Comparto aquí mi traducción al español de la introducción y el capítulo
1 del libro “Educación para 1300 Millones”, de Li Lanqing, el Ministro de
Educación que presidió sobre el arranque de la primera parte de la titánica reforma
educativa china, en el periodo 1993-2003. Es un texto imprescindible de política
educativa moderna de gran calado. La reforma está hoy en su tercera década,
subrayando la fundamental importancia de la planeación a muy largo plazo.
Li, Lanqing. Education
for 1.3 Billion: on 10 years of education reform and development. Foreign
Language Teaching and Research Press/Pearson Education. Beijing, 2004.
Introducción
China ha logrado avances impresionantes en su
desarrollo en años recientes: de ser una sociedad que tan sólo podía proveer a
su gente con las necesidades más básicas, ha llegado a dar los primeros pasos
en el camino a convertirse en una nación próspera. Este es un cambio de
importancia histórica, y es justo decir que el ritmo de progreso social y
económico de China ha asombrado al mundo desde que arrancó.
Pero entre todos sus empeños, la reforma educativa es
sin duda la que ha conseguido algunos de los resultados más sobresalientes.
Basándose en su periodo de reanudación y expansión de los 80s y principio de
los 90s, la educación avanzó con gran rapidez entre 1993 y 2003, una década
trascendente que incluyó avances que marcaron hitos en la historia de China. La
educación básica elevó de forma sin precedentes el nivel de alfabetización de
la población, basada en los dos pilares de la educación obligatoria de nueve
años, y el programa de eliminación del analfabetismo. Además, los sistemas
nacionales de educación vocacional y educación para adultos tomaron forma y
cristalizaron, mientras que la educación superior ha tenido también sus propios
avances y reformas de fondo. La enseñanza a su vez se ha modernizado, enfatizando
el desarrollo de las cualidades de los alumnos –haciendo la formación de
valores tan importante como la adquisición de conocimientos, un enfoque que ha
tenido una amplia aceptación en la sociedad– e incorporando el uso de las
nuevas tecnologías de la información de manera extensiva en las aulas. La
profesión del maestro ha recuperado también su alta estima tradicional gracias
a las mejoras en sueldos, beneficios y estatus social. Por otra parte, la
educación privada ha experimentado también una explosión reciente y participa
con éxito en todo el proceso educativo. Se han llevado a cabo una gran cantidad
de programas de intercambios y colaboración activa con entidades
internacionales –lo que ha brindado enormes beneficios a la competitividad del
alumnado chino– y el marco legal para el sistema educativo ha sido constituido
y consolidado.
Durante la década pasada, se han casi resuelto una
gran cantidad de problemas de largo cuño y que parecían insolubles; otros
permanecen como asignaturas pendientes, pero por lo menos se han creado las
condiciones para analizarlos y resolverlos en el futuro previsible. El gasto
nacional en educación ha aumentado a un ritmo promedio del 20% anual, llegando
a 540 mil millones de Yuan (aprox. 66 mil millones de USD) en 2002, lo que
equivale a cinco veces el gasto realizado en 1993. Los créditos presupuestarios para este rubro también han
aumentado alrededor de 19% año con año, llegando a 311 mil millones de Yuan
(casi 38 mil millones de USD) en 2002: de nuevo casi cinco veces el total de
1993. Para finales del siglo XX, la educación obligatoria de nueve años llegó a
ser de aplicación prácticamente universal y el analfabetismo fue virtualmente
erradicado entre los jóvenes y los adultos de edad media, mientras que la
educación secundaria se expandió de forma importante. A partir de 1999, las
instituciones de enseñanza superior han enrolado a un número creciente de
alumnos cada año y en 2002 se llegó a la cifra de 16 millones de alumnos en
diversos puntos de avance en este sector educativo, de los cuales 9.03 millones
pertenecían a universidades regulares. De acuerdo a las estadísticas de la
UNESCO, el número de alumnos estudiando en escuelas de educación superior en
China es el más alto del mundo. En diez años solamente, las reformas
implementadas al sistema han cambiado radicalmente el rostro de la educación en
China.
El PCC ha sido responsable del éxito de la
implementación de estas reformas, que fueron llevadas a cabo por medio de
políticas públicas escalonadas. Las decisiones tomadas a lo largo de este
proceso incluyeron desde la afirmación de la Educación como prioridad y el
diseño de estrategias para la implementación del pensamiento científico, hasta
la formulación puntual de los marcos legales necesarios para su ejecución. Se
consideraron todos los aspectos para hacer de esta una reforma y una política
integral, incluyendo la asignación de recursos para poder fondear cambios
drásticos al sistema, la priorización de la alfabetización y la educación en
áreas rurales, la obligatoriedad de la educación básica, el plan de expansión
de inscripciones para la educación superior, el apoyo a la capacitación
continua de los docentes, y la inclusión de la enseñanza de valores. Todos y
cada uno de estos puntos fueron jerarquizados e instrumentados de manera que el
proceso de reforma y modernización alcanzara el éxito que ha logrado en el
periodo de una década.
¿Cómo se tomaron esas decisiones? ¿Cómo se
implementaron? Estas son preguntas que intrigan no sólo a educadores sino a
gente de todas las profesiones. En Educación
para 1300 Millones se describe la forma en que se definieron las grandes
políticas, cómo el autor –como actor principal de tales cambios– lidió con los
enormes retos que tal reforma presentaba, y cuáles son sus opiniones acerca de
los grandes temas de la educación en China.
I. Intendente de la Educación Nacional
En 1978 China adoptó la Política de Apertura y colocó
el desarrollo económico como el tema de más alta prioridad en su agenda. Desde
el principio, la educación ha figurado de manera prominente en las estrategias
de modernización, y ha visto sus esfuerzos reformistas coronados por éxitos
desde ese entonces. A principios de los 90s, China se vio inmersa en un mundo
de rápidos cambios, donde la ciencia y la tecnología avanzaban a pasos
agigantados, la economía del conocimiento se afianzaba en el mundo y la
competencia internacional se hacía más intensa. Al interior del país, la ‘Economía
Socialista de Mercado’ propia de China empezó a despegar notoriamente, y la
demanda de mano de obra calificada empezó a tener un rol más prominente dentro
del desarrollo económico. Este ambiente significó una oportunidad para la
educación, desde luego no exenta de grandes retos. Los viejos problemas
educativos se acentuaron, presionando al sistema para poder formar
adecuadamente a la gente que pudiera dar forma a este sistema socialista-mercantilista
que se había estado gestando. El obstáculo más grande seguía siendo la
inadecuada asignación de fondos, de modo que el gasto realizado realmente no
era suficiente para seguir el ritmo de las necesidades objetivas del país. Los
salarios de los maestros eran muy bajos y con frecuencia se atrasaban, y sus
condiciones generales de vida no eran las mejores, siendo uno de los mayores
problemas la insuficiencia de vivienda disponible para ellos. Todos estos
problemas demandaban acciones rápidas y decisivas para poder avanzar.
