A
veces intento explicar (sin mucho éxito) algunos de los tejes y manejes de la
vida pública mexicana a mis amigos chinos. Esta vez el tema que los ocupa es el
escándalo de la empresa Oceanografía, pero ya antes me habían preguntado y
descreído acerca de la famosa situación del Gober Precioso y similares,
que los chinos que siguen el tema de México han analizado. Esto es importante
porque en los últimos años y con el creciente acercamiento, en China se hace
escrutinio de los marcos políticos y legales dentro de los cuales estarían
operando sus inversionistas, que han estado esperando el desarrollo de las
recientes reformas relacionadas con varias industrias incluyendo la energética.
Y lo que perciben es más bien confuso.
Veamos.
China tiene muchos problemas similares a México, incluyendo el de la corrupción
que permea ambos sistemas políticos y sus relaciones con la economía. Sin
embargo, el manejo en China es diferente, y la diferencia se ha acentuado a
partir de la entrada al poder del presidente Xi Jinping, que ha hecho de la
cruzada anti-corrupción uno de los estandartes de su régimen. Las pesquisas que
se han realizado en el último año han causado olas en la clase política China y
ha resultado en miles de arrestos por aceptación de sobornos, tráfico de
influencias y mal uso de recursos públicos. La campaña ha tenido un muy alto
perfil en los medios.
Y
no es que México no haya hecho algo similar, pero como hemos visto, los
alcances son mucho más limitados y hay una importantísima diferencia: en China,
decimos, existe corrupción, colusiones y todo tipo de tráficos que nos son
conocidos. Pero cuando un oficial es expuesto y sus acciones ilegales son
percibidas, no hay quién lo salve. Esto se ha visto una y otra vez desde la
presidencia de Hu Jintao (2003-2013) y se ha remarcado este año. Por
supuesto no todos pueden ser capturados, o no a todos es posible fincarles un
caso, pero si se hace, el rango no los puede defender. El poderoso ex-ministro
de ferrocarriles, que fue encarcelado por corrupción, es el ejemplo más
visible. Aunado a la creciente participación ciudadana en los medios
electrónicos para presionar y descubrir las faltas administrativas de los
oficiales, la burocracia china se encuentra en constante alerta y no quiere dar
ni un paso en falso.
Lo
que mis amigos chinos no pueden comprender bien, es cómo un oficial exhibido y
prácticamente confeso, puede no sólo seguir en su puesto, sino seguir medrando
dentro del sistema. El daño al tejido social es inmenso, no en lo económico
sino en lo anímico (parte de lo que le comentaba la semana pasada acerca de que
el activo más importante de un gobierno es la confianza). La claridad de saber que
cuando haces A, te pasa B, es fundamental. No importa si B es un manazo o la
pena de muerte, lo importante es que suceda sin falta. Pero cuando puedes hacer
A, B, C y acabarte el abecedario sin que exista ninguna repercusión, el caldo
de cultivo de la sociedad se apresta para convertirse en la olla de presión que
estamos viendo en nuestros días.
China
tiene una larga tradición de ver como ascienden y se desmoronan las dinastías,
y saben que este tipo de descontento es siempre factor fundamental para
propiciar lo segundo. China sabe muy bien lo que hace para dar escapes a la
presión, esperemos que nuestros oficiales estén tomando nota.
* *
- Oye,
que atraparon al Chapo Guzmán.
- Ja,
claro que no, debe de ser un doble de esos que tiene. Igual que como pasó con
Aburto.
- Pero
lo atraparon con muchos millones de dólares.
- Bah,
seguramente había diez veces más, que se los robaron y nada más reportaron eso
que pusieron en la foto.
- Y
dicen que está disminuyendo un poco el crimen.
- Más
bien debe de ser que no está reportando las cosas, y están escondiendo los
números reales.
Así
y con un largo, largo etcétera son las conversaciones que escuchamos en la
sobremesa en estos días, todos los días.
Para
ser justos, el pueblo mexicano siempre ha tenido una —a veces excesiva— dosis
de escepticismo y reticencia ante las cosas que implican el uso y abuso del
poder; pero si no me falla la memoria, los extremos de rechazo ante toda
noticia a los que hemos llegado recientemente no tienen precedente cercano. Y
como saben mis lectores que cualquier cosa siempre me recuerda algún cuento
chino, aquí refiero uno que viene al caso con este tema:
Dice
la historia que le preguntaron a Confucio cuáles son las cosas indispensables
para que una nación sobreviva. Confucio dijo ‘Comida, Ejército, y Confianza en
el Gobierno’. Cuando le preguntaron si podría eliminar una de esas cosas,
contestó, ‘El Ejército es lo primero que se puede eliminar, porque no es más
que un grupo de hombres entrenados de cierta forma. En ausencia de ellos, todo
el pueblo puede servir como ejército en una emergencia, si hay unión’.
Luego
le volvieron a preguntar al maestro, de las dos cosas que quedan, cuál podría
eliminarse. Confucio contestó, ‘La Comida’.
Sorprendidos,
sus alumnos le rogaron que explicara su respuesta, a lo que Confucio accedió
diciendo, ‘En todas las épocas, buenas o malas, la gente —joven y vieja,
saludable y enferma— muere por muchas razones. Es verdad que al quitar una
cantidad suficiente de comida morirá un número mayor al normal, pero aún así los
hombres pueden mantener la unión, la disciplina y el rumbo a pesar de hambrunas
y penurias. Pero ninguna nación que pierda la fe en su propio gobierno puede
sobrevivir por mucho tiempo.’
Se
la atribuye a Churchill el haber dicho que el verdadero liderazgo es “saber
promulgar y hacer valer políticas impopulares en tiempos difíciles”, pensando
que esas medidas serán beneficiosas a la larga.
Una y otra imagen se complementan: liderazgo es saber tomar las riendas
con un rumbo claro, aunque el horizonte a veces se antoje demasiado lejano.
Estos dos textos los publiqué por primera vez en marzo de 2014:
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