En la primera parte mencioné dos de las decisiones más importantes del
siglo XX, ambas llevadas a cabo por individuos. La primera fue la decisión de
Deng Xiaoping en 1982 de cambiar drásticamente el sistema económico de su país,
ante la reticencia generalizada de la ortodoxia comunista. Su famosa respuesta
sigue siendo relevante: “no me importa si el gato es blanco o negro, si caza
ratones es un buen gato.” Más importante todavía fue, una vez tomada la decisión,
el armar un plan de largo plazo para implementarla. ¿Qué tan largo plazo?
Estamos a 36 años de esa decisión y aún no terminan. Por poner un ejemplo, su
Reforma Educativa en tres fases comenzó en 1993 y hoy mismo estamos a mitad de
la tercera fase, a concluir en 2023.
La segunda decisión fue básicamente la misma: cambiar un sistema
inservible. Pero en la Unión Soviética y posterior Rusia de Gorbachev y Boris
Yeltsin, no hubo plan coherente para sustituir eso que se pretendía tirar a la
basura. Esto causó un desorden imparable que fracturó la economía por más de
una década y potenció el crimen, la instauración de una nueva oligarquía económica
y un sinfín de problemas más.
La tercera gran decisión del siglo XX no fue tomada por un individuo, sino
por una nación en su conjunto, y la hace mucho más rara y mucho más
espectacular. El pueblo al que me refiero es el pueblo inglés. La decisión fue
tomada al terminar la Segunda Guerra Mundial y la decisión fue acerca de ni más
ni menos que Winston Churchill.
Churchill es un icono político de Inglaterra y lo fue en vida. Nacido en
1874, a los 26 años ya era miembro del Parlamento y durante cuatro décadas se
desempeñó como Secretario de las Colonias, Ministro del Interior, Lord del
Almirantazgo y Secretario de Economía. Su personalidad era bien conocida,
combativa, intensamente nacionalista (imperialista, digamos) y convencido de la
grandeza de la Corona. Al mismo tiempo que era admirable por su liderazgo y
eficiencia, era una persona que ejemplifica a la perfección los peores rasgos
del colonialismo de la época: llamó a Gandhi “ese faquir desnudo” y no tuvo
empacho de decir ante la Cámara de los Lores que “no veía ningún problema en
usar armas de gas en contra de salvajes”.
Este hombre estuvo al frente de Inglaterra durante su “hora más oscura”,
liderándola durante la guerra contra Alemania e inspirando a la gente y los
soldados. Su famoso discurso de “we shall never surrender” es histórico. Pero
llegó un momento en el que terminó la guerra, y en ese momento, tras años de
caos y fatiga, se llamó a elecciones para elegir a un nuevo Primer Ministro.
En las elecciones, Churchill, el héroe, el líder, el inspirador… fue
derrotado. En un momento de claridad, el pueblo inglés pensó que este hombre de
guerra quizá no era la mejor opción para continuar en el proceso de
reconstrucción.
Mientras Churchill estuvo en la oposición, Inglaterra salió de la
tragedia de la guerra pero en un periodo tan frágil, era fácil criticar las
acciones del gobierno. El poder militar del país se había reducido y no era
sostenible mantener sus oprimidas colonias en todo el mundo. Así, tras un
periodo de ataque a un gobierno desprestigiado, Churchill volvió a toma popularidad
y fue electo como Primer Ministro de nuevo de 1951 a 1955. Las urgencias domésticas
eran problemas de desempleo y vivienda, en lo que se trabajó con varias reformas,
pero el talante imperial de Churchill se volvió a hacer patente con dos crisis
coloniales. Tanto Kenia como Malasia pugnaban por su independencia y Churchill,
fiel a sus convicciones, usó el poder militar para lidiar con ambas.
El mundo cambió pero él nunca quiso “presidir sobre el desmembramiento
del imperio.” No era el hombre adecuado para lidiar con ese cambio que hoy, en
perspectiva, podemos ver no sólo como inevitable sino justo.
VIDEO DEL DÍA
La actriz Ellen Page en el programa del comediante Stephen Colbert, hablando
de los peligros del discurso del odio. Si una persona en una posición de poder
normaliza el odio, esto tiene consecuencias. Las palabras importan e importan
mucho:
No hay comentarios:
Publicar un comentario