En 1992, el presidente Jiang Zemin apuntó que “la
educación debe ser una prioridad estratégica y el país entero debe esforzarse
por elevar los estándares en la enseñanza de la ciencia, la cultura y la
formación de valores. Esta es una política fundamental para llevar a cabo la
modernización de China.” A partir de este pronunciamiento, se promulgaron en
1993 el Programa para la Reforma y
Desarrollo de la Educación y la Ley
General de los Maestros, y en 1995, la Ley
General de Educación. También en 1995, durante la Conferencia Nacional de
Ciencia y Tecnología, el presidente anunció la estrategia para la renovación
del país a través de la ciencia y la educación. Estas definiciones de políticas
nacionales sentaron las bases para atacar de frente los problemas del sistema
educativo, inaugurando un importante periodo de cambios y mejoras.
1.1 Tomando
la batuta de la educación nacional
En
1993, usted fue designado Viceprimer Ministro del Consejo Nacional, a cargo de
la educación. Sin embargo, por 40 de sus 50 años de vida pública, ha estado más
bien involucrado con temas económicos. ¿Cuál fue su reacción al recibir la
responsabilidad de manejar la educación?
Cuando en 1993 se asignaron las responsabilidades en
el Consejo Nacional, el Primer Ministro Li Peng me pidió hacerme cargo de la
educación, además de mi trabajo en los temas de economía y comercio; por
supuesto, me sentí sorprendido y preocupado. Sorprendido porque yo era un
completo extraño en el ámbito de la administración educativa, y preocupado
porque sentía que mis habilidades no estaban a la altura de una responsabilidad
tan enorme, en un área tan fundamental para el destino de China. Había
escuchado de mis colegas la larga lista de problemas espinosos que esta tarea
representaba, y los más avezados en el tema frecuentemente se referían al tema
como ‘querer que el caballo galope sin darle de comer’, en referencia a la
falta crónica de recursos para el ramo. Añádale a esto el hecho de que casi
cualquiera al que se le pregunte se considera un experto en educación, y las
opiniones en referencia a las decisiones que se toman son casi siempre muy
críticas. Algunos colegas incluso mencionaban la educación, junto con la
transformación de las empresas estatales, como los dos problemas más
endiablados que China debía afrontar, y que tomarían generaciones para
resolverse. Había muchos puntos de vista similares en ese momento, y con gran
trepidación, le pedí al Primer Ministro que reconsiderara su decisión. Él me
contestó que cambiarla era en extremo difícil, ya que todos los otros tres
ministros de mi nivel tenían sus tareas asignadas y estaban copados por ellas.
De modo que después de mucha reflexión, le escribí una carta diciendo, “Si en
verdad no hay otra opción para llenar este puesto, haré mi mejor esfuerzo, y
haré lo posible por aprender tanto como pueda en el proceso. Estoy consciente
de las grandes dificultades que existen y del enorme esfuerzo que se necesitará
para resolverlas.” Así pensaba en ese preciso momento, pero una vez que acepté
el puesto, dejé de obsesionarme en las dificultades que se me presentaban y en
mis propias habilidades limitadas, y sólo me concentré en pensar la mejor
manera de afrontar el trabajo.
China tiene una larga tradición de respeto hacia los
maestros y de estimación por la enseñanza: Confucio, el educador por excelencia
y reconocido con el título de ‘Gran Sabio y Maestro’, vivió y enseñó durante el
periodo llamado ‘Primavera y Otoño’ hace ya más de 2,500 años. Cuando yo era
niño asistí a una de las escuelas de estilo extranjero que había en aquel
entonces, pero cuando más tarde –durante las vacaciones de verano y de invierno–
asistía a una escuela tradicional para estudiar los clásicos confucianos,
aprendí uno de los rituales diarios: una reverencia respetuosa ante el memorial
de Confucio. Guan Zhong, un muy ilustrado Primer Ministro de ese periodo, acuñó
la frase, “Si tienes un año, lo más importante es cultivar el grano; si tienes
diez años, lo más importante es cultivar los bosques; si tienes una vida, lo
más importante es cultivar a los hombres.” Ese respeto por los maestros y por
la educación es algo profundamente grabado en las almas de la gente de mi
generación.
Una vez afirmé ser un lego en temas educativos. Pero
al reflexionar sobre esto, más bien precisaría que soy en efecto un lego, pero
uno que da gran importancia a los temas educativos. Aunque nunca fui un
ministro relacionado con la educación, mis décadas de experiencia como
funcionario en otras áreas me llevaron a tener esta firme convicción: que nada
es más importante, ni de lejos, que tener gente competente. Sin gente
competente, nada se puede lograr.
Para ese entonces, era ya un viejo lobo en asuntos de
economía, así que referiré aquí algo de mi experiencia. En 1952 me gradué de la
Universidad de Fudan y me dirigí a la ciudad de Changchun en el noreste, donde
tomé un puesto en lo que sería la Primera Región Automotriz de China. En ese
entonces, nadie en China había construido nunca un automóvil, ni sabían lo que
implicaba la producción en masa de este tipo de producto. Sin embargo, nos tomó
tres años, desde la colocación de la primera piedra en 1953 y hasta 1956, en construir
una de las primeras fábricas modernas del país. No sólo eso, sino que,
partiendo de cero, pusimos en el mapa una ‘ciudad automotriz’ y arrancamos lo
que con el tiempo sería la industria automotriz china. Hubo muchos factores que
contribuyeron a este logro: el involucramiento directo del gobierno central en
el proyecto, el entusiasmo de oficiales y de la población en general por
construir eso que llamábamos la Nueva China, y la asistencia de la URSS, por
nombrar sólo tres. Pero dicho lo anterior, mi convicción es que el factor que
tuvo un impacto más importante fue la importancia dada a la asignación de gente
experta y capaz, y el cuidado que se dio a la capacitación y la asignación de
puestos de trabajo.
Durante la fase de preparación de la planta, el
gobierno central reunió un gran número de administradores e ingenieros
sobresalientes de todo el país, incluyendo especialistas recién regresados de
estudiar en el extranjero, y profesionistas recién graduados: era un grupo de mucho
y diverso talento. A medida que las actividades de construcción física
avanzaban, había en paralelo un programa incesante de capacitación para los
obreros y el personal administrativo: oficiales enviados por diversos
ministerios, e incluso del ejército, eran recibidos y poco a poco convertidos
en expertos en el tema, educándolos en conocimientos y habilidades nuevas. Jóvenes
recién graduados fueron admitidos en el proyecto y animados a actualizarse en sus
conocimientos a toda velocidad, mientras que los obreros reclutados pasaban por
estrictos programas de capacitación. Más de 500 administradores, técnicos y
obreros calificados fueron enviados a estudiar a la URSS, y para compensar por
la insuficiencia de maestros, empleamos expertos rusos para dar capacitación in situ. Incluso alentamos a aquellos
que habían estudiado en el extranjero a tomar el podio, siguiendo el principio
de que todo aquél que sabe un poco más, debe enseñar a los que saben menos. En
horas normales de trabajo, el personal llevaba a cabo las tareas de
construcción, pero casi la totalidad del tiempo libre se dedicaba al estudio.
La planta era virtualmente una ‘fábrica de conocimiento’: el objetivo era
formar expertos tanto como construir autos, y este enfoque permitió no sólo
terminar el proyecto y arrancar la producción en los plazos establecidos en el
plan, sino además enviar a una gran cantidad de personal –ahora calificado– a
otros sitios industriales en el país. Comparando este enfoque con los dislates
de años posteriores, nos podemos dar cuenta de lo importante que es el fomentar
el conocimiento, y el grave daño que pueden ocasionar políticas que hacen a un
lado a los intelectuales y los expertos de cualquier área.
A principios de los 70s comenzamos la construcción de
la Segunda Región Automotriz, cuando la mayoría de las escuelas aún permanecían
cerradas debido a las tragedias de la Revolución Cultural (1966-1976). ¿De
dónde íbamos a sacar a las personas capacitadas que necesitábamos? Para
empezar, obtuvimos el apoyo de la Primera Región y trajimos a cuanto graduado
universitario pudimos encontrar. Además de esto, nosotros mismos abrimos un
‘colegio de obreros’ en colaboración con algunos institutos en la ciudad de
Wuhan, para poder capacitar técnicos y personal administrativo. Como presidente
de este colegio, designé a un graduado de la Universidad de Tsinghua, quien más
tarde llegaría a convertirse en jefe de ingenieros de la región automotriz. La
fábrica se construyó en estas circunstancias adversas.
A finales de los 70s, fui parte de una mesa de
negociaciones que, en colaboración con Alemania, acordó importar tecnología
automotriz a China. La gente de Mercedes-Benz nos dio esta lección de historia:
su planta había sido prácticamente destruida durante los bombardeos de la
Segunda Guerra Mundial, pero en pocos años habían logrado construir una planta
aún mejor, y la principal razón detrás de este logro había sido que los
antiguos empleados habían regresado y participado en la reconstrucción.
Mi vida laboral me enseñó esto: que para poder lograr
ejecutar una política pública en cualquier lugar, hay que depender por entero
en la competencia de la gente involucrada, y saber que sin ellos, aún los más
altos principios y las mejores estrategias quedarán en nada. Como dice un
antiguo proverbio chino, “Los principios más sagrados pueden ser distorsionados
por un mal monje”. Nuestro gobierno se ha esforzado en delinear principios y
políticas públicas adecuados, pero sin gente calificada no podemos
implementarlos, y aún se puede acabar estropeándolos por completo. La llave de
todo éxito está en contar con gente experta y, ¿cómo se desarrolla esta gente? A
través de la educación, por supuesto: por eso no puede ser otra cosa que una
prioridad estratégica. Soy un apasionado de este tema, y por esta razón decidí
dedicarme en cuerpo y alma a la tarea, y tal vez, llegar a ser digno de la alta
responsabilidad que me fue encomendada por mi país.
1.2 Empezando
por lo básico para ser un buen intendente
¿Cómo
fue que arrancó con su puesto de Ministro de Educación?
Lo primero, desde luego, fue ponerme a estudiar.
Recuerdo que durante los primeros meses, tras haber tomado el puesto, en 1993,
organicé por lo menos 20 juntas de todo tipo. También visité muchos tipos de
escuelas, en una especie de ‘tour de reconocimiento’, para poder escuchar las
opiniones en el campo y poder basarme en las circunstancias más actuales.
Escuché, por ejemplo, que había muchos problemas en
las áreas montañosas de la provincia de Yunnan, en el suroeste, de modo que
quise ir a ver esos problemas por mí mismo. El gobernador de aquel entonces, He
Zhiqiang, y algunos otros oficiales, trataron de disuadirme diciéndome que los
caminos eran malísimos y el transporte era casi imposible, pero les contesté
que así fuera en bicicleta o a pie, pero teníamos que ir. Finalmente accedieron
y llegamos a la Primaria Mengkuan, en un distrito llamado Jinghong, cerca de la
región sureña de Xishuang Banna que está poblada mayormente por la etnia Dai.
Era una escuela estilo internado. Los salones de clase que rodeaban el patio
principal estaban en muy malas condiciones por años de descuido, y las camas de
madera en los dormitorios no tenían nada que las cubriera. Perplejo, pregunté a
los maestros por qué no había ropa de cama, a lo que me respondieron que nadie
se quitaba la ropa ni usaba sábanas porque todo el edificio goteaba y cuando
había lluvia, humedecía todo. Los aposentos de los maestros no eran mejores que
estos, y aunque la escuela quería hacer reparaciones, no había dinero con qué
llevarlas a cabo. Les pregunté la cantidad que necesitaban para eso y me
respondieron que el costo estimado era de 450,000 Yuan (USD $55,000).
Ahora que habíamos visto la situación con nuestros
propios ojos, no podíamos alegar ignorancia. Me volví con los oficiales del Ministerio
de Educación, del gobierno provincial y del gobierno local que me acompañaban,
y les dije que, siendo las tres autoridades responsables, cada organismo
debería contribuir con un tercio de la cantidad requerida para las
reparaciones. Realmente me sentí conmovido ante la dedicación de los maestros en
circunstancias tan adversas, y les dije, “Hemos visto las dificultades por las
que pasan y en verdad vemos que son muy pobres, pero su profesión es noble, y
les aseguro que a medida que China progrese económicamente, la profesión será
más admirada y respetada”. Esa fue mi primera experiencia importante como
Ministro de Educación, y dejó una honda huella.
Después de una serie de seminarios, reuniones y otros
viajes de inspección, empecé poco a poco a tener un entendimiento más profundo
–tanto en lo teórico como en lo práctico– de los retos que afrontaba. En ese
momento el gobierno acababa de promulgar el Programa
para la Reforma y Desarrollo de la Educación. Yo había participado en
algunas discusiones durante la fase de redacción del borrador y había expresado
mis opiniones, basadas en lo que entendía en ese entonces, pero ahora como
encargado del ministerio lo entendía más a cabalidad, y me daba cuenta de que
me proporcionaba excelentes guías para facilitar mi planeación en la parte
estratégica.
Cuando Deng Xiaoping asumió el mando de China después
de la Revolución Cultural, se puso inmediatamente a rectificar lo mal hecho y
regresando el país a la normalidad civil, y este proceso benefició grandemente
el sector educativo. En sus Obras
Escogidas hay más de 70 ensayos que discuten este tema, mismos que retomé e
imprimí en forma de libreto para poder estudiarlos con detenimiento. En
particular me emocionó la imagen que escoge al autoproclamarse un ‘intendente’
al servicio de aquellos que trabajan en las ciencias, el desarrollo tecnológico
y la educación, y de inmediato adopté esta imagen para mi trabajo. Si alguien
en su posición estaba dispuesto a llamarse ‘intendente’, ciertamente no tenía
yo excusa para no hacer lo mismo, y convertirme en ‘intendente’ de la
educación.
Para resumir, empecé mi misión investigando y
estudiando. No tenía otra intención que ser un buen intendente, que sirviera en
su puesto de forma eminentemente práctica.
1.3 Salario,
vivienda y capacitación para los maestros
Después
de este periodo de estudio ¿cuáles encontró que eran los problemas más urgentes?
Encontré una larga lista de problemas que clamaban por
ser resueltos, pero lo más urgentes eran, en este orden: salario, vivienda y
capacitación para los maestros. Los tres estaban interrelacionados, e influían
directa o indirectamente en el nivel de vida de los docentes. En esos momentos
el problema más evidente era la falta de estabilidad en la profesión: debido a
los bajos salarios, la gente no deseaba permanecer ahí, o bien se rehusaba
desde un principio a convertirse en maestro. Los salarios de los funcionarios
públicos en general eran muy bajos, pero los de los maestros eran aún menores y
había quejas generalizadas por los ínfimos estándares de las viviendas que les
eran asignadas. Y encima de todo esto, estaba el persistente problema de los
maestros de escuelas comunales, que recibían la paga más baja de todas. Con las
cosas así, ¿cómo se podría pedir estabilidad en la profesión? Un sistema
robusto necesita de sus maestros, pero sin la estabilidad y continuidad
necesarias, la tarea educativa se convierte en una propuesta punto menos que
imposible.
Recuerdo muy bien un problema que tuve que afrontar al
poco tiempo de asumir el puesto, en 1993: el tesoro debía a los maestros de
primaria y secundaria la cantidad de 1,400 millones de Yuan (170 millones de
USD). Esto me hizo sentir una profunda sensación de culpa; sus salarios eran
miserables, y ni siquiera eso les podíamos dar a tiempo. ¿Cómo podíamos pensar
en mantener el sistema en el futuro?
Mala vivienda, bajos salarios, ausencia de fondos… ¿Y
cómo estaban las cosas realmente en el campo? En una visita a la Universidad
Central para Minorías, le pedí al director que me mostrara los peores
dormitorios del campus. Él me aconsejó no ir, porque los caminos eran malos y
estaban encharcados, pero insistí, y al llegar, lo que vi fue un conjunto
miserable de casas improvisadas, con techos cubiertos con papel alquitranado y
sujetados con ladrillos. No había ningún tipo de drenaje, de modo que la lluvia
había formado grandes charcos por todos lados: teníamos que ir caminando entre
piedras que sobresalían entre el lodo. Había sesenta y seis familias viviendo
en este lugar: obreros, conferencistas y profesores asociados. Uno de los
oficiales que me acompañaba me dijo que estas familias incluso eran afortunadas
de tener un techo sobre su cabeza, porque había otras que ni eso tenían. La
vista de tan desdichadas circunstancias fue en extremo perturbador, y al
regresar luego a mi oficina contacté a los departamentos responsables de las
viviendas universitarias para encontrar alternativas para estas 66 familias en
primera instancia.
La escasez generalizada de vivienda para el cuerpo
docente era un problema que afectaba la estabilidad de toda la profesión, y
teníamos que hacer algo para resolverlo sin dilación. Si la educación no puede
sobrevivir sin maestros, y estos necesitan tener resueltas sus necesidades
básicas para poder dedicarse sin angustia a la enseñanza, es vital proveerlos con
esta estabilidad fundamental en sus vidas. Mi trabajo como ‘intendente’ empezó
precisamente haciendo frente a este problema básico.
1.4 Persuadir
a los dirigentes de gastar más en educación, y a los operativos de promover cambios
¿Cómo
fue posible resolver estos problemas aparentemente intratables, y hacer que la
educación avanzara más rápidamente a partir de ahí?
Para empezar, toda la gente involucrada necesitaba
tener una mejor comprensión del problema. Si el problema se entiende de forma
superficial, nada puede hacerse; tanto el gobierno central como los gobiernos
locales deben comprender la importancia estratégica de le educación y asignarle
la debida prioridad. Los ideales se convierten en palabras huecas si lo único
que se hace es asentir de dientes para afuera. ‘Querer que el caballo galope
sin darle de comer’ era una idea igualmente inalcanzable en ese momento, y
desde luego todo aumento en los presupuestos debía venir de los diferentes
niveles de gobierno. Por eso cada vez que hablábamos con oficiales de cualquier
tipo, acerca de la importancia de la educación, la discusión iba acompañada de
la parte económica y de los asuntos particulares de mejorar la infraestructura
y asegurar la paga oportuna de los maestros.
Pero simplemente gastar más sin reformar el sistema
sería un desperdicio de dinero. La gente en las trincheras –directores y
maestros– estaban tan acostumbrados a la escasez que naturalmente pensaban que
el gobierno simplemente debería dar más recursos para acelerar el desarrollo,
pero no es bueno estar siempre a la expectativa de las autoridades para
resolver los problemas. La actitud
correcta es cambiar las cosas y tratar nuevas ideas: ejemplos abundan de
escuelas que implementaron cambios radicales y mejoraron con rapidez,
invirtiendo muy poco dinero extra. Mi manera de trabajar en el día a día
incluía la doble tarea de persuadir a los dirigentes de gastar más, mientras
que alentaba a la gente operativa de promover nuevas formas de hacer las cosas.
En junio 17 de 1994, en la clausura de la Conferencia
Nacional de Educación, hice un llamado para que los diferentes departamentos
relevantes del Consejo Estatal se coordinaran para realizar las tareas que la
reforma educativa propuesta por el Primer Ministro Li Peng demandaba: la
reforma hablaba específicamente de aumentar el gasto en los diferentes niveles
de gobierno para llegar a las metas impuestas por proyectos locales. En mi
discurso dije, “Tenemos un país en vías de desarrollo con casi 1,300 millones
de habitantes. Tenemos una economía atrasada, pero debemos administrar el
sistema educativo más grande del mundo. A como está nuestra situación, nuestros
recursos no van a poder alcanzar los ideales de gasto educativo por un largo
tiempo, de modo que tenemos que partir de esta realidad objetiva y lograr una
mejor eficiencia. No tenemos otra opción más que la reforma profunda del
sistema”. Esto quiere decir, que es cierto que tenemos que aumentar el gasto en
la medida de las posibilidades y enfrentar problemas específicos, pero la mayor
importancia recae en el desarrollo a través del cambio y no de la inversión. La
magnitud de nuestros problemas requería en efecto de un compromiso absoluto
para con el cambio al sistema.
Mi puesto anterior, como Ministro de Relaciones
Económicas y Comercio Internacional, me había enseñado que reformando los
sistemas anquilosados, se pueden obtener beneficios económicos tremendos, y que
sin cambios profundos en los sistemas, no podíamos hacer que China avanzase.
Aunque no estaba familiarizado con el funcionamiento del sistema educativo,
estaba convencido de que esa era una verdad universal y que el cambio con
reflexión da resultados positivos en cualquier ámbito. El cambio, estaba
convencido, era la única salida para nuestra educación; después de todo, fue la
política reformista de Apertura la que abrió el camino a la modernización, y en
ese momento, me sentí afortunado de ser parte de esta causa inaugurada por Deng
Xiaoping, y en este periodo tan importante de transición hacia la renovación
que tanta falta le hacía a nuestro país.
1.5 Reforma: una palabra por la que vivo
Es
interesante que se autoproclame un reformador nato. ¿Podría ahondar en este
tema, acerca de sus experiencias específicas en la educación y su confianza en
los cambios?
Tengo una confianza completa en las reformas, pues me
he involucrado en procesos de cambios estructurales desde que empecé a
trabajar. En 1978, fui parte del equipo responsable de crear la primera Planta
de Vehículos Pesados, también llamada Tercera Región Automotriz. Las autoridades del gobierno central habían
decidido construir esta planta con tecnología extranjera, lo que despertó gran
interés en varios fabricantes internacionales. Durante un periodo de
negociaciones en octubre de ese año, Thomas A. Murphy, el CEO de General
Motors, preguntó, “¿Por qué ustedes hablan solamente de importar tecnología, y
no de crear joint ventures?” Yo
conocía estas dos palabras inglesas, sabía que ‘joint’ significa ‘junto’, y que ‘venture’ implica ‘riesgo’, pero no estaba seguro del significado de
la expresión conjunta. Murphy me explicó que esas dos palabras significaban
‘capital conjunto’, o lo que más tarde llegamos a conocer como ‘joint venture con inversión china y
extranjera’. Aquellos eran los principios de las reformas y la política de
apertura en China, y muchos no estábamos familiarizados con estos conceptos.
Para ilustrar el punto, Murphy sacó su billetera y me pidió sacar la mía
también. Poniéndolas juntas, dijo, “Así, está junto nuestro dinero en una joint venture. Lo invertimos juntos y
compartimos las pérdidas y las ganancias.” Luego, les indicó a sus expertos que
organizaran algunos seminarios para explicarnos este y otros conceptos de
negocios. Los reportes que hicimos de las pláticas que llevamos a cabo con
General Motors, y que enviamos al Ministerio de Tecnologías del Consejo Estatal,
pronto llamaron la atención en Beijing. El viceministro Gu Mu dio instrucciones
de que el reporte se enviara a los niveles más altos del gobierno, y pronto
todos los ministros del gobierno central, incluido Deng Xiaoping, respaldaron
la idea de crear una joint venture con
la empresa. Al final, ese proyecto en particular no fructificó por objeciones
puestas por General Motors, pero nos quedamos agradecidos con ellos por haber
exportado hacia China este concepto.
Más tarde, participé en el grupo que hizo el borrador
de la Ley de Joint Ventures con Capital
Chino y Extranjero, y entre los primeros proyectos que despegaron gracias a
estas nuevas regulaciones se puede mencionar a Elevadores Schindler, Vinos
Dynasty, Shampoo Wella y Automotriz Shanghai-Volkswagen. Este hito marcó el
inicio de la era de las joint ventures
en China.
A finales de 1979 se estableció la Comisión
Administrativa de Inversiones Extranjeras (CAIE), liderada por Gu Mu y Jiang
Zemin. Aprovechando los lineamientos establecidos por Deng Xiaoping para el
desarrollo de zonas económicas especiales (ZEEs), Jiang Zemin organizó una
delegación de reconocimiento para analizar casos de éxito en el extranjero. Al
regresar de esa gira, reportó sus descubrimientos y propuso estrategias que con
el tiempo serían la base para la creación de la ciudad de Shenzhen y tres otras
ZEEs, un paso que fue instrumental para elevar las políticas de reforma chinas
a nuevas alturas.
Al poco tiempo de haber sido creada, fui transferido a
la CAIE, al frente de las relaciones con el Banco Mundial (BM) y los programas
de préstamos internacionales. Por mucho tiempo, China se había jactado de ser
un país libre de deuda externa e interna, y había rechazado establecer
relaciones con el BM y otras entidades financieras internacionales. Desde mucho
antes que China empezara su programa de reformas, países como India y Pakistán
ya habían empezado a recibir grandes cantidades de dinero en préstamos sin
intereses de estas instituciones financieras, las cuales jugaron un papel
importante en sus respectivos programas de desarrollo. El gobierno central
chino, después de un largo proceso de análisis, tomó la acertada decisión de
contactar al BM y establecer relaciones oficiales de cooperación financiera con
varios gobiernos extranjeros. La CAIE tenía el poder de negociar con estas
instituciones, y el primer paquete de acuerdos que firmó con el BM fueron
préstamos sin intereses para el desarrollo de la educación y la agricultura. También
se firmó el primer acuerdo de un préstamo preferencial con el Fondo de
Cooperación Económica Internacional del gobierno japonés, para la construcción
y desarrollo de puertos. Personalmente, fui incluido en dos viajes a Italia
liderados por Zhu Rongji, donde nuestra delegación negoció el primer acuerdo
binacional para el otorgamiento de créditos preferenciales. Desde entonces este
tipo de préstamos han tenido un impacto positivo, jugando un rol importante en
el desarrollo de la educación, la infraestructura y la transformación
tecnológica de las empresas chinas.
A principios de 1982 el Consejo Estatal estableció el
Ministerio de Relaciones y Comercio Internacional, reagrupando en él a varios
secretarías y comisiones preexistentes. En este nuevo ministerio, fui designado
director de administración de inversiones extranjeras. En aquel entonces,
Shenzhen y las otras ZEEs estaban aún en su infancia, pero ya se perfilaban
como ejemplos del potencial de las políticas de apertura económica. Nuestra
sociedad había estado aislada del mundo por tanto tiempo que muchos se negaban
a aceptar la idea de las ZEEs, y algunos llegaban a decir cosas como que “las
ZEEs son ideas completamente capitalistas, lo único no capitalista es la
bandera china puesta sobre ellas.” Desde luego, los que de hecho estábamos
inmersos en el desarrollo de estos proyectos no pensábamos así, pero esto da
una idea de la resistencia que encontrábamos.
En 1983 visité la ZEE de Shenzhen y organicé varias
reuniones para enterarme de cómo progresaba el proyecto. Me admiré al saber
cómo los constructores estaban superando día a día grandes obstáculos y
resistencias tanto humanas como del proceso mismo de construcción, haciendo
esfuerzos heroicos por llevar a buen puerto esta novel idea de absorber capital
extranjero y ponerlo a buen uso, mientras que al mismo tiempo trataban de
promover la ética socialista propia de nuestro sistema de gobierno. En aquellos
años, la construcción de edificios era un asunto interminable: las obras se
alargaban sin saber a ciencia cierta cuándo podrían terminarse, y el
espectáculo de cientos de edificios a medio acabar afeaba el paisaje urbano por
todo el país. Pero en Shenzhen, estas obras dejadas a medias no se veían: aquí
la construcción avanzaba a una compulsiva ‘velocidad de Shenzhen’. Sentí que la
gente a cargo de este proyecto estaba poniendo en su trabajo un fervor
equiparable a los famosos ‘156 proyectos’ que sentaron en décadas anteriores
las bases de la primera industrialización de la Nueva China. Inspirado por lo
que vi, escribí un reporte que envié al gobierno central ese mismo día. El
reporte despertó interés en a capital y de inmediato despacharon un equipo de
la Oficina Central de Investigación de Políticas Públicas para recolectar más
información relativa al potencial de las ZEEs.
En abril de 1984 el Consejo Estatal resolvió, con la
información recabada el año anterior, abrir nada menos que 14 ZEEs adicionales
en ciudades costeras, incluyendo la ciudad de Tianjin, donde se me había
designado como vicealcalde. Ahí, trabajé bajo la batuta del alcalde Li Ruihuan
para establecer la Zona de Desarrollo Tecnológico y Económico de Tianjin, donde
parte de mi trabajo era reformar la autoridad portuaria y ponerla directamente
bajo la dirección del gobierno local, un cambio que rápidamente se vio
reflejado en menos contenedores apilados y barcos detenidos por culpa de la
lenta burocracia central. Con este sencillo paso se pudo acelerar la construcción
de la infraestructura en el puerto y se tomó nota para el desarrollo de los
puertos en otras partes del país.
A finales de 1986 regresé al Ministerio de Relaciones
y Comercio Internacional (MRCI), a cargo de la reforma de procesos para el
comercio. En ese momento, el ministerio tenía 14 diferentes corporaciones que
monopolizaban todo el comercio internacional, y este cártel monopólico
desalentaba toda iniciativa y competencia. Viendo esto, para 1988 decidimos
cortar las relaciones entre la oficina central y sus subsidiarias y
gradualmente descentralizar la autoridad para iniciar relaciones comerciales
con otros países. Luego fuimos aún más lejos, cortando las relaciones de la
oficina central con nuestro ministerio, y poniéndola bajo la tutela directa del
Ministerio de Finanzas.
Se nos ocurrió también que los institutos de
investigación podían ayudarnos en el desarrollo de políticas públicas, y tomar
peso como actores importantes. Estos institutos no solamente contribuían con
ideas, sino que muchos de sus maestros habían trabajado en el extranjero,
estaban familiarizados con sus prácticas y hablaban varios idiomas. Hice una
propuesta en este sentido a la Comisión de Ciencia y Tecnología (CCT), que fue
apoyada por el ministro Song Jian. En poco tiempo organizamos una reunión
masiva, donde anunciamos que otorgaríamos nada menos que a 100 institutos de
investigación, la autoridad para realizar actividades de comercio
internacional.
Algunos altos oficiales tenían muchas reservas acerca
de estas medidas, pero al final fueron los hechos los que hablaron. Los cambios
quitaron muchas de las restricciones existentes para el comercio internacional,
dando aliento a la iniciativa privada por todo China, y permitiendo que muchas
oficinas que antes estaban bajo el control del MRCI florecieran por sus propios
esfuerzos. Con perspectiva, estas acciones parecen obvias y sencillas, pero en
aquel tiempo había una gran reticencia para aceptarlas.
La idea de reformar procesos se grabó en mi mente por
décadas de experiencia práctica. Sin reformas, no hubiese habido apertura, ni
desarrollo acelerado, ni prosperidad, y ciertamente no tendríamos lo que hoy
tenemos. Pero el lograr reformas y llevarlas a cabo es un proceso arduo y de
gran calado: significa romper moldes de pensamiento, deshacer sistemas
administrativos obsoletos e intereses velados, reconciliar conflictos entre lo
particular y lo general, y entre consideraciones urgentes y de largo plazo.
Pero aún con todas estas dificultades, no hay más camino que reformar. Por
supuesto, durante el proceso hay que hacer ajustes para balancear cambios,
estabilidad y desarrollo. Por más de 20 años he trabajado en distintas reformas
estructurales, pensando en que podrían contribuir a una China más abierta y
mejor. El pensamiento reformista se ha hecho parte de mi actuar profesional, de
modo que cuando finalmente fui puesto a cargo de la educación, naturalmente
pensé en la reforma del sistema como la manera de mejorarlo.
1.6 Rejuveneciendo
el país: Ciencia y Educación
Al
asumir el puesto ¿cómo hizo para que a la educación se le diera el más alto estatus
de prioridad, y cómo empezó la implementación del slogan de ‘Renovación por la
Ciencia’?
Lo primero era lograr que todo el país en su conjunto
pusiera un alto valor en la educación, y que todos los altos oficiales
aceptaran la idea de su importancia como motor de la renovación del país. Como
ya dijimos, en 1993 se promulgó el Programa
para la Reforma y Desarrollo de la Educación, que subrayaba la importancia
de la educación como fundamento de la modernización. En junio de 1994, durante
la Segunda Conferencia Nacional de Educación, el gobierno central formuló las Propuestas para la Implementación del
Programa de Reforma Educativa, y en mayo de 1995 se anunció que esta
estrategia se adoptaría como eje toral de la renovación. Esta serie de
políticas públicas fue básica para poner a la educación en primer plano y
promover su mejora.
En la misma Segunda Conferencia Nacional, se llevaron
a cabo sesiones de trabajo para los líderes regionales y líderes de
departamentos, para estudiar las bases de las políticas públicas, recordándoles
la idea de Deng Xiaoping de que “un líder que descuida la educación no tiene
visión ni madurez, y no es apto para estar a cargo del proceso de
modernización. Debemos promover la educación por todo medio posible, aunque
esto signifique ir más lento en otras áreas. No importa qué tan pobres seamos,
tenemos que tener recursos para educar.” Durante las conferencias también se
hacía hincapié en la famosa imagen de Deng, de convertirnos en ‘intendentes’
del país. En su discurso, Jiang Zemin apuntó que “es crucial que nuestro
desarrollo económico se base en el avance de la ciencia y la tecnología, y en
una mano de obra educada y calificada. Es crucial que la educación sea la base
del elevamiento cultural, científico y del carácter de nuestra nación.” En mi
propia intervención, propuse que, en vez de organizar eventos para hablar de lo
acontecido en la reunión, los delegados debían primero analizar y cambiar sus
propias formas de trabajar. Que los delegados debían primero pensar cómo poner
a trabajar en sus localidades estas ideas que habían recién escuchado, y
entonces decidir las primeras líneas de acción con sus colegas. Les dije que
esto era mejor que la forma tradicional, de simplemente llegar a sus pueblos y
discutir de lo discutido.
Lo primero que me puse a hacer fue tomar el Programa para la Reforma, y poner a todo
mundo a estudiarlo, y a pensar en medidas específicas que se pudieran
implementar. Consciente de la importancia de los medios, llamé a conferencias
de prensa para hablar del sentido del Programa, de su importancia y de las
acciones a tomar para llevarlo a la práctica. Estas conferencias tenían como
objeto lograr el apoyo y la colaboración activa de la prensa.
Tras la promulgación de la Ley de Educación de 1995, me puse a escribirle a los líderes
provinciales y de las municipalidades, urgiéndolos a que cada quien escribiera
un artículo en periódicos locales para dar a conocer sus propias opiniones de
la Ley y sus propuestas para implementar acciones concretas. En la misma carta,
les pedí que hablaran con los oficiales de las ciudades, prefecturas y
distritos bajo su responsabilidad, para que también tomaran la iniciativa de
publicitar estas ideas y sus posibles aplicaciones. En poco tiempo, treinta y
nueve líderes regionales escribieron artículos, que fueron luego recogidos y
publicados en el volumen Fundamentos para
la Renovación Nacional, un libro que se distribuyó a nivel nacional. Yo
personalmente escribí el prefacio del libro, y convencí a los principales
medios – la Agencia de Noticias Xinhua, el Diario del Pueblo, y China Central
Television (CCTV) – de entrevistar a los autores.
El uso de la ciencia y la educación como base de la
renovación de un país es realmente una política de trascendencia. A medida que
más y más oficiales locales empezaron a comprender y aceptar su importancia, y
a hacer sus propias sugerencias de implementación, las cosas empezaron a tomar
velocidad en muchos lugares. A principios de los 90s, cuando la Provincia de
Cantón actuó en base a la propuesta de Deng Xiaoping de acelerar el paso y
alcanzar a los ‘Cuatro Tigres Asiáticos’ (Hong Kong, Singapur, Taiwán y Corea
del Sur), le sugerí al entonces gobernador Xie Fei que comenzara con la
capacitación de profesionales altamente calificados. Primero que nada, le dije,
hay que saber el número exacto de estudiantes en primaria, secundaria,
preparatoria y universidad, y el número de alumnos cursando maestrías,
doctorados y estudios postdoctorales. ¿Cuál era la proporción de cada uno de ellos
respecto a la población, cómo estaban desempeñándose en las evaluaciones y cómo
se comparaban con los resultados de los estudiantes de los ‘Cuatro
Tigres’? Una vez sabiendo esto, ¿cuáles
eran las acciones a tomar para que nuestros alumnos alcanzaran el desempeño de
sus contrapartes, tanto en términos de número como de resultados? Un sistema
desarrollado, que forme talentos, es la condición esencial sin la cual el
pretender alcanzar a los otros países no tiene sentido alguno. Cantón ha hecho
esfuerzos tremendos en los últimos diez años para elevar la inversión en todos
los niveles de la educación, y este acto ha sido fundamental en su desarrollo
sin precedentes, que ha creado una economía realmente robusta. Las provincias
de Shanghai, Zhejiang y Jiangsu han seguido sus pasos, con resultados
igualmente impresionantes.
1.7 Construcción
de un marco legal para la Educación
Siempre
subraya la importancia del papel de la ley en el campo educativo, y realmente
se ha avanzado en la última década, con un cuerpo coherente de leyes y
reglamentos. ¿Podría comentar acerca del desarrollo de estas leyes?
La estrategia de renovación necesita desde luego de
políticas públicas coherentes y un marco legal que las soporte. Gracias a los
esfuerzos de los últimos 20 años y de la última década en particular, el marco
legal educativo fue desarrollado y cristalizado. Esto incluye el Reglamento de Grados Académicos de 1980,
la Ley de Educación Obligatoria de
1986, la Ley de los Maestros de 1993,
la Ley General de Educación de 1995,
la Ley de Educación Vocacional de
1996, la Ley de Educación Superior de
1998, la Ley de la Lengua Común de
2000, y la Ley de Promoción de la
Educación Privada de 2002.
Además de estas leyes, también se promulgaron una
docena de reglamentaciones relacionadas, como las Regulaciones y Procesos para la Eliminación del Analfabetismo, el Reglamento para Preescolar, los Reglamentos para la Educación de Gente con
Discapacidades, el Reglamento para la
Evaluación de Maestros, el Reglamento
para Escuelas Comunales, y el Reglamento
para Escuelas de Cooperación China y Extranjera.
El Ministerio de Educación ha promulgado alrededor de
200 reglamentos para departamentos para casi todos los aspectos de la
educación, y hay además alrededor de 150 reglamentos locales, de modo que todos
los campos tienen sus propias leyes que los respaldan. Este cambio fundamental
en el ámbito educativo es crucial para implementar las ideas generales de desarrollo.
Ahora que tenemos una legislación sólida con la cual
trabajar, debemos asegurarnos de que tales leyes son seguidas y aplicadas, y de
que aquéllos que las rompan son sancionados sin demora. Con frecuencia escucho
a la gente decir que las leyes relacionadas con la educación son ‘suaves’. Pero
para mí, el que las leyes sean ‘suaves’ o ‘duras’ no lo determina la ley misma,
sino qué tan bien son aplicadas. Si no se respetan, serán ‘suaves’, sin
importar qué tan ‘duros’ parezcan sus términos. Las leyes juegan un papel
importantísimo en nuestro trabajo. Por ejemplo: la Ley de Educación Obligatoria provee principios bastante generales,
pero gracias a la aplicación y reglamentación que de ella han hecho los
gobiernos locales, hemos podido llegar al objetivo que nos propusimos de
aplicación prácticamente universal. Al ir ajustando y afinando el sistema
legal, podemos enfocarnos más en la concientización y en la supervisión de cómo
es aplicado.
El publicitar toda esta información también es vital. En
los últimos diez años nos hemos concentrado en tres aspectos: primero, cada vez
que se ha promulgado una ley, esta ha sido acompañada de campañas de
concientización masiva, dirigidas tanto a funcionarios como al público en
general, como fue el caso de la Ley
General de Educación, que contó con una campaña en gran escala para crear
conciencia pública de sus alcances.
Segundo, hemos conminado tanto a administradores como
directores de todo tipo de escuelas, a estudiar las leyes que son promulgadas,
de modo que las entiendan y tomen la iniciativa para llevarlas a la práctica.
Este tipo de ‘educación legal’ nos ha ayudado mucho en el proceso de
capacitación y evaluación de administradores, directores y maestros, concientizándolos
y por lo tanto haciendo que se apeguen a los principios y reglas de tales
leyes.
En tercer lugar, hemos dado a los estudiantes mismos, información
sobre el sistema legal que los ampara. El material didáctico se ha actualizado
para incluir datos relevantes, acorde al nivel de primaria, secundaria y
preparatoria. De esta manera, las clases de educación cívica incluyen ahora
ética, política y leyes. Al inaugurarse el siglo XXI, el Ministerio de
Educación revisó la experiencia de los anteriores tres Planes Quinquenales de
Desarrollo (1986-1990, 1991-1995, 1996-2000), para incorporar el conocimiento
de las leyes como punto principal en el siguiente Plan (2001-2005). Los
Ministerios de Educación y de Justicia, en colaboración con otros dos
departamentos, publicaron las Propuestas
para Mejorar la Educación Legal en los Estudiantes. Esto es parte de un
esfuerzo general para mantener a los oficiales, maestros, alumnos y el público
en general, mejor informados acerca del marco legal educativo, y para darles
mejores nociones de las leyes en general.
La aplicación y supervisión de las leyes y el proceso
legal son fundamentales para hacer que este marco legal funcione. En años
recientes, el Parlamento del Congreso Nacional, y el Comité de Educación,
Ciencia, Cultura y Salud Pública han llevado a cabo seis revisiones de la
aplicación de la Ley de Educación
Obligatoria, la Ley General de
Educación, la Ley de los Maestros
y de la Ley de Educación Vocacional.
El Consejo Estatal ha llevado a cabo revisiones semejantes en varias
provincias, regiones autónomas y municipalidades, y los departamentos estatales
han organizado viajes de inspección para evaluar la implementación de los Dos
Pilares de la Reforma (9 años obligatorios, y erradicación del analfabetismo en
los jóvenes), así como de las prácticas de cobro de colegiaturas, salarios de
maestros y otros asuntos de interés público. Los congresos locales, como parte
de sus funciones de supervisión, también han hecho su trabajo de presionar a sus
gobiernos para que implementen las leyes.
En este tema de las reformas, debemos ser vigilantes
en la aplicación de las leyes, adhiriéndonos a su espíritu y a la orientación
de beneficio social de nuestro sistema. No podemos nunca dejar de mejorar en
cada escuela, en todo nivel, y en los sistemas de evaluaciones, certificaciones
y grados académicos, además del sistema administrativo en general y en la idea
de educación como estrategia. Las entidades que forman parte del sistema
educativo deben regularse para garantizar el acceso generalizado de los alumnos
y el nivel de vida de los maestros. Para que todo esto sea posible, necesitamos
un ambiente legal favorable y que dé certezas a todas las partes.
Aún nos falta mucho para reforzar nuestro sistema
legal. La educación está ahora en una nueva fase de desarrollo, y las leyes
deben ajustarse para reflejarlo. Las leyes generales y de obligatoriedad de la
educación, deben ser revisadas para que se compaginen con las reformas que se
han hecho en el sistema tributario en áreas rurales.
Desafortunadamente, no es raro ver que en algunos
lugares las leyes no son aplicadas y que quienes las violan escapan a la
justicia. Es por esto que aún debemos trabajar extensivamente en el
mejoramiento de nuestro aparato legal para elevar los estándares del proceso y
disminuir la evasión de responsabilidades, y para esto la prioridad de las
leyes y su aplicación en el campo educativo deben mantenerse en lo más alto de
la agenda nacional. Sólo así podemos realmente esperar que la educación y la
ciencia permeen la sociedad y cumplan el objetivo que les hemos fijado.
1.8 Rescatar
la tradición y actualizarse en base a la modernidad
En
cualquier lugar, siempre es necesario continuar con lo que funciona además de
desarrollar nuevas ideas. ¿Cuáles son sus comentarios respecto a estas dos
caras del progreso desde la fundación de la R.P. China?
Cierto, he podido ver el proceso de crecimiento del
sistema educativo desde la fundación (1949). El periodo durante el cual este
proceso sufrió daños severos fue durante la Revolución Cultural (1966-1976),
pero fuera de esto, ha sido tremendamente exitoso, y debo decir que es algo
sorprendente ya que organizar un sistema educativo de tales dimensiones no es
poca cosa, y en especial para un país que empezó en una situación tan pobre
como China.
En un discurso que di el 8 de mayo de 1993 en el
Ministerio de Educación, mencioné que “nuestro sistema ha recibido el
reconocimiento del público por los logros que ha hecho desde 1985, y hemos
elevado el nivel educativo gracias a los esfuerzos conjuntos del gobierno
central, los gobiernos locales y el personal docente de todo el país. Nuestro
trabajo ahora pasa a un nuevo nivel, que es mejorar sobre estas primeras bases.”
Debemos reconocer el trabajo duro y los buenos resultados del pasado, pero
además hay que aprovechar esos logros y afrontar problemas que en esas
circunstancias anteriores permanecían siendo insolubles. Además, hay que encontrar
solución a nuevos problemas que han surgido de las nuevas situaciones, en
específico las creadas por nuestra nueva economía mixta. Esta es la
responsabilidad que nos asigna nuestro gobierno, y es lo que el público espera
de nosotros.
Este ‘tomar las bases y edificar sobre ellas’ fue un
pensamiento que se desarrolló en mi mente mientras trabajaba en el ámbito del
comercio internacional, y no fue diferente al tratarse de educación. Al
analizar los resultados que habíamos tenido en el pasado, en particular la
reorganización de las universidades con el sistema soviético en los 50s, vi que
los logros habían sido enormes. Sin embargo, ahora había la necesidad de
reformar completamente ese sistema, que ya no podía funcionar. No debemos dejar de lado los éxitos de
entonces, porque fueron ganados con mucho esfuerzo y en las circunstancias que
prevalecían en esos momentos, y argumentar sobre esto tiene poco sentido.
Algunos pensaban: si los éxitos fueron tantos, ¿para qué tanta reforma? Pero
nuestro sistema se halla en un periodo de transición, de la economía
centralmente planeada, hacia una ‘economía mixta’, que incluye elementos
socialistas y de mercado, de modo que todas las partes de la sociedad deben
cambiar y adaptarse a la nueva realidad, y esto es especialmente cierto para la
educación. La vieja economía y la vieja tecnología no pueden llevar el paso de
las nuevas realidades, y la razón de ser de la reforma de la educación es el
preparar a nuestra gente para afrontar las exigencias de un mundo nuevo.
1.9 De
Responsabilidad a Devoción
¿Qué
piensa de haber sido designado Ministro de Educación para un segundo periodo a
partir de 1998?
Cuando empezó mi segundo periodo, el Primer Ministro
Zhu Rongji me consultó acerca de la asignación de responsabilidades en el
Consejo Estatal. Le contesté que me gustaría continuar con mi labor en
educación, pero siendo un ministro de alto nivel, estaba de acuerdo en aceptar
un rol en otras áreas. De modo que me asignó además tareas de supervisión en
Ciencia y Tecnología, Cultura y Salud Pública, Medios y Publicaciones, y
Asuntos de Personas de la Tercera Edad. Como dije, en 1993 cuando Li Peng me
ofreció estar al frente de Educación por primera vez, me sentí muy preocupado,
pero para 1998 quería continuar ahí. ¿A qué se debió este cambio?
En primera instancia, mis cinco años al frente del
ministerio me habían abierto los ojos a la importancia de la educación en toda
su magnitud, tanto en la teoría como en la práctica. Había llegado a sentirme
cómodo en el campo de la educación y más importante aún, había llegado a
consensos con mis colegas en varios asuntos vitales para el ramo. Me gustaba
trabajar con ellos. En otras palabras, había llegado a tener lazos sentimentales
con mi trabajo. Creo –y siempre lo repito– que para poder hacer algo de valor
hay que ser un apasionado de lo que se hace.
Además de esto, al llegar a los albores del siglo XXI,
veía que empezábamos a tener bases sólidas para nuestra causa, habiendo
cumplido con muchos de nuestros objetivos fijados. Y finalmente, Zhu Rongji
había propuesto que la nueva misión del gobierno debía ser enfocarse de lleno
en la tarea de renovación. Como yo era aún miembro del Consejo Estatal,
naturalmente quería mantener continuidad en mi trabajo y ver que lo que había
empezado avanzara lo más posible.
Durante los diez años en el puesto he desarrollado un
profundo lazo de afecto con el trabajo educativo. Toda mi vida gravitaba
alrededor de él: no sólo mi agenda de trabajo diaria, sino mis escritos y mis
estudios, los seminarios que organizaba, los viajes que hacía. Visité
incontables jardines de niños, primarias y secundarias, universidades y
escuelas vocacionales, conocí a cientos de maestros. Ahora estoy retirado pero
las memorias siguen frescas, porque mi amor por la educación las mantiene ahí.
Y es esta una de las principales razones por las que ahora estoy haciendo estas
entrevistas.
Excelente material que deja ver la importancia de la planeacion a largo plazo en una de las areas fundamentales para sostener el desarrollo de un pais.
ResponderEliminarParodiando a mi presidente, como anillo al dedo tu artículo
ResponderEliminar