho más
obvio al ver la primera gráfica, en donde se muestra el poder adquisitivo:
después del descalabro de 2008 y una larga convalecencia, a partir de 2014 empezamos
a crecer de nuevo hasta regresar a los niveles de 2005-2007.
Las grafiquitas son
muy convenientes, pero deben usarse con un mínimo de explicaciones para que
realmente sean útiles.