Si usted quiere comprar mucho mejor
utilice este servicio por favor, 5-6-8-8-7-22.
utilice este servicio por favor, 5-6-8-8-7-22.
Si usted pensó en el texto anterior acompañado de una melodía que
seguramente va a tener metida en la cabeza por el resto del día (sorry!) eso
significa una sola cosa: que es usted mexicano y que tiene más de 40. Para el
resto de los lectores: ese era un anuncio tremendamente popular que el Instituto Nacional del Consumidor sacó en televisión en 1982.
Ha habido una gran cantidad de estudios científicos recientes que nos
dicen el porqué de nuestras preferencias musicales, y de cómo la música que
escuchamos por primera vez se queda muy fuertemente grabada en la memoria y
asociada con las emociones que experimentamos en ese entonces. De ahí el porqué
de la nostalgia (o el terror, pero mejor digamos nostalgia) cuando escuchamos
canciones más cercanas a la infancia. Esto es más cierto entre más jóvenes
somos, lo que da como resultado que nuestros gustos musicales se van fijando, y
cambian cada vez menos con la edad.
La música es como una droga que va directo al cerebro y lo estimula de
muchas formas diferentes: con ciertos tipos de música podemos potenciar la agresión,
la tristeza y la empatía. Y aunque no lo crea, aunque el Heavy Metal causa en
el cerebro las mismas reacciones que la agresión, el escucha se queda más
tranquilo después de escucharlo.
Una de las cosas que más placer le causa al cerebro al oír música, es
que al hacerlo —si la música es sencilla— puede predecir cómo sigue la canción,
y al ver que la predicción es correcta, el cerebro se "recompensa" con
dopamina que es su generador natural de placer. Quién diría.
Un cerebro contento (Via Wikipedia) |
Pero bueno, dejando de lado toda la cosa científica y sicológica, si
usted es de Monterrey y cuarentón, seguramente puede recitar esta lista de
sabores, cantándolos:
“Naranja, piña, durazno, uva, mandarina, fresa, toronja, ponche, raíz,
manzana, limón… y lima-limón.”
Y para que esta sesión sea un aquelarre total de dopamina como si se la
inyectara directamente a la yugular, aquí va una lista de frases de comerciales
de los 70s y 80s que seguramente recordará sin tener que ver los videos:
“Si necesita un servicio bancario… venga a ver a Serfín”
“Mariscal, la camisa natural”
“Estaban los tomatitos muy contentitos
cuando llegó el verdugo a hacerlos jugo…”
cuando llegó el verdugo a hacerlos jugo…”
“Yo soy la planta de Jumex”
“Llora y llora y mueve sus manitas, sólo se contenta llevándola a
pasear…”
“A Duvalín no lo cambio por nada”
“Brisa… la primera cerveza ligera.”
¿Qué tal, pasó la prueba, se acordó de todas sin ver los videos? ¿Se le
pusieron los ojos llorosos? ¿Qué le parece si lo hacemos más difícil y le pongo
solamente las frases? De todas formas seguramente va a poder recordar la
mayoría (¡sorry, lectores de menos de 30!):
“La cosa es sencilla, consulte… la Sección
Amarilla”
“Soy de naranja soy Mirinda…”
“Mira, es Fabiola, la muñeca que camina por sí sola…”
“Pianosaurio, pianosaurio, clarinete y
saxofón,
la guitarra, la trompeta, y también el melodeón…”
la guitarra, la trompeta, y también el melodeón…”
“Es el Patomóvil, cuac-cuac-cuac”
“Me late late late con Chocolate,
de corazón entero es el manicero,
los ojos se te van con Capitán
y mira qué borolote si un Tecolote quieres probar.”
de corazón entero es el manicero,
los ojos se te van con Capitán
y mira qué borolote si un Tecolote quieres probar.”
La música es realmente poderosa: nos puede llevar a muchos lugares,
manipular emociones… e incluso es tan exacta que se puede predecir si una
canción cumple con los requisitos para ser un pop hit o no. Y con su permiso, me voy a
escuchar un poco de Judas Priest y recordar lo maravillosamente ridículo que es
tener 13 años: