Entre mis conocidos cercanos en México tengo familiares y amigos, ex-maestros
y exalumnos, colegas, gente conocida por casualidad, y el lechero.
Entre mis conocidos cercanos ha habido, hay y (espero) seguirá habiendo
priístas, panistas y perredistas.
Ninguno de ellos tiene deficiencias mentales.
Ninguno de ellos me ha retirado (aún) la palabra por lo que pienso o
deje de pensar. Y pienso cosas bastante escandalosas.
Algunos siempre han votado por el mismo partido, otros han cambiado,
otros han cambiado y luego regresado, otros han dejado de votar… pero Ninguno
ha cambiado su carácter esencial por esas cosas.
Ninguno es la encarnación del Mal en este mundo, curiosamente. Ninguno
es tampoco Gandhi, pero qué le vamos a hacer.
Y estoy seguro, pero MUY seguro, de que NINGUNO, NI UNO SOLO DE ELLOS
quiere destruir a México. Puedo poner las manos en el fuego por todos ellos en
este tema, y apuesto a que también por un montón de gente que no conozco y que
ni remotamente piensa como yo.
* * *
Dicen que en el imperio romano había la costumbre de que cada
nacionalidad subyugada debía de vestir con cierta ropa distintiva. Así hablaban
dos cónsules de tal situación:
- Estoy harto de esos distintivos: rojo para los sirios, verde para los
etíopes, celeste para los galos… me confunden y me aburren esas divisiones. ¡Hagamos
que todos vistan la misma ropa!
- Eso no lo podemos hacer jamás.
- ¿Por qué no?
- Porque se darían cuenta de que son muchos, y nosotros muy pocos.
Aquí va de nuevo un post que, a juzgar por lo que he estado leyendo en
foros últimamente, me parece que viene más y más al caso.
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