Para Alicia
Quienes me hayan leído un poco sabrán que tengo una niña, Alicia, que es
la luz de mis ojos y la niña más hermosa del universo. Por supuesto, todo padre
orgulloso va a decir eso de su niña o de su niño y quiero compartir algo aquí y
que compartamos más historias.
Hay momentos en que sentimos orgullo de ellos cuando los vemos hacer
algo por primera vez, algo que hemos tratado de enseñarles: una frase educada
ante la familia, una vuelta al parque en su bicicleta a la que por fin le ha
quitado las ruedas de entrenamiento, ayudar a lavar los trastes en la cocina.
Pero luego hay otro tipo de orgullo, uno más sutil, mucho más hermoso y
que en vez de depender de todas esas tareas e ideas que nos afanamos en
transmitirles, depende más bien de lo que ellos observan y aprenden día con día,
y de cómo su temperamento se va desarrollando de modo que un día nos sorprende
y emociona.
Un día, estaba con ella en su cuarto, enseñándole la canción infantil de
“Naranja Dulce”:
Naranja dulce, limón partido
Dame un abrazo que yo te pido.
Si fuera falso mi juramento
En un momento se olvidará.
Toca la marcha, mi pecho llora
Adiós señora, yo ya me voy
A mi casita de sololoy
A comer tacos y no les doy.
Al llegar a la última frase, ella me preguntó, “¿por qué dice ese niño
que no les quiere dar tacos a los otros niños?” Nunca me había planteado eso,
así que se me ocurrió decirle que porque la canción hablaba de un niño envidioso.
Eso no pareció satisfacerla mucho y se quedó con el entrecejo fruncido un rato.
Finalmente, me dijo que la quería cantar ella sola.
Al llegar a la segunda estrofa, me vio muy sonriente y cantó:
“… A mi casita de sololoy,
A comer tacos ¡y sí les doy!”
Es la niña más hermosa del universo.
Una buena lección para el papá...
ResponderEliminarWow!! Felicidades porque tu hijita esta creciendo con un gran corazón. Estan haciendo las cosas bien.
